viernes, 10 de abril de 2009

EL GRAN MILAGRO


Probablemente, muchos de vosotros ignoréis (igual que yo hasta hace bien poco) que el milagro más sorprendente y científicamente comprobado, atribuido a la fe católica, se produjo en España, concretamente en Calanda (Teruel).

Irónicamente dijo Emile Zola, el famoso novelista y positivista francés, una vez que acudió a Lourdes y contemplaba los exvotos:
-Veo muchos bastones y muchas muletas, pero no veo ninguna pierna de madera

En efecto, mostraba así Zola sus dudas de que los milagros fueran ciertos. Para él resultaba fácil que un falso ciego o un falso cojo recobraran la vista o el andar. Lo que nunca ha hecho Dios es devolver una pierna a un amputado, pensaba el intelectual. El bueno de Zola no estaba documentado y nadie le había hablado del milagro de Calanda.

Lo resumo brevemente:
En 1616, nace Miguel Juan Pellicer, el protagonista de la historia. Nacido en una familia humilde, a los 19 años se traslada a trabajar a Castellón para no resultar gravoso a la maltrecha economía familiar. Pocos meses después vuelve a Calanda con una pierna gangrenada por culpa de un carro que se la había aplastado mientras descansaba. En el Real Hospital de Nuestra Señora de Gracia, vecino a la Basílica del Pilar, le es amputada la pierna. Los despojos son enterrados en dicho hospital. Desde entonces se dedica a pordiosear en la puerta de la basílica, pernoctando en pensiones de caridad y volviendo a su pueblo de vez en cuando.

Todos los días se frota el muñón con aceite de las lámparas de la Virgen del Pilar Porque me da alivio, como declaró en el juicio posterior. Miles de personas lo ven en uno y otro lado mutilado y menesteroso.

El 29 de marzo de 1940, se produce el gran milagro. Mientras duerme, la pierna le es misteriosamente reimplantada mientras soñaba con la Virgen y olía como un perfume de paraíso.

Ante el asombro de padres, cura y vecinos comienzan las investigaciones. Se realiza un severo proceso inquisitorial (estamos en tiempos de Felipe IV, en plena Inquisición y caza de brujas, magos… etc.) que arroja las siguientes conclusiones:
§ La pierna es la misma que fue amputada. Se reconoce por la perfecta conexión y por las huellas del mordisco de un perro que atacó a Miguel cuando era niño. Tres cirujanos del hospital firman la veracidad de este hecho. Se añade que la pierna amputada ha desaparecido del lugar del enterramiento.
§ Más de 100 personas reconocen y firman un acta notarial en el que reconocen a Miguel Pellicer como el pordiosero que volvió al pueblo y que pedía a las puertas de la Basílica del Pilar. No cabe que sea un hermano gemelo, ya que las partidas de bautismo están intactas y no aparece ningún hermano en un margen de 8 años.
§ Un notario da fe de todo ello, acta que se conserva aún hoy en el despacho del alcalde de Zaragoza.
§ Hoy esa reimplantación (pese a los avances de la medicina) sería imposible de no producirse antes de las 24 horas de la amputación. En aquella época estamos hablando de Ciencia Ficción.

Un milagro es cuestión de fe, pero ¿Caben más pruebas a favor?. Muchas curaciones invisibles (reales también y certificadas por profesionales) se producen en Fátima, Lourdes, Guadalupe… aunque siempre queda la duda para aquellos que no quieren creer (Como Zola...).

Sólo en este caso de Calanda, Dios quiso alterar visiblemente la naturaleza de las cosas. Es el milagro por excelencia, el milagro atestiguado jurídicamente que asombra aún hoy a los más escépticos de nuestra época.

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