No importa lo que pienses en
la actualidad acerca de Dios, ni que tan amigo eres de Él. Él realmente tiene
un fuerte deseo de bendecirte. Es por eso que cuando alguien te dice ´que Dios
te bendiga´ está deseando lo mejor para ti.
La bendición invoca el apoyo
activo de Dios para el bienestar de la persona, implica salud, provisión y
felicidad, poder y capacidad de perseverancia, en la persona que la recibe.
Pero el gran caudal de
bendiciones, los milagros increíbles a cada paso, llegan cuando te conviertes
en lo que Dios quiso desde el inicio que fueras.
El
Génesis narra que Dios, al completar cada día de la creación, la bendijo (Cf. Gen 1-2).
Cuando Noé salió del Arca, recibió la bendición de Dios (Cf. Gen 9,1). En el
tiempo de los patriarcas, la cabeza de cada tribu y familia bendecía. Dios
ordenaba a los sacerdotes a bendecir al pueblo (Num 6, 23-26). Jesucristo y los
Apóstoles bendecían, por lo que la práctica pasó a la Iglesia como el mayor de
los sacramentales.
En
cada bendición de Dios narrada en la Biblia, siempre hay una unción especial,
un impacto de poder sobrenatural.
Así las bendiciones de Dios: Hicieron
posibles las cosas imposibles. Dieron poder, directrices y habilidad
“sobrenatural” para vivir de acuerdo con la voluntad de Dios. Dieron autoridad
espiritual a la humanidad, etc.
AQUÍ ESTÁN 7 MANERAS EN QUE
DIOS BENDICE A SUS HIJOS TODOS LOS DÍAS
1) Dios quiere que ayudarte a
ver las cosas desde la perspectiva del cielo
Como seres humanos, tendemos a ver las cosas desde
la perspectiva de la tierra en lugar de la perspectiva del cielo. Después de
todo, este es el lugar donde vivimos ahora. Es todo lo que sabemos. Pero Dios no está limitado por nada, porque nada
es imposible para Él.
Así que cuando
sientes que la presión en tu vida te está aplastando y falla la esperanza, mira
hacia arriba. Recuerda que Él dejó el cielo para rescatarnos. Y pídele
al Señor respirar el aire fresco de la visión espiritual y una visión saludable
para tu ser. Esto puede hacer toda la diferencia en el mundo.
2) Dios quiere darte gozo en
servir a los demás
Nadie
quiere servir a los demás si su corazón está lleno de deseos egoístas. Y por
naturaleza, tendemos a esa dirección en nuestro corazón.
Pero
Dios cambia ese enfoque cuando viene a nuestra vida. Él no sólo hace
que sea una delicia para nosotros adorarlo y servirlo a Él, sino que también se
convierte en una alegría servir a los demás.
Es el opuesto a la forma en que muchas personas
viven, pero es mucho más satisfactorio.
3) Dios quiere darte la paz en
cualquier situación
Aunque Dios no promete a sus hijos una vida fácil
en la tierra, Él promete ser nuestra
fuente de paz en cualquier situación.
En otras palabras, Jesús nunca dijo que los cristianos deben llevar la cruz de la ansiedad,
el miedo o la preocupación.
Esas cosas no son parte del plan de Dios para tu
familia, incluso cuando Él permite que sus hijos pasen por el sufrimiento y la
persecución.
4) Dios quiere darte ánimo en
estos momentos
Dios nunca desalienta a sus hijos, nunca. Y Dios nunca quiere que sus hijos sean
agobiados bajo el peso del desánimo.
Dios quiere levantarte el ánimo en estos momentos. Él puede llenarte de esperanza y Él puede
alejar los sentimientos terribles de fatalidad y desaliento.
El hecho de saber lo mucho que Dios quiere eso para tí, puede ser un gran paso en la
dirección de un verdadero estímulo.
5) Dios quiere llenarte del
reconocimiento de su amor por tí
Si tu no sabes en lo profundo de tu corazón lo
mucho que Dios te ama, la vida puede ser bastante deprimente. Pero cuando abrazas la verdad de que Dios envió a
su único Hijo para salvarte de tus pecados, las cosas adquieren una nueva
perspectiva.
Entender
que Dios está contigo y no contra tí es un gran logro. Y a medida que
tu corazón se llene de la apreciación de la bondad de Dios para tí, el
resultado es un flujo constante de paz y alegría dentro de tu alma.
