Un día como hoy en 2001, San Juan Pablo II se
enteraba que un grupo de terroristas musulmanes había estrellado dos aviones
contra el World Trade Center de Nueva York en Estados Unidos.
El entonces director de la Sala de Prensa del
Vaticano, Joaquín Navarro-Valls, fue quien informó al Santo Padre que se
encontraba en Castel Gandolfo, la residencia de verano de los Pontífices.
En una entrevista concedida al periódico
Vatican Insider en el
año 2011, Navarro-Valls expresó el Papa peregrino “estaba
profundamente sacudido, entristecido. Recuerdo que se preguntaba cómo pudo
suceder un ataque tan malvado. Su consternación ante las imágenes iba más
allá del dolor”.
“Se quedó durante un momento al frente de la
televisión. Después se retiró a la capilla, que estaba a unos pasos de la
habitación donde estaba la televisión, y se quedó allí rezando por mucho tiempo”, contó.
Navarro-Valls comentó que San Juan Pablo II quiso comunicarse con el
entonces presidente de Estados Unidos, George Bush, para expresarle “su apoyo, su dolor, sus oraciones. Pero por razones de
seguridad estaba volando en el avión presidencial. Entonces el
Papa decidió enviar un telegrama”.
Al día siguiente, en la Audiencia General del 12 de septiembre, el Santo
Padre dijo: “Ante acontecimientos de un horror tan incalificable no podemos
menos de quedar profundamente turbados. Me uno a cuantos en estas horas han
expresado su indignada condena, reafirmando con vigor que los caminos de la violencia nunca llevan a verdaderas soluciones de los problemas de la
humanidad”.
“Ayer fue un día tenebroso en la historia de
la humanidad, una terrible afrenta contra la dignidad del hombre. Desde que
recibí la noticia, seguí con intensa participación el desarrollo de la
situación, elevando al Señor mi apremiante oración ¿Cómo pueden verificarse
episodios de una crueldad tan salvaje?”, cuestionó.
“El corazón del hombre es un abismo del que brotan
a veces planes de inaudita atrocidad, capaces de destruir en unos instantes la
vida serena y laboriosa de un pueblo. Pero la fe sale a nuestro encuentro en
estos momentos en los que todo comentario parece inadecuado”, reflexionó.
“La palabra de Cristo es la única que puede dar una
respuesta a los interrogantes que se agitan en nuestro espíritu. Aun cuando
parecen dominar las tinieblas, el creyente sabe que el mal y la muerte no
tienen la última palabra. Aquí se funda la esperanza cristiana; aquí se
alimenta, en este momento, nuestra confianza apoyada en la oración”, dijo San Juan Pablo II.
El Pontífice también expresó su cercanía espiritual a los familiares de
las víctimas y manifestó que la Misa de esa mañana se ofreció por el
alma de todos los que fallecieron en
la tragedia.
LOS ATENTADOS
El 11 de septiembre de 2001 el grupo terrorista Al Qaeda secuestró dos
aviones comerciales en Estados Unidos. Dos de ellos se estrellaron contra la
Torres Gemelas en el World Trade Center provocando la completa destrucción de
estos edificios.
Los terroristas secuestraron otros dos aviones, uno de los cuales
impactó en una de las paredes del Pentágono en Virginia y el otro ese estrelló
en campo abierto.
En los atentados fallecieron unas tres mil personas y otras seis mil
resultaron heridas.
El lugar donde estaban las Torres Gemelas fue rebautizado como Zona Cero
o Ground Zero. El Papa Benedicto XVI lo visitó en abril de 2008, para rezar por
las víctimas de estos trágicos sucesos.
El 25 de septiembre de 2015 el Papa
Francisco también fue al memorial durante su visita apostólica a
Estados Unidos.
“Este es un lugar donde lloramos, lloramos el dolor
que genera sentir la impotencia frente a la injusticia, frente al fratricidio,
frente a la incapacidad de solucionar nuestras diferencias dialogando”, manifestó en su discurso.
“Este lugar de muerte se transforma también en un
lugar de vida, de vidas salvadas, un canto que nos lleva a afirmar que la vida
siempre está destinada a triunfar sobre los profetas de la destrucción, sobre
la muerte, que el bien siempre despertará sobre el mal, que la reconciliación y
la unidad vencerá sobre el odio y la división”, agregó el
Santo Padre.
Traducido y adaptado por María Ximena Rondón.
Publicado originalmente en CNA.
Redacción ACI
Prensa
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