jueves, 21 de enero de 2010

¿SABEN QUE ESTÁS AHÍ SEÑOR?... O QUIZÁ NO LO SABEN


Detén tu desorientado caminar y ve donde Él está, con su Cuerpo y su Divinidad y encontrarás la grandeza de que Dios te ama.

Vengo del tráfico, del ruido, de toda la agitación que hay ahí afuera, Señor, trato de serenarme y dejar mi aceleramiento convertido en suaves pasos para estar frente a ti. Ya me va llegando la calma, la paz...

Frente a esta Capilla siguen pasando las personas, que como yo, traen en su interior su propia historia...

Y pienso en ellos... en esa joven que pasa sin mirar siquiera un instante hacia este lugar donde estás Tú... pasa ensimismada porque carga una cruz que pesa, que pesa mucho, le han dicho que su hijito tiene una enfermedad incurable... ¡y ese hombre que apura el paso porque lleva ya dentro la huella del vicio y va en su busca!... y ese anciano que apenas puede caminar porque tiene frío, porque todos sus huesos ya viejos le duelen pero le duele más el saber que en su casa, los hijos que tanto amó, le están diciendo que "estorba"...

Esa jovencita, casi una niña, que va despacio y muy triste porque su novio le acaba de decir "que no la quiere... que todo terminó" y ella ya lleva un hijo en las entrañas y no sabe... ¿qué va a hacer?

Y el que no tiene trabajo... y la que se siente enferma y cansada... y pasa también la que va feliz porque mañana se casa... y la que le ha dado el doctor la noticia de que va a ser madre y le falta tiempo para llegar a su hogar y decírselo al hombre amado... y el que va feliz porque le han ascendido de puesto... y el estudiante que ha pasado de año y la niña que mañana cumple quince años... y la que le acaban de dar su anillo de compromiso... y el que viene de despedir para siempre al ser amado y recibir las condolencias...

Todo un mundo de historias... y tú Señor las conoces todas, y tú te las sabes todas y esperas... ¿Por qué no vienen a ti? ¿Por qué no te vienen a dar gracias y a compartir contigo sus grandes logros, sus dichas, sus sueños realizados... su inmensa felicidad?

¿Por qué los que cargan una cruz tan pesada no la quieren compartir contigo... contigo que ya supiste lo que pesa y duele? Tu lo dijiste: "Venid a mi todos los que estéis fatigados y sobrecargados y yo les daré descanso..." (Mt 11,28)

¿Saben que estás ahí o quizá... no lo saben? ¿Y si nadie se lo ha dicho?

Siento tu tristeza, Señor... y esa tristeza me obliga a darte a conocer entre todos los que me rodean... Que nadie quede sin saber que eres agua viva si tienen sed, que eres el amigo fiel si tienen angustia y pena, que eres el Amor hecho hombre para amar sin medida, que eres el Dios que muere en una cruz para perdonar... que está ahí, tan cerca, tan humilde en la espera eterna...

Para que tú detengas tu desorientado caminar y vengas aquí donde Él está con su Cuerpo y su Divinidad y... tal vez llores... pero seguro que al salir ya vas a sentir, lo que buscabas y necesitabas, la grandeza de que Dios te ama y con ella el precioso don de la Paz.
Autor: Ma Esther De Ariño

VISITA AL SANTÍSIMO

Jesús se quedó en el Santísimo Sacramento para que le encuentre todo el que le busque. Para escucharnos atentamente siempre que queramos hablarle. Y para concedernos infinidad de gracias y favores. Y está presente en todos los altares de mundo donde haya hostias consagradas.

Deja lo que estas haciendo en estos momentos y dedícale un poquito de tu tiempo para adorarlo.

¡Qué bien se está cerca de Ti, Jesús Eucaristía! Tú eres manantial de santidad, fuente inagotable de gracias celestiales.

De rodillas, con el corazón abierto, te pido tu bendición. Ven a mí, Jesús, y dame tu Paz.

Aquí estoy con todos mis pecados del pasado y con toda la ilusión de un porvenir mejor.

Ten compasión de mí, Jesús. Quiero ser tu amigo, concédeme el don de tu amistad.

Gracias por escucharme. Sin Ti mi vida no tiene sentido. Ayúdame en mi caminar. Ayúdame a continuar por este camino del amor... Ayúdame a serte fiel hasta la muerte

Te necesito. Ayúdame. Perdóname. Un momento cerca de Ti vale más que un millón de años fuera de Ti. Gracias por tu compañía.
Amén.

Aprovecha este momento para conversar con Jesús, cuéntale tus problemas, tus tristezas y alegrías, agrádesele las cosas que te ha dado. Háblale con cariño, como a un amigo que sabes que te escucha.

Dispongámonos ahora en este momento a recibir espiritualmente a Jesús sacramentado en nuestros corazones y en nuestra vida.

Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar.

Te amo sobre todas las cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón.

Y como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno del todo a Ti. Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti.
Amén

Jesús mío, échame tu bendición antes de salir, y que el recuerdo de esta visita, persevere en mi memoria y me anime amarte más y más.

ALABADO, ADORADO Y AMADO, SEAS JESÚS EN EL SANTÍSIMO SACRAMENTO DEL ALTAR.
Por: José Miguel Pajares Clausen

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