VATICANO, 02 Ago. 16 / 09:13 pm (ACI/EWTN Noticias).- “La secularización del mundo moderno es fuerte”,
advirtió el Papa Francisco durante el encuentro que sostuvo con los obispos de
Polonia el 27 de julio en el marco de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ)
Cracovia 2016, pero señaló que existe también otro peligro en la sociedad de
hoy: el de la “espiritualidad gnóstica”.
En el diálogo publicado este 2 de agosto por la Santa Sede, el Arzobispo
de Lodz, Mons. Marek Jedraszewski, dijo que al parecer los cristianos de Europa
poco a poco son una minoría en la cultura contemporánea ateo-liberal, y que en
Polonia hay “una lucha enorme entre la fe en Dios” y un “pensamiento y estilos de vida
como si Dios no existiese”.
“Es verdad
–respondió el Papa–, la descristianización, la
secularización del mundo moderno es fuerte. Es muy fuerte. Pero cualquiera
dice: Sí, es fuerte pero se ven fenómenos de religiosidad, como si el sentido
religioso se despertase. Y esto puede ser también un peligro”.
“Creo que nosotros, en este mundo así secularizado,
tenemos también otro peligro, el de la espiritualidad gnóstica: esta
secularización nos da la posibilidad de hacer crecer una vida espiritual un
poco gnóstica”.
En ese sentido, recordó que esa “fue la
primera herejía de la Iglesia:
el apóstol Juan arremete contra los gnósticos –y cómo, ¡con qué fuerza!– donde
hay una espiritualidad subjetiva, sin Cristo. El problema más grave para mí de
esta secularización es la descristianización: quitar a Cristo, quitar al Hijo.
Yo rezo, siento…y nada más. Esto es agnosticismo. Encontrar a Dios sin Cristo:
un Dios sin Cristo, un pueblo sin Iglesia”.
Francisco recordó a los obispos polacos que “la
Iglesia es la Madre, aquella que te da la vida, es Cristo el Hermano mayor, el
Hijo del Padre”. Sin embargo, la descristianización ocasionada por el
gnosticismo de hoy lleva a “una Iglesia huérfana”,
a “un pueblo huérfano y debemos hacer oír esto a
nuestro pueblo”, señaló.
Para esto el Papa indicó que es necesaria “la
práctica del Evangelio, pues es donde está la enseñanza del Señor, que es la
cercanía”.
“Hoy nosotros, servidores del Señor, obispos,
sacerdotes, consagrados, laicos convencidos, debemos ser cercanos al pueblo de
Dios”, porque “sin
cercanía hay solo palabra sin carne”.
“Pensemos –a mí me
gusta pensar esto– en los dos pilares del
Evangelio. ¿Cuáles son los dos pilares del Evangelio? Las bienaventuranzas, y
después Mateo 25, el ‘protocolo’ con el cual todos seremos juzgados. Las cosas
concretas. Cercanía. Tocar. Las obras de misericordia, sean corporales y
espirituales”, expresó.
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