REDACCIÓN CENTRAL, 03 Nov. 15 / 12:02 am (ACI). -“Yo te curo y Dios te sana”, solía decir San Martín
de Porres, el santo de la escoba y patrono de los barberos, a los grandes
señores y hombres sencillos que acudían en busca de su ayuda. Su fiesta se
celebra cada 3 de noviembre.
San Martín nació en Lima en 1579. Desde niño sintió predilección por los
enfermos y los pobres. Aprendió el oficio de barbero y algo de medicina. A los
quince años pidió ser admitido como “donado”, es
decir, como terciario, en el convento de los Dominicos.
En su servicio de enfermero no hacía diferencia
entre pobres y los que más tenían, aunque tuvo que pasar por experiencias de
incomprensión y envidia. En 1603 hizo su profesión religiosa.
Con ayuda de Dios, realizaba algunos milagros de
curaciones instantáneas o en ocasiones bastaba su presencia para que el enfermo
desahuciado empezara a recuperarse. Hay quienes lo vieron entrar y salir de
recintos con las puertas cerradas, mientras que otros aseguraron haberlo visto
en dos lugares distintos a la misma vez.
Era tanto el cariño y admiración que le tenían
al humilde Fray Martín que hasta el Virrey de aquel entonces fue a visitarlo en
su lecho de muerte para besar su mano. Partió a la Casa del Padre un 3 de
noviembre de 1639, besando el crucifijo con gran alegría.
San Martín es recordado con la escoba, que es
símbolo de su humilde servicio. Por ello, San Juan XXIII al canonizarlo en 1962
dijo: “¡Ojalá que el ejemplo de Martín enseñe a muchos lo feliz y maravilloso
que es seguir los pasos y obedecer los mandatos divinos de Cristo!”.
Por Abel Camasca
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