La Santa Túnica de Argenteuil,
la reliquia que tiene las mayores credenciales de haber sido la túnica que
Jesús haya usado en toda su vida y que le fue despojada por sus flageladores,
será expuesta por 19º vez en la historia entre el 25 de marzo y el 10 de Abril
de 2016, con motivo del Año de la Misericordia y de los 150 años de la
Basílica.
Qué mejor momento que éste de
hacer una historia de la Túnica y presentar las investigaciones que la sitúan
como una firme candidata a ser la vera túnica inconsútil (que carece de
costuras), que le tejió la Santísima Virgen y que iba creciendo junto con
Jesús.
LA TUNICA QUE USÓ JESUS
DURANTE SU VIDA EN LA TIERRA
Hablar
de la túnica de Jesús es recordarlo a Él como lo hemos visto en las estampas, luego en las
películas, y así lo tenemos grabado en el corazón y en la mente.
Jesús vestía túnica, como todos los israelitas de
su época, aunque muchos solamente llevaban una corta. Él no, la suya era hasta
el suelo. Lo sagrado debía quedar
velado a la vista de los hombres. `
Fue recién en la Pasión, cuando lo despojaron de
sus vestiduras, donde el crimen llegó hasta el culmen, hasta la profanación total del Templo Santo que era
el Cuerpo de Jesús.
Las Escrituras hablan poco de la túnica de Jesús.
El versículo 18 del Salmo 22,
que profetiza los sufrimientos de Jesús, dice:
“se repartieron mis vestiduras y sobre mi túnica echaron suertes”,
Esta es una frase que recuerdan los evangelistas
Juan y Mateo, al relatar la muerte de Jesús.
No figuran, pues, en la Biblia, otras menciones a
dicha túnica.
Pero la Tradición Apostólica ha recordado como una verdad no escrita,
pero no por ello menos verdad, que la Túnica de Jesús, le fue tejida por su
Madre a los doce años y que milagrosamente,
esa túnica sin costuras (“inconsútil”), una obra maestra de amor y de talento,
fue creciendo con Jesús.
Es evidente que todo objeto que haya tocado el Cuerpo Sagrado tiene que haber sido
milagroso. Quedan restos de los clavos, de las espinas de la Corona y se
relatan hechos prodigiosos, curaciones milagrosas obradas por los mismos.
La túnica de Jesús era milagrosa. La hemorroísa la tocó y quedó sanada.
Estudiando este hecho y frente al relato evangélico
de que “Jesús, apretujado por la gente, se da vuelta y pregunta “¿quién
me tocó?”, San Agustín comenta: Ella toca, la muchedumbre oprime
“¿qué
significa ‘tocó’ sino ‘creyó‘? “
Y nuevamente en este pasaje, se ve el Milagro como
respuesta a la Fe.
Lo
extraño del caso es que esa túnica milagrosa, retuvo su poder
cuando los soldados la tocaron. Ninguno cayó de espaldas, nadie salió quemado o
convertido. Nuevamente, el secreto quedaba velado.
La túnica vacía, despojada del Cuerpo Santo que
contenía, quedaba así en manos de hombres crueles, que sin quererlo y
paradójicamente, le daban a ella, al no querer dividirla, el homenaje que habían negado a Su Dueño.
En efecto, se habían repartido las otras
vestiduras, el manto, las sandalias, pero
la túnica quedó entera, como un símbolo de la integridad de Aquel que la
vestía.
Pero, ya que estamos hablando de algo material, que
no se fue con Jesús, podemos
preguntarnos dónde está, qué fue de ella, quién la tiene, tal como
sabemos que en Turín se encuentra la Sábana Santa, que es auténtica, según le
dijo Jesús a María Valtorta.
EL LARGO PERIPLO DE LA TÚNICA
DE JESÚS
Hace
unos años, si preguntábamos dónde estaría la túnica de Jesús, la respuesta era,
en Tréveris, Alemania. Toda la cristiandad creía lo mismo, y de allí los
millones de peregrinos que viajaban para verla.
Pero
últimamente, en lo que va del Tercer Milenio, otra posibilidad ha cobrado
fuerza
y reclamado el derecho de ser nombrada como la auténtica Túnica que llevó Jesús
desde su adolescencia, la que creció con Él, la que lo acompañó en su
Ministerio y en Su larga y Dolorosa Pasión.
Esa
es la túnica guardada en Argenteuil, Francia, la que ha pasado todas las
pruebas y tiene más probabilidades de ser la auténtica, la sorteada por los
soldados romanos.