6) Dios quiere enseñarte cómo
llevar todo pensamiento y obediencia a Cristo
Hasta que no aprendamos cómo manejar nuestros
pensamientos, seremos arrastrados por cada pequeña cosa que nos distrae o nos
tienta. Sólo cuando aprendemos a
controlar nuestros pensamientos es que comenzamos a experimentar la paz que
Dios nos quiere dar a cada momento.
Y aunque todavía habrá contratiempos en el área del
“manejo de los pensamientos”, la vida
es mucho más agradable cuando nuestros pensamientos están en línea con la
bondad de Dios y la voluntad de Dios para nuestras vidas.
7) Dios quiere llevarte a su
casa del cielo un día
Dios
te quiere en el cielo tanto, que envió a su único Hijo a morir en la
cruz para que pudieras ser salvado.
Tu
vida en la tierra tiene muchos retos, pero el cielo será perfecto. Permite que
esta gloriosa verdad llene tu alma: Dios quiere pasar la eternidad contigo. Los
que confían en Jesús para la salvación son los que conocen la bendición final
de Dios.
Así que ¿te gustaría tener a Dios bendiciendo tu
vida hoy y para siempre?
Si es así, puedes
ir al Padre a través del Hijo ahora mismo y comenzar a recibir estas 7
bendiciones de inmediato. Ve por ellas. Se alegrará cuando lo hagas.
PERO EL GRAN CAUDAL DE
BENDICIONES LLEGA CUNDO TE CONVIERTES EN LO QUE DIOS QUISO PARA TI
Cuando vas a tu misión. Cuando vas a lo que
realmente eres, cuando llegas a ser
realmente lo mejor que puedes ser, muchos milagros después ocurren.
Disciplina. Entrega. Cuando estás desprovisto de
ego, cuando estás puro, como María era pura, cuando te encuentras con la humildad; entonces, la vida misma se
convierte en un milagro: todas las buenas cosas.
Pero primero tenemos que disolver la pretensión, la excusa, el fingimiento.
¿Cómo podemos ser “lo que Dios
nos creó para ser” si estamos viviendo (u ocultándonos) detrás de una fachada?
Echa un vistazo en el espejo espiritual y asegúrate de que estás delante (no detrás de
él).
Cuando vuelvas a lo real tuyo, auténticamente te
sentirás más cómodo, como con un zapato viejo.
Cuando
te quitas la máscara, cuando estás actuando en la forma en que debes
actuar, sin nada que ocultar y trabajar en lo que te fue asignado hacer; las bendiciones están allí para pedirlas.
¡En
abundancia!
Muchas
veces ni siquiera tenemos que pedir por ellas.
Mira todo el Antiguo Testamento: cuando estaban en un mandado para Dios, se
duplicaban sus gracias (véase David; véase Moisés; mira cómo la
Santísima Madre estaba “llena de gracia”). Ellos estaban tomando medidas en la
dirección correcta.
Recibir
la gracia es recibir lo que necesitamos para la gozosa realización de nuestro propósito.
Dios honra la fe con bendiciones. Lo que es bueno se vuelve mejor.
Las falsas bendiciones
colapsan. Cuando deseamos a otros la mejor – incluyendo a aquellos que nos
causan problemas – queremos para nosotros mismos lo mejor también.
Muchos
escriben o hablan de la religión sin practicar el espíritu de la misma. Tu puedes
reconocer esto por el sentido de lo secular, por la mundanidad, por la aridez
concomitante. Por el más orgulloso.
Cuando
estás haciendo lo que Dios quiere y actúas como Dios quiere que actúes – y amas
– puedes sentir su caricia. Es como una “llama de algodón”. Estamos protegidos
en él.
Por lo general, cuando hay un obstáculo, es creado o está conectado de alguna manera a la
intrusión del “yo”, que busca su propia gracia y atrae al enemigo.
Tu
misión es siempre desinteresada, natural, la Voluntad de Dios; busca su
voluntad (no la del mundo), se tan bueno como puedes, ejerce la sinceridad a
cada paso, y se te guiará a tu verdadero propósito en la vida, sin siquiera
darte cuenta.
Si
hay un “bloqueo”, puede ser el enemigo, sí, pero también puede ser porque has
decidido mal sobre cuál debe ser tu misión. Sólo los humildes pueden entregarse totalmente.
Cuando estamos llenos de nosotros mismos somos nuestros peores enemigos.
Si Dios te “pone a dormir”, si
hay aridez, es como un cirujano que anestesia a un paciente con el fin de
trabajar libremente.
