lunes, 15 de diciembre de 2014

NECESIDAD DE LA LITURGIA


La liturgia sea en la Iglesia o fuera de ella…, arropa y dignifica, la función que se realiza. Toda la acción del hombre sea en sentido material o espiritual trata de dignificarla arropándola con una liturgia propia. En el orden material, todo país sea occidental u oriental, tiene para funcionamiento de sus instituciones establecidas, unas normas de actuación para cada acto y una serie de elementos básicos como son su bandera, la corona y el cetro, cuando se trata de un reino, el escudo nacional y otros de menor importancia.

Donde más claramente se aprecia la liturgia de las instituciones en un país, es en su ejército. Las paradas militares, los relevos de las guardias, la botadura de un buque, todo se realiza confirme a una liturgia, que da fe de la unidad de ese pueblo, del amor de sus hijos a él. Existe una relación directa entre la liturgia de las instituciones de un pueblo, su ejército, sus tribunales, incluso su folclore, con la unidad y grandeza de ese pueblo y sus enemigos trataran siempre de dividirlo para debilítarlo.

Entre otras funciones de la liturgia, está la función de deslumbrar y emocionar, en las liturgias del orden material también se realiza esta función, pero sobre todos, es en la liturgia que alimenta nuestro espíritu donde más claramente se crean sentimientos de amor, emoción, y admiración de la grandeza del Señor, entre otros propósitos. La Iglesia y no solo la católica, todas tienen también, sus propias liturgias, que proclaman la grandiosidad y belleza del culto al Dios que cada una alabe y adore.

A nosotros lo que nos interesa es la liturgia de la Iglesia Católica, en ella y, sobre ella el prelado castrense de España, Monseñor D. Julián Lopez Martín, nos dice que: la liturgia es una acción memorial que hace presente y actualiza en los signos y símbolos sacramentales el misterio o acontecimiento salvífico que es evocado. Ella es heredera y continuadora de la Biblia en el plano del desarrollo progresivo de la historia de la salvación.

El Catecismo de la Iglesia católica nos dice en su parágrafo 1009: El Espíritu y la Iglesia cooperan en la manifestación de Cristo y de su obra de salvación en la Liturgia. Principalmente en la Eucaristía, y análogamente en los otros sacramentos, la Liturgia es Memorial de la salvación. El Espíritu Santo es la memoria viva de la Iglesia (cf. Jn 14, 26)”

Nuestra liturgia, ha sido y sigue siendo un eficaz medio de llegar al catolicismo empleado por muchos pastores de otras iglesias que partiendo del tronco católico, habían empezado a funcionar aceptando la bella y rica liturgia católica, pero que con el tiempo han ido cercenándola la liturgia, creyendo que simplificándola en función de las injerencias del poder material, aumentaría la fe de su fieles. Con lo cual se han equivocado totalmente

Nos dice Fernández Carvajal, que: “La liturgia es la oración pública por excelencia, es la cumbre hacia la cual tiende toda la actividad de la Iglesia y al mismo tiempo es fuente de donde mana toda su fuerza”. La oración de los fieles puede ser pública o privada. En el caso de que la oración sea pública, esta habitualmente se hace, en la iglesia, en la casa del Señor y es allí donde el esplendor de la liturgia en la administración de los sacramento, en las exposiciones del Santísimo y en otras varias ceremonias la liturgia brille belleza, riqueza y grandiosidad.

La liturgia de los hombres en la tierra está asociada a la liturgia de los ángeles en el cielo. Nada de extraño hay en ello, puesto que, como señala Santo Tomas de Aquino “los hombres y los ángeles están ordenados a un solo fin que es la gloria de la bienaventuranza divina”.

Es obvio el especial interés, que tuvo Benedicto XVI por la liturgia. Según Messori, para el Santo Padre esta “es una de las mayores traiciones al Concilio”. Para el periodista, “el verdadero error es pensar en la liturgia como si fuera un show, con el sacerdote que cierra la función diciendo buenas tardes a todos y hasta la próxima, como ocurre en muchas iglesias”. “Para Benedicto XVI –prosigue la fuerza de la Misa está, precisamente, en la repetición, en decir las mismas cosas todos los días del mismo modo, alternando gestos y silencios. El sacerdote es sólo un instrumento al servicio del pueblo. Hasta el Papa lo es”. Anteriormente en otro texto suyo, cuando era Cardenal Ratzinger, Benedicto XVI escribía diciendo: Estoy convencido de que la crisis eclesial en que nos encontramos hoy depende en gran parte del hundimiento de la liturgia”.

Para Thomas Merton: “La función de la imagen, del símbolo, de la poesía, de la música, del canto, y de todo lo ritual (relacionado remotamente con la danza sagrada) es abrir el interior del contemplativo, para incorporar los sentidos y el cuerpo en la totalidad de su orientación a Dios, que es necesariamente la realidad de la adoración y de la meditación”.

Nosotros, nuestra Iglesia que somos todos nosotros, somos poseedores de una liturgia heredada en parte de la que se practicaba en le época antiguo testamento, modificando y completando en la línea que el Señor nos dejó marcada en el nuevo testamento, Son ritos palabras, gestos, muy definidos: sacrificios, sacramentos, salmos, rezos orales, etc. Y el peligro de que todas estas acciones y manifestaciones externas se encuentra, en que se puedan vaciarse de sentido, estando siempre presentes.

Por lo mismo hemos de buscar, lo que hay debajo de ello; incluso hemos de ir a conocer su historia, su origen y desarrollo para que todo este mundo litúrgico sea la expresión viva de lo que hay dentro de nuestras almas, porque el peligro que tenemos es que se acuda a una misa o aun funeral o a una boda como a un espectáculo complementario sin comprender nada del sentido de lo que allí sucede, viéndolo solo como una parte de lo que para muchas personas es un rito obsoleto y molesto que hay que soportar, Para que los curas nos case o bauticen a nuestros hijos.

Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.

Juan del Carmelo

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