Según
la leyenda, la túnica fue encontrada en el siglo IV por Santa Elena, madre del
emperador Constantino, quien la llevó a Constantinopla, donde se mantuvo hasta
el siglo VIII.
En el año 800, la emperatriz
Irene de Bizancio ofreció como prenda de boda la Santa Túnica a Carlomagno en su coronación como emperador de Occidente. La boda nunca se realizó,
pero Carlomagno sí aceptó el regio presente, que regaló finalmente al convento de Argenteuil, cuando su hija
Theocrade, monja en dicho convento, se convirtió en abadesa del mismo.
En el año 850 los normandos saquearon el pueblo de
Argenteuil, incluyendo la basílica de San Dennis, pero antes de la llegada de
los invasores, la túnica había sido
ocultada en una pared. Cuando la abadía fue reconstruida en el año 1003, se
restauró la reliquia, siendo venerada hasta el siglo XVI, en que fue
parcialmente quemada por los hugonotes en 1567.
LO QUE NO PUDIERON EL ODIO Y
LA AMBICIÓN, LO PUDO EL MIEDO
Durante la Revolución Francesa, al ser destruido el
monasterio benedictino de Saint Dennis, la
reliquia fue entregada a la iglesia parroquial para su custodia. El
relato es el siguiente:
“El 10 de noviembre de 1793, la Convención decretó
nuevas leyes contra la Iglesia y todo lo vinculado con el cristianismo fue
destruido. El relicario de plata dorada
que contenía la túnica se confiscó el 18 de noviembre, de acuerdo con el
mandato de que toda parroquia debía entregar sus tesoros. La túnica, sin embargo, había sido retirada
antes de la confiscación, y había sido entregada a la parroquia del lugar.
-Entre tanto, más anuncios inquietantes llegaban de
Paris.
Una banda de revolucionarios había forzado la entrada a la Sainte
Chapelle, destruyendo y saqueando todo a su paso. Se perdieron muchas reliquias, incluso un fragmento de la Vera Cruz del
relicario de Balduino y el asta de la Santa Lanza. El abad Ozet,
anterior rector de Argenteuil, temió que sucediese lo mismo con la Santa Túnica
que seguía estando a su cuidado y tomó
la decisión de cortarla en piezas y esconder cada una en un sitio diferente. De
este modo, esperaba que al menos una pieza escapase ilesa a la turbulencia de
la revolución.
El abad puso su plan en marcha por la noche y junto
con el sacristán, dividió la túnica. Enterró
las dos piezas mayores en el jardín y distribuyó el resto entre los feligreses
más fieles. El temor hizo lo que
no hicieron los soldados romanos: dividirla. Poco después fue arrestado
y pasó los dos años siguientes en prisión.
Cuando quedó libre, dos años después, el día de la
Ascensión de 1795, el abad desenterró
las piezas y recogió los fragmentos que había repartido.
No todos los fragmentos se recuperaron, una pieza
de unos 5 cm.2, que se confió al párroco de Sucy-en-Brie había sido destruido. Cuatro pequeños fragmentos que se escondieron
en Longpont-sur-Orge quedaron allí y se encuentran hoy en la Basílica de Notre
Dame de esa ciudad.
UNA AVENTURA MÁS PARA LA SANTA
TÚNICA
La
Túnica Santa se mostró nuevamente en el siglo XIX y se reanudaron
con ese motivo las peregrinaciones.
El 13 de diciembre del año 1983, el párroco de San Dennis descubrió que la
túnica había sido robada. Sin embargo, tres meses después, el 2 de febrero
de 1984, el padre Guyard recibió una llamada telefónica de un desconocido que
prometía devolver el tesoro con la condición de que su nombre se mantuviera en
secreto.
Esa misma tarde la túnica, con su estuche, se encontró en la basílica de
San Dennis. El motivo del robo nunca se supo, aunque podríamos pensar en una persona desesperada, que intentó recibir
alguna milagrosa curación de tan maravillosa reliquia.
La
última exposición solemne de la túnica se llevó a cabo durante las vacaciones de Pascua
en 1984. En seis días, aproximadamente 80.000 personas llegaron a verla.
DESCRIPCIÓN DE LA TUNICADE
ARGENTEUIL
Las
medidas de la Santa Túnica son de casi 5 pies (1,51 m) por 3pies (0,91m) de
tamaño.
Sus fibras son de lana hiladas de un tamaño muy regular. Es de una tela suave, ligera, y el tejido es
uniforme y parejo, con una “Z”, torsionada, hecha en un telar primitivo.
