4 acciones necesarias para la sanación emocional de un
corazón roto, no será rápida, pero promoverá sanación en tu alma.
Recientemente
tuve el almuerzo con un buen amigo que está pasando por tiempos muy difíciles.
Está en medio de un doloroso divorcio. Está muy confundido, sus finanzas están
destrozadas, su mundo está al revés y tiene el corazón roto.
Está
luchando con una mezcla de emociones que incluyen arrepentimiento, tristeza,
ira, confusión, miedo y frustración. Me hizo una pregunta sencilla pero
profunda: ¿Qué voy a
hacer ahora?
Esa es
una pregunta muy buena, ¿no? Es una pregunta
que todos nos preguntaremos en diferentes momentos, y cómo elegimos responder
en estos momentos clave puede, en última instancia, determinar la dirección de
nuestras vidas.
Le dije a
mi amigo que el proceso de curación de un corazón roto es en realidad similar al proceso de curación de un brazo
roto.
Cuando mi
hijo se rompió el brazo, fueron necesarios cuatro pasos clave para la curación
física, y cuatro acciones muy similares también son necesarias para la sanación emocional de un corazón roto.
Cuando el
brazo de mi hijo se rompió, el primer paso fue acomodar el hueso. Significa
realinear el hueso a su posición apropiada para que sane adecuadamente.
Después,
el brazo tuvo que ser envuelto en un yeso duro para sostenerlo en su lugar y
protegerlo de daños adicionales.
En tercer
lugar, mi hijo tuvo que abandonar temporalmente diversas libertades y
restringir sus movimientos para evitar
más lesiones. Y, finalmente, tuvo que descansar para que su cuerpo
tuviera la fuerza y la resistencia para promover la curación.
1.- UBICATE EN LA POSICIÓN CORRECTA.
Con un
brazo roto, establecer el hueso en su lugares el primer paso. Esto se hizo de
la mano de la confianza en el médico. Con un corazón roto, nuestro primer paso
es confiar en las manos del médico mayor: Dios.
Significa
admitir que no podemos traer la curación completa por nuestra cuenta y,
afortunadamente, no tenemos que hacerlo.
Jesús
está listo para “acomodarnos” si confiamos
en él. Permite que Su Palabra guíe
tu plan de sanación y Su fuerza para ayudarte a cumplirla.
“… Y todos los que lo tocaron fueron sanados” (Mateo 14,36)
El estrés
viene de querer hacer todo por tu cuenta. La paz viene de poner todo en manos
de Dios.
2.- PON UN YESO: PROTEGE TU CORAZÓN
El yeso
era duro. Proporcionaba una capa de protección contra cualquier cosa o
cualquier persona que pudiera causar más daño.
Cuando tu
corazón está roto, no puedes poner un yeso real, pero necesitas poner capas de protección alrededor de tu corazón.
No
quieres que tu corazón se vuelva duro, pero quieres que esté protegido. Esto lo logras rodeándote de personas
que te alentarán y orarán por ti, y alejándote de personas que intencionalmente
te causarían un daño adicional. Aquí dejo una frase para reflexionar: “No es nuestro trabajo arreglar a las personas. Nuestro trabajo es
amarlas incluso si están rotas”.
3.- LIMITA TEMPORALMENTE TUS MOVIMIENTOS.
Cuando le
dijeron a mi hijo que no podía luchar, jugar a la pelota o mojar el brazo hasta
que le quitaran el yeso, pensó que estaba siendo castigado. Le expliqué que no
era un castigo, sino una
protección.
Cuando
estás experimentado un corazón roto, también debes restringir temporalmente sus
movimientos y renunciar a algunas libertades para proteger la herida y promover
la curación.
Si
intentas saltar de nuevo a todas las cosas que hacías antes, nunca sanará correctamente. Elimina
todos los elementos no esenciales de tu vida y concéntrate en aquellas
actividades y personas que están promoviendo activamente la curación. Todo el
mundo y todo lo demás puede esperar.
Gracias a
Jesús, todo nuestro dolor es temporal, y toda nuestra alegría es eterna.
4.- DESCANSAR.
No sólo
necesitas restringir tus movimientos, también necesitas períodos de descanso completo. No trates de
averiguar el futuro. No trates de arreglar todo lo que te ha roto.
No dejes
que la preocupación eche raíces en tu corazón. Debes darte permiso para
descansar. Avanza un día a la vez.
La
sanación no será rápida, pero la desaceleración promoverá la sanación en tu alma, te
ayudará a reenfocarte en lo que más importa y te acercará a Dios en el proceso.
No te
apresures. Descansa. La sanación no hace en un microondas, se hace en una olla
de barro.
No
pierdas la esperanza. ¡Sé que
conseguirás salir de esto!
Por Dave Willis
Fuente: PildorasdeFe.net
Fuente: PildorasdeFe.net
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