Sembrando Esperanza II. Acércate a Dios con confianza, con constancia, con cariño y con la seguridad que serás inmediatamente atendido.
Por: P. Dennis Doren LC | Fuente: Catholic.net
Se dice que la oración es la fuerza del hombre y
la debilidad de Dios, que es el amor más grande sobre la tierra. Es la hermosa
oportunidad que tenemos los hombres de unirnos a Dios, de platicar con Él y de
escucharle. Dios está ahí, siempre presente, siempre atento a hablar con el
hombre, su creatura predilecta; y tal vez ahí estoy yo, tan distraído, y lo que
menos me interesa es hablar con Él.
El Papa Juan Pablo II nos dio un gran ejemplo, él fue un hombre de oración; en
una ocasión, ofreció el siguiente consejo: "¿Sabéis
que Jesús se retiró al desierto para orar durante cuarenta días? Pues bien,
queridos jóvenes, tratad vosotros también de crear un poco de silencio en
vuestras vidas que os permita reflexionar y orar. Resulta un poco difícil, pues
estamos atrapados en la barahúnda de los acontecimientos y los medios de
comunicación, de tal forma, que nuestra paz interior se ve comprometida. Es
difícil, pero es posible y muy importante poder hacerlo" (Juan
Pablo II a la juventud del mundo).
En una ocasión, en París y Estados Unidos, le preguntaron al Papa "¿Cómo reza el Papa?". Y él contestó: "Como todos los cristianos, habla, escucha. Algunas veces reza sin
palabras y es en esos momentos cuando más escucha. Lo más importante es que
"oye" y trata de unir el rezo a sus obligaciones, sus actividades, su
trabajo y de unir su trabajo al rezo. De esta forma, día tras día trata de
llevar a cabo su "servicio", su "ministerio", que viene de
la Voluntad de Cristo y de la tradición viva de la Iglesia" (Ibidem.).
Todos quisiéramos fórmulas, facilidades para aprender a rezar, sentir siempre
bonito y nunca aburrirnos o desesperarnos en nuestra oración.
¿Qué sucedería si
Cristo instalara un contestador telefónico automático en el cielo?
Imagínate rezando y escuchando el siguiente mensaje: Gracias
por llamar a la Casa de mi Padre. Por favor selecciona una de estas opciones:
Presiona 1 para peticiones.
Presiona 2 para acciones de gracias.
Presiona 3 para quejas.
Presiona 4 para cualquier otro asunto.
¡Imagínate que Dios usara esta conocida excusa!: De momento todos nuestros ángeles están ocupados
atendiendo a otros clientes. Por favor manténgase rezando en la línea, su
llamada será atendida en el orden que fue recibida.
¿Te imaginas
obteniendo este tipo de respuestas cuando llames a Dios en tu oración?:
Si deseas hablar con Gabriel, presiona 5.
Si es con Miguel, presiona 6.
Si es con cualquier otro ángel, presiona 7.
Si quieres que el Rey David te cante un salmo, presiona 8.
Si deseas obtener respuestas o preguntas necias sobre los dinosaurios, la edad
de la tierra, dónde está el arca de Noé, por favor espérate a llegar al cielo.
¿Te imaginas lo
siguiente en tu oración?:
Nuestra computadora señala que llamaste hoy. Por
favor despeja la línea para otros que también quieren rezar...
O bien:
Nuestras oficinas están cerradas por Semana
Santa. Por favor, vuelve a llamar el lunes. Y para terminar marque la tecla
gato...
Gracias a Dios que esto no sucede...
Gracias a Dios que le puedes llamar a Él cuantas veces necesites...
Gracias a Dios que a la primera llamada, Él siempre te contesta...
Gracias a Dios por que la línea de Jesús nunca está ocupada...
Gracias a Dios que Él nos responde y nos conoce por nuestro nombre...
Gracias a Dios que Él conoce nuestras necesidades antes de que se las
manifestemos...
Gracias a Dios porque de nosotros depende llamarle en oración...
Acércate a Dios con confianza, con constancia, con cariño y con la seguridad
que serás inmediatamente atendido, sigue el ejemplo de Jesús que se acercó a la
oración en los momentos de triunfo y de fracaso, en los momentos de alegría y
de tristeza, en los momentos de dolor