"Uno de los doce discípulos,
el llamado Judas Iscariote, fue a ver a los jefes de los sacerdotes y les
preguntó:
– ¿Cuánto me daréis, si os entrego
a Jesús?
Ellos señalaron el precio: treinta
monedas de plata. A partir de entonces, Judas empezó a buscar una ocasión
oportuna para entregarles a Jesús.
El primer día de la fiesta en que
se comía el pan sin levadura, los discípulos se acercaron a Jesús y le
preguntaron:
– ¿Dónde quieres que te preparemos
la cena de Pascua?
Él les contestó:
– Id a la ciudad, a casa de Fulano,
y decidle: ‘El Maestro dice: Mi hora está cerca, y voy a tu casa a celebrar
la Pascua con mis discípulos.’
Los discípulos hicieron como Jesús
les había mandado y prepararon la cena de Pascua.
Al llegar la noche, Jesús se había
sentado a la mesa con los doce discípulos; y mientras cenaban les dijo:
– Os aseguro que uno de vosotros me
va a traicionar.
Ellos, llenos de tristeza,
comenzaron a preguntarle uno tras otro:
– Señor, ¿acaso soy yo?
Jesús les contestó:
– Uno que moja el pan en el mismo
plato que yo, va a traicionarme. El Hijo del hombre ha de recorrer el camino
que dicen las Escrituras, pero ¡ay de aquel que le traiciona! ¡Más le valdría
no haber nacido!
Entonces Judas, el que le estaba
traicionando, le preguntó:
– Maestro, ¿acaso soy yo?
–Tú lo has dicho – contestó Jesús.
Judas vende a Jesús por treinta monedas. Jesús
anuncia la traición. Todos preguntan: ¿soy yo? Esta pregunta debemos hacerla
todos, porque todos, en un momento u otro, podemos vender a Jesús. El dinero,
el poder, los privilegios, pueden hacer que lo traicionemos.
Pero hay otra forma de vender a Jesús: abandonar
al pobre. Europa, la "cristiana" Europa, acaba de vender a Jesús
rechazando a los exiliados de Siria, Afganistán...Todas las palabras y deseos
de acogida que se anunciaron, han quedado en dar dinero a Turquía para que no
pasen a Europa. Aunque esto vaya en contra de todos los tratados
internacionales. Jesús es rechazado, vendido, abandonado en la persona de los
refugiados. Y habrá quien justificará el cierre de fronteras apelando a los
atentados de París o de Bruselas. Olvidamos que sus ciudades son bombardeadas
cada día. Que en sus ciudades hay atentados cada día. A nosotros sólo nos
interesa nuestro bienestar, nuestra seguridad...Pagamos treinta monedas,
vendemos a Jesús, para quedarnos tranquilos.
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Enviat per Joan Josep Tamburini
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