domingo, 24 de julio de 2011

¿SABEÍS QUIÉNES SON LOS GALEOTES?



El Espíritu Santo ha llegado a liberarte y a ofrecerte sus dones y... ¿qué hacemos al saberlo?

Son hombres cargados de cadenas. Pasan su vida remando en el interior de barcos enormes y casi no ven la luz del sol. En sus rostros no hay esperanza, ni anhelos, ni futuro, porque nadie puede salvarles y sólo les espera el peso y lo abrumador de los días.

Los barcos surcan continuamente el mar y los galeotes, en su interior, piensan únicamente en la comida del día y en sus penas, que les hacen suspirar sin descanso. Entre el golpe de los remos y el ruido de las olas, sólo se oye de vez en cuando:
-“¿Ya llega la comida? (suspiros, suspiros) La comida... ¿ya llega?”
Así es la vida de los galeotes.

Pues bien, un día llegó un mensajero a bordo. Bajó hasta el interior del navío y, desenrollando un largo pliego de papel, comenzó a leer ante el asombro de los presos.

¡Era el nombre de un galeote y el edicto de liberación!

La bodega del barco se llenó de murmullos, y aún hablaba el mensajero cuando los vigilantes soltaron las cadenas del galeote y le arrancaron los grilletes. Después le alzaron agarrándole de los brazos y le pusieron un cartel colgado al cuello que decía: "Hombre libre". El mensajero caminó hacia él y le puso una gran suma de monedas en la mano, diciéndole:
-“¡Has sido rescatado, amigo! - y después, señalando al norte, concluyó - Allí ¿ves?... ése es el camino de vuelta a casa”.

Pero el galeote volvió a sentarse en su banco, haciendo comentarios sobre la comida del día y sobre lo oscura que estaba la bodega donde remaban...

Ése galeote eres tú. Y si no, recuerda: El Espíritu Santo ha llegado a liberarte y a ofrecerte sus dones y... ¿qué hacemos al saberlo?

Autor: P. Miguel Segura

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