No
te desanimes cuando Dios queda en silencio.
Somos
bendecidos cuando estamos sirviendo a los demás. Somos bendecidos cuando deseamos en los otros lo
mejor, y de nuevo, entre los que nos causan problemas.
Somos
bendecidos cuando resolvemos hacer lo contrario de lo que hemos hecho mal.
Caminar en la entrega y la fe como lo hizo María, completa
tu tarea.
Se
moldeable – flexible – en la Presencia de Dios, ya sea que lo sientas a él o
no.
¿CÓMO ESCUCHAR LA VOZ DE DIOS
QUE QUIERE BENDECIRTE?
Muchos
cristianos se sienten frustrados por el tema de escuchar la voz de Dios, creen que no
están aptos para sentir la voz de Dios para guiarlos hacia las bendiciones.
Después de
caminar un tiempo con el Señor comprenderás, que Él es la voz suave y apacible que habla
dentro de tu espíritu y quiere hablar contigo y guiarte hacia las
bendiciones, incluso lo quiere más que tú.
Pero se necesita un poco de práctica. Por
‘práctica’ quiero decir entrar en el hábito de preguntar y escuchar, ser
consciente de su presencia en ti. Estés donde estés presta oído al Espíritu
Santo. Pregunta: “Señor, ¿qué voy a hacer en esta situación?”
Comienza
a practicarlo con pequeñas cosas, como encontrar algo que has extraviado o
preguntar qué camino tomar mientras estás buscando una dirección en la calle, y
pronto vas a ser bueno en distinguir su voz y establecerás un canal firme para
que te lleguen las bendiciones más fluidamente.
¿Cómo se puedes aprender a reconocer la voz de Dios
cuando estás tomando decisiones? Mira a
tu interior, al Espíritu Santo de Dios dentro de ti. El Espíritu Santo
es ‘la guía en el interior’.
Nuestro objetivo al tomar
decisiones deben ser reconocer y seguir la voz del Espíritu Santo. Juan 10:27
dice: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen”. ¡Nunca
olvides esto! Él te conoce, y oye tu voz, y porque lo hace, puedes seguir su
dirección.
Luego
hay que escuchar. Con esto quiero decir parar y pasar tiempo en la presencia de
Dios
leyendo su Palabra y en oración, de modo que seas libre de hablar a su corazón
y dócil a su conducción. Muchas veces estamos tan envueltos en nuestras
ocupadas vidas que no damos a Dios un lugar para hablar con nosotros.
El Espíritu Santo es un caballero. Él no va a forzarte o incluso interrumpir tu
vida cotidiana a menos que le des permiso.
¿Y
cómo se saber que es Dios el que me habla? No es un tema menor, porque yo he conocido a
muchos cristianos que afirman que Dios les dijo hacer algo, pero el resultado
final de su decisión resulta realmente malo.
¿Cómo entonces saber cuándo es la voz de Dios que
nos está guiando? La manera de estar seguro de que estás escuchando la voz del
Espíritu Santo, la voz de Dios, es pasar
tiempo aprendiendo a reconocerla.
¿Cómo llegaste a reconocer la voz de tu padre o
madre, tu pareja o tus hijos? Pasaste tiempo con ellos. Si nunca hubieras
estado con ellos, no reconocerías sus voces. Es lo mismo con el reconocimiento
de la voz de Dios. Debes familiarizarte
con su voz pasando tiempo con él.
La
voz de Dios no es audible, pero es el ‘testigo interior’ o tu ser
interior, que te dará la inspiración del Espíritu de Dios en tu propio
espíritu, (Ef. 3:16).
Si escuchas cuidadosamente en
oración, tú comienzas a experimentar una paz que aleja la inquietud o el miedo,
aun en situaciones que dan para tener miedo, como por ejemplo las que han
sufrido los mártires. Esa paz es como una sensación aterciopelada en tu
espíritu y mientras que el malestar es como una sensación de áspera.
Debes
dejarte llevar por el testimonio interior, en las cosas grandes y en las
pequeñas,
preguntando “¿Espíritu Santo, para donde debo ir? ¿Qué debo hacer aquí?”
Y
luego escucharas la respuesta, quizás no inmediatamente, y no por una voz
audible,
sino mediante una ‘pequeña voz’ en tu interior, en tu espíritu (1 Rey. 19:
12-13), como su soplo, que te lleva al lugar o posición correcto.
Foros de la
Virgen María
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