El 23 de mayo de 2016 se
celebraron elecciones en Austria resultando triunfador el progresista Alexander
Van der Bellen, quien obtuvo el 50,3 por ciento de los votos frente al 49,7 de
Norbert Hofer, conservador.
Gran parte de la campaña giró
en torno a la inmigración musulmana; fue un punto claramente separador de
aguas. Mientras Hofner consideraba que era una ‘invasión’, el ganador Van der
Bellen la consideraba buena, por su posición multiculturalista.
De esta forma
los austríacos han decidido no elegir a un líder comprometido a
detener la invasión musulmana migrante, no asegurar las fronteras ni la cultura de
Austria, y por lo tanto de Europa.
Sin embargo los
austriacos tienen una gloriosa historia de combate contra los invasores
musulmanes.
La
primera vez que Austria defendió la civilización occidental fue el 11 de
septiembre de 1683, cuando una fuerza de coalición que incluía a la
monarquía de los Habsburgo, la Mancomunidad de Polonia-Lituania bajo Jan III
Sobieski, y el Santo Imperio Romano, levantó el sitio musulmán de Viena y
comenzó el paulatino retroceso del potente ejército musulmán liderado por los
turcos otomanos.
Viena
había sido vista por los turcos musulmanes como la clave para el control de
Europa
porque era el cruce de numerosas rutas comerciales. Esa parte de Europa había
sido objeto de ataques musulmanes vigorosos durante siglos.
Los musulmanes, bajo el mando del Gran Visir
Merzifonlu Kara Mustafa Pasha, comenzaron el sitio de Viena el 14 de julio de
1683. Las tropas defensoras eran
superadas en número de 10 a 1: 15.000 defensores frente a 150.000 atacantes
musulmanes.
Las
fuerzas musulmanas cortaron Viena por completo, y el hambre y la fatiga recorrían a los soldados
y los ciudadanos. Y aunque los musulmanes lograron romper las paredes
exteriores, eran incapaces de tomar la ciudad.
El
alivio llegó con la llegada del Rey de Polonia Jan III Sobieski quien dirigió
la mayor carga de caballería en la historia: 20.000 jinetes polacos, alemanes y
austriacos.
Sobieski
mismo dirigió la carga con 3.000 húsares polacos. Ellos mataron a 15.000 musulmanes ese día. Al
cabo de tres horas la caballería hizo la carga final, la batalla había
terminado.
Después, Sobieski parafraseó a
Julio César: “Vine, vi, y Dios conquistó”, queriendo señalar que se
trataba de la Europa Católica que había venció al Islam.
Hasta hace pocos días, era el punto culminante de
la invasión musulmana de Europa.
La
batalla de Viena se considera que ha sido una gran victoria del catolicismo
sobre el Islam.
Los aspectos católicos de la batalla de Viena
abundan. El alivio a la ciudad por Jan III Sobieski se produjo debido a una alianza – mediada por el Papa Inocencio
XI – entre el Imperio Romano y el Reino de Polonia, que también estaba
bajo el ataque de los musulmanes.
Cuando el ejército musulmán
avanzó contra Viena, el Papa ordenó que fuera recitado el rosario en todas las
casas religiosas e iglesias de Roma. Los católicos en toda Europa ofrecían las
mismas oraciones.
Devociones
especiales a Nuestra Señora Auxilio de los Cristianos eran
desarrolladas en la iglesia de los Capuchinos en Viena; una imagen colgante se
convirtió en el símbolo de la victoria cristiana sobre los turcos.
La
victoria sobre los musulmanes llegó el 12 de mayo, la fiesta del Santo Nombre
de María, una fiesta extendida por el Papa a la Iglesia Universal como celebración
de la victoria en Viena.
Sobieski
comenzó su marcha forzada desde Polonia a Viena desde el santuario de la Virgen
de Czestochowa en la Fiesta de la Asunción (cuando los católicos creen que María fue subida
corporalmente al cielo), 15 de agosto de 1683, con el fin de llegar a Viena un
mes más tarde.
Nuestra
Señora de Czestochowa se convirtió en un símbolo importante para los polacos y para el Papa
polaco Juan Pablo II en la victoria del comunismo soviético en el siglo XX.
Cuando los húsares polacos bajo Sobieski cargaron
sobre los musulmanes en ese día
cantaron uno de los himnos más antiguos del mundo, la Bogurodzica (Madre de
Dios).
En estas elecciones de
Austria, el obispo católico
de Salzburgo había dicho que los austriacos tenían la obligación de votar
por el FPÖ de Hofner, precisamente para poner orden en el tema migratorio.
Esto creó alarma en los burócratas de la Unión
Europea. El Presidente de la Comisión
de la Unión Europea, Jean-Claude Juncker, declaró: “No habrá debate ni
diálogo con la extrema derecha”.
Esto plantea el dilema si la Europa secular tiene la voluntad de detener la nueva
invasión musulmana. Un catolicismo muy motivado la detuvo una vez en las
puertas de Viena.
Pero hoy en
Europa no estamos ante un catolicismo muy motivado ni Europa sigue siendo
católica; marcha hacia la dominación por los musulmanes.
Foros de la Virgen María
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