La prenda es notable porque al haber sido tejida
manualmente, está, no obstante, hecha
sin ninguna costura, incluyendo las mangas. El tejido, de color marrón oscuro, es típico de la
ropa en los primeros siglos de la era cristiana.
LAS PRUEBAS DE ANTIGÜEDAD
Evidentemente, los científicos no podían quedar ajenos a los descubrimientos de
las reliquias de la Pasión–sufrimiento, muerte y sepultura de Cristo–, ya que siempre
han resultado enigmáticas para la comunidad científica.
En el libro “Testigos
del Misterio”: de Grzegorz Gorny (Autor) y Janusz Rosikon (Ilustrador),
se resumen las investigaciones sobre varias de las reliquias, incluyendo las de
la “poco conocida Túnica de
Argenteuil”:
En 1998, los científicos del Instituto de Óptica en
Orsay decidieron comparar los patrones
de manchas de sangre en la túnica de Argenteuil, y sobre la Sábana Santa de
Turín.
Ellos crearon modelos geométricos computarizados
realistas y rotativos sobre cómo la
túnica se vería si hubiese sido llevada por un hombre de la misma estatura
física y la morfología del hombre representado en la Sábana Santa.
El resultado fue absolutamente
desconcertante y probó que las manchas de sangre existentes en la túnica se
alineaban exactamente con las heridas visibles impresas en la Sábana de Turín. Superponiendo ambas imágenes se lograba un resultado que llevó a los
científicos a la conclusión de que ambas
prendas eran ropas manchadas por las heridas del mismo hombre.
¿Podría aquél hombre haber sido Jesús de Nazaret?
Se confirmó que la túnica fue realizada sobre telares horizontales, cuya anchura era común a las proporciones de
los telares usados ??en el tiempo de Cristo. El tejido, hecho usando un denominado “giro Z” indica que la túnica
probablemente fue hecha en el Cercano o Medio Oriente.
El
teñido de la tela había sido realizado con Rubia Tinctorum, tintura de uso
generalizado en la antigüedad alrededor de la cuenca mediterránea. El teñido se llevó a cabo antes de tejerse la
tela, y junto con el tinte se utilizó alumbre para vestir a la tela.
Ambas prácticas eran comunes en el primer siglo.
Debido
a estos resultados, el interés en la túnica creció de manera constante en toda
la comunidad científica. En 2004, el Instituto de Genética Molecular
Antropológica en París, comenzó las pruebas en la reliquia. Durante los
trabajos de restauración de un año antes, la túnica se limpió con un aspirador especial. Por lo tanto los
científicos decidieron analizar las partículas aspiradas.
Con el uso de un microscopio electrónico de barrido
(SEM) descubrieron granos de polen
pertenecientes a 18 especies de plantas. Los tipos más frecuentes de
polen fueron: Ortiga (Urtica Fragilis), con 41 granos, y Mezquite Sirio (Farcta
Prosopis), con 13 granos.
La mayor parte de los granos
de polen que pertenecían a especies ya habían sido descubiertos en la Sábana
Santa de Turín (seis especies) y en el Sudario de Oviedo (siete especies) Entre ellos se encontraban Cedro
del Líbano (Cedrus libani) y Pelosilla
esparcida (Parietaria judaica). El descubrimiento más significativo, sin
embargo, fue sobre dos especies endémicas de Palestina: el Terebinto (Pistacia Palaestina) y el Tamarisco (Tamarix hampeana). Sus granos de polen habían sido descubiertos
también en los paños de Turín y Oviedo.
LA DISCUTIBLE PRUEBA DE
CARBONO 14
De todas las pruebas realizadas en la Santa Túnica
de Argenteuil, sólo un resultado
desafía a sus orígenes antiguos. Esto se logró mediante pruebas de
datación de carbono, en 2004 y 2005, bajo la iniciativa del subprefecto de
Argenteuil, Jean-Pierre Maurice.
Una muestra de tejido de la reliquia fue probada
dos veces con partículas de carbono radio activo (Carbono 14). La primera prueba, en 2004, llegó a la
conclusión de que la túnica data de entre los años 530 y 650, y la segunda
prueba, en 2005, puso la fecha entre 670 y 880.
El Profesor Gerard Lucotte, cuyo trabajo
analizaremos más adelante, dice lo siguiente en relación con las limitaciones de la datación por carbono: “Hay
muchos factores que alteran los resultados en las pruebas que utilizan
partículas de carbono 14”.
Incluso los científicos que llevan a cabo las
pruebas admiten que este método de datación solamente trabaja con exactitud
cuando la muestra seleccionada para la prueba representan exactamente el material cuya antigüedad se desea determinar.
En
otras palabras, las partículas de C14 en la muestra de ensayo deben proceder de
la misma época de la tela en su conjunto. Si en algún momento durante su vida, la tela
recibió partículas de C14 más antiguas o más recientes, entonces,
evidentemente, las pruebas concluyentes
serán ajenas a la tela original. Porque, según sea el caso, puede
determinar a la tela una mayor antigüedad que la que realmente tiene o al
revés.
Este bien puede ser el caso de la Túnica de Argenteuil, ya que, en un intento para protegerla de
insectos y moho, la reliquia se trató en
el siglo pasado con el insecticida DDT, que contiene una gran cantidad de
carbono lo que seguramente daría
un resultado falso con respecto a la antigüedad de la reliquia.
LAS CÉLULAS SANGUÍNEAS
ENCONTRADAS EN LA RELIQUIA
Lo
más interesante sobre las investigaciones hechas sobre la túnica de Argenteuil, son los
estudios del ya mencionado Profesor Dr.
Gerard Lucotte, Doctor en Genética y Ciencias, así como Especialista
global en marcadores genéticos. Este especialista analizó las manchas de sangre de la túnica, que
durante años habían sido invisibles y ahora se podían ver con microscopio
electrónico.
Al examinar las fibras, concluyó que en algún momento la prenda debió cubrirse totalmente de sangre y que la
espalda debió quedar en carne viva.
Además, se descubrieron en el tejido muchas células sanguíneas con trazas de urea, lo que, según
Lucotte, indicaría un fenómeno raro,
“hematidrosis”, o sea, sudar sangre, debido a una angustia extrema, que
produce una carga histamínica elevada. Esto coincide con la descripción hecha
en el Evangelio de Lucas, que dice que Jesús en el Huerto “sudó sangre”.
Por su parte, el patólogo norteamericano Dr.Frederick Zugibe, afirma que eso se
produce ante la realidad de una muerte inevitable.
Lucotte menciona también que muchos de los glóbulos
rojos (eritrocitos), (que suelen tener forma de disco con dos caras cóncavas),
descubiertas en la túnica tienen forma de copa, con sólo una cara cóncava, o
son esféricas. Esto ocurre cuando el
organismo sufre un gran trauma, o una prolongada agonía.
También
se encontraron glóbulos blancos (leucocitos) en la reliquia. Los glóbulos
blancos tienen cromosomas en su núcleo y por lo tanto tienen el ADN de la persona. No existen dos ADN iguales en el
mundo, así que eso es la prueba molecular de identidad de una persona.
Debido a que la proporción de glóbulos rojos y los
blancos es de 500 a 1, Lucotte tuvo que examinar miles de células sanguíneas y
encontró por fin 10 glóbulos blancos en buenas condiciones.
Ya es globalmente sabido que
la sangre de la persona que vistió la túnica es del tipo AB, según lo
descubriera un hematólogo de Saint-Prix, en el año 1985. Es el mismo tipo de
sangre encontrada en la Sábana Santa de Turín y en el Sudario de Oviedo.
El Profesor Lucotte, del que ya dijimos
anteriormente es Especialista global en Marcadores Genéticos, puede seguir la
línea genética hasta llegar a la etnia de cada cromosoma Y, descubrió que quien llevó la túnica pertenecía al grupo
étnico de las poblaciones judías del oriente medio, de las que Jesús formó
parte. Y su análisis del ADN de la túnica, concluye que el que la vistió era un varón, con cromosomas XY.
Basado en los resultados de esas pruebas, el
profesor Lucotte afirma que la Santa
Túnica de Argenteuil es la auténtica ropa de Cristo.
LA SANTA TÚNICA, IMAGEN DE LA
IGLESIA
No queremos terminar este trabajo sin referirnos a
un pasaje de una homilía realizada por
el Papa Paulo VI, durante el Via Crucis del año 1964.
“Jesús es
despojado de sus vestiduras. El vestido confiere al hombre una posición
social; indica su lugar en la sociedad, le hace ser alguien. Ser desnudado en
público significa que Jesús no es nadie, no es más que un marginado,
despreciado por todos. El momento de
despojarlo nos recuerda también la expulsión del paraíso: ha
desaparecido en el hombre el esplendor de Dios y ahora se encuentra en el mundo
desnudo y al descubierto, y se avergüenza.
Jesús asume una vez más la
situación del hombre caído. Jesús despojado nos recuerda que todos nosotros
hemos perdido la “primera vestidura” y, por tanto, el esplendor de Dios.”
Roma, en San Pedro, 21 de noviembre de 1964
UN SERMÓN DE VIERNES SANTO
Nos parece procedente también, dada la cercanía con
la Semana Santa, recordar una homilía
que el Padre Raniero Cantalamesa, Capuchino de la Orden de los Frailes
Menores, predicó el Viernes Santo del año 2008 en la Basílica de San Pedro.
Ese día, como todos los Viernes Santos, se leyó la
Pasión de Jesús.
“Y después
que le hubieron colgado del madero, repartieron sus vestidos, echando
suertes, para que se cumpliese lo que fue dicho por el profeta: Se repartieron
mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes.
Entonces los soldados, cuando crucificaron a Jesús,
tomaron sus vestidos e hicieron cuatro partes, una parte para cada soldado. Y tomaron también la túnica; y la túnica era
sin costura, tejida en una sola pieza”. (Jn 19,23-24).
Basándose en esta Palabra, el Padre Cantalamesa
predicó:
“La
túnica de Cristo no fue ni jamás podrá ser dividida. Es también inconsútil.
Es la fe que profesamos en el Credo:
“Creo en la Iglesia, una, Santa, Católica y Apostólica”.
“La alegre noticia que hay que proclamar el Viernes
Santo es que la unidad, antes que una
meta a alcanzar, es un don que hay que acoger. Que la túnica estuviera tejida “de arriba hacia abajo”, escribe
san Cipriano, significa que “la unidad que trae Cristo procede de lo
Alto, del Padre celestial, y por ello no puede ser escindida por quien la recibe, sino que debe ser integralmente
acogida”
Los soldados dividieron en cuatro partes «los vestidos», o «el manto»
(ta imatia), esto es, el indumento exterior de Jesús, no la túnica, el chiton, que era el indumento
interno, que se lleva en contacto directo con el cuerpo. Un símbolo éste
también. Los hombres podemos dividir a
la Iglesia en su elemento humano y visible, pero no su unidad profunda que se
identifica con el Espíritu Santo.
Pero si la unidad debe servir como signo “para que el mundo crea”, debe ser una
unidad también visible, comunitaria. Es ésta unidad la que se ha perdido y
debemos reencontrar. Se trata de mucho más que de relaciones de buena vecindad;
es la propia unidad mística interior
–“un solo Cuerpo y un solo Espíritu, una sola esperanza, un solo Señor, una
sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos” (Ef 4,4-6)–,
en cuanto que esta unidad objetiva es acogida, vivida y manifestada, de hecho,
por los creyentes.”
Estas hermosas palabras, nos muestran cómo también de algo material como la túnica de Jesús,
bajo la guía del Espíritu Santo se puede encontrar luz para la Iglesia, Cuerpo
Místico de Cristo, que formamos todos.
FUENTES:
- http://aleteia.org/2015/10/12/tunic-of-argenteuil-seamless-garment-to-be-displayed-in-2016/
- http://www.roman-catholic-saints.com/our-lady-of-argenteuil.html
- http://shroudstory.com/2013/11/06/of-similarities-the-tunic-of-argenteuil-and-the-shroud-of-turin/
- https://en.wikipedia.org/wiki/Seamless_robe_of_Jesus
- http://www.conocereisdeverdad.org/website/index.php?id=2812
- https://books.google.com.uy/books?id=eG6CBAAAQBAJ&pg=PA174&lpg=PA174&dq=testigos+del+misterio,+la+tunica+de+cristo&source=bl&ots=OpyybL8mxW&sig=uwcNsjKPPEwINuXNOl59rtoq9x0&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwjs96WqcjLAhXIpR4KHSXnBA4Q6AEIMjAH#v=onepage&q=testigos%20del%20misterio%2C%20la%20tunica%20de%20cristo&f=false
- http://www.mercaba.org/ARTICULOS/C/cantalamessa_viernes_santo_2008.htm
- http://encuentra.com/sin-categoria/la_timida_audacia_de_la_hemorroisa____13871/
- http://saintetunique.com/
Escrito por María de los
Ángeles Pizzorno
De Uruguay, Escritora, Ex Secretaria retirada
De Uruguay, Escritora, Ex Secretaria retirada
Foros de la Virgen María
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