"Al ver lo
bien que Jesús había contestado a los saduceos, uno de los maestros de la ley,
que les había oído discutir, se acercó a él y le preguntó:
– ¿Cuál es el
primero de todos los mandamientos?
Jesús le contestó:
– El primer
mandamiento de todos es: ‘Oye, Israel, el Señor nuestro Dios es el único Señor.
Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y
con todas tus fuerzas.’ Y el segundo es: ‘Ama a tu prójimo como a ti mismo.’
Ningún mandamiento es más importante que estos.
El maestro de la
ley dijo:
– Muy bien,
Maestro. Es verdad lo que dices: Dios es uno solo y no hay otro fuera de él. Y
amar a Dios con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todas las
fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, vale más que todos los holocaustos
y que todos los sacrificios que se queman en el altar.
Al ver Jesús que el
maestro de la ley había contestado con buen sentido, le dijo:
– No estás lejos
del reino de Dios.
Y ya nadie se
atrevió a hacerle más preguntas."
Algunos autores espirituales
señalan, que el cristianismo no es una religión. Lo que si es cierto, es que lo
que Jesús nos predicó, difiere de todas las religiones. A partir de
Constantino, cuando los cristianos se libraron de las persecuciones e incluso
pasó a ser religión oficial, empezó la jerarquización, la división entre clero
y pueblo a la imitación de las religiones que existían en aquel tiempo. Jesús
habla de que el primero se ha de hacer el último. Que lo importante no son las
normas, si no el amor, el servicio. Amar a Dios a través del prójimo. Nuestra
vida espiritual, nuestra oración, siempre ha de llevarnos a salir de nosotros
mismos e ir al encuentro de los demás. Así se concretan esos dos amores, que son
un sólo Amor.
Enviat per Joan Josep Tamburini
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