“Vinieron, pues, a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo
a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que yo oro. Y tomó consigo a Pedro,
a Jacobo y a Juan, y comenzó a entristecerse y a angustiarse.” Marcos 14:32
Al Getsemaní, solo subieron tres de los doce discípulos de
Jesús. A tú Getsemaní, no van a subir todos los que te siguen. En el día de tu
gloria, no van subir aquellos que sanaste, ni la multitud que necesita de ti,
ni la multitud a la que le multiplicaste los panes y los peces. A ese lugar
donde tú vas a ser apretado, donde vas a ser prensado para sacar lo mejor de
ti, no van aquellos que dicen Hosanna y que te celebran.
Y les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la
muerte; quedaos aquí y velad. Yéndose un poco adelante, se postró en tierra, y
oró que si fuese posible, pasase de él aquella hora.
Jesús oró al Padre que, si era posible, lo sacara de aquel
problema. Hoy en día, lo que se le ha enseñado a la gente es a orar, como Jesús
lo hizo en aquella ocasión, para que Dios les libre de problemas. Lo triste de
esto es que, muchas veces, Dios no contesta este tipo de oración, y es la única
que muchos saben hacer.
La biblia dice que Jesús fue a llorar, en el verso 36, para
que Dios lo librara de lo que se aproximaba, diciendo: “Abba, Padre, todas
las cosas son posibles para ti”; esta no es una mala oración, pero no es la
oración que debía hacer en aquel momento. Jesús continua diciendo “…aparta
de mí esta copa; mas no lo que yo quiero, sino lo que tú. Vino luego y los
halló durmiendo; y dijo a Pedro: Simón, ¿duermes? ¿No has podido velar una
hora?” Cristo estaba en un momento tan difícil y tan duro de su vida, pero
no encuentra apoyo ni en aquellos que se supone estuvieran con él hasta el
último momento. ¿No ha llegado un momento en tu vida donde tú no puedes
encontrar apoyo en nadie? Y dice la biblia, en el verso 38: “Velad y orad,
para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero
la carne es débil.Otra vez fue y oró, diciendo las mismas palabras.”
¿Cuales mismas palabras? Las que había dicho antes: Padre, si es posible,
pasa de mí esta copa. Tú todo lo puedes.
Jesús se encuentra en el punto de su vida donde la promesa de
Dios va a ser cumplida; la palabra que Dios había dado hace miles de años
estaba a punto de darse a luz, y esa presión estaba dentro de él.
Jesús estaba siendo presionado por todas partes. El texto
sigue diciendo: “Al volver, otra vez los halló durmiendo, porque los ojos de
ellos estaban cargados de sueño; y no sabían qué responderle. Vino la tercera
vez, y les dijo: Dormid ya, y descansad. Basta, la hora ha venido; he aquí, el
Hijo del Hombre es entregado en manos de los pecadores.”
¿Cuándo se vio en la biblia que Dios no le contestara una
oración a Jesús? Solamente en ese momento. Todo lo que Jesús pedía al Padre, él
lo hacía. Jesús oró por montones de cosas y cada vez que oró Dios le contesto.
Se multiplicaron los panes y los peces, sanó enfermos y resucito muertos; pero,
en esta ocasión oró tres veces y tuvo que resignarse a la respuesta. La
respuesta fue: No, de esta no te libras ni con adoración, ni con oración; esta
tienes que enfrentarla. La oración que tienes que hacer es para prepararte para
enfrentar lo que se aproxima.
No existe verdadero éxito si no hay sacrificio. La adversidad
puede sacar lo peor de ti, como puede sacar lo mejor. Muchos cristianos tratan
de orarse fuera de los problemas, cuando, a veces, hay problemas que
simplemente tienes que pasar por ellos y lo que tienes que orar es por la
preparación para atravesar las dificultades que estás atravesando. El mismo
Salmos 23 nos lo dice: Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré
mal alguno. Tu oración no debe ser para que nunca pases por el valle de la
muerte, sino para que, aunque andes en el valle de la muerte, no temas mal
alguno.
Mientras camines a través de la adversidad, Dios va a estar
contigo. Así podrás vencer la adversidad.
Oroniel Font
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