lunes, 28 de marzo de 2016

HALLAZGOS EN LA SÁBANA SANTA DE TURÍN MUESTRAN QUE ERA UNA MORTAJA FUNERARIA JUDÍA…


En estos tiempos de Pascua surge el valor especial de la Sábana Santa y la discusión si fue una mortaja judía o una creación medieval.

Los investigadores resaltan que fue una mortaja funeraria judía y por tanto debe ser analizada en términos de las costumbres funerarias judías.

La primera cosa que hacían los judíos era cerrarle los ojos y la mandíbula al difunto y ponerle la cabeza en una posición reclinada sobre el pecho, que es lo que en realidad tiene el muerto en la Sábana Santa.

Si el fallecido no había muerto en forma violenta se lo lavaba con agua, pero no es el caso del hombre de la Sabana de Turín, al cual se le mantuvo la sangre.

Luego el cadáver era ungido con aceites y perfumes. En la Sábana de Turín hay rastros de aloe y mirra, y en el evangelio de Juan (19:13) dice que Nicodemo llevó a la tumba una gran cantidad de estos productos.

La Sabana de Turín envolvía el cuerpo sin ningún nudo o unión, símbolo de lo no efímero.

No se sabe si envolvieron con vendas a Jesús aunque hay un pasaje de Juan (11:44) que lo menciona, pero probablemente no haya habido nada interpuesto entre la mayor parte del cuerpo y la tela de la mortaja, según la impresión de la Sábana.

La cubierta o sea la tela que envolvía el cadáver, tenía que ser pura. Lo más típico era una gran tela de lino blanco.

La Sabana de Turín es una gran extensión de lino tejida con una trama de espina de pez que no era común pero existía en el medio oriente en esa época.

Y seguramente tejida en círculos judíos porque respetaba no mezclar el lino con la lana, debido a prohibiciones bíblicas. La pureza estaba relacionada con el honor a los difuntos.

El hilo con que estaba hecha la tela de la Sábana Santa era del tipo de torsión en Z mientras que en Palestina lo común era la torsión en S. Por eso se hipotetiza que el hilo podría ser de origen Indio, o sea importado.

El hombre de la sábana Santa aparece con sus manos sobre la ingle, la mano izquierda sobre la mano derecha.

Tradiciones rabínicas que surgieron tiempo más tarde predicaban lo contrario: la mano derecha sobre la izquierda. La mano derecha para pedir misericordia y la mano izquierda para pedir justicia.

La hipótesis es que quién enterró al fallecido no consideraba que necesitara misericordia. Y en el caso de Jesús se justifica más porque Jesús era la misma misericordia.

Respecto a la tumba que se menciona en la Biblia, se nota que donde se enterró a Jesús era una tumba de clase alta, porque eran lugares excavados en la roca y cerrada la entrada con una piedra.

Estas tumbas eran una habitación que tenía en la parte central una especie de cama de piedra para la preparación del cadáver y luego era colocado en un nicho en la pared; había varios nichos excavados para varios miembros de la familia.

El funeral y el entierro se realizaban en el mismo día de la muerte y antes de la puesta del sol; no era lícito dejar pasar una noche sin enterrar el cuerpo.

Tres días después los familiares volvían a verificar el cuerpo para evitar muertes aparentes y terminar con el entierro, eso fue lo que hicieron las mujeres que fueron a ver la tumba y la encontraron vacía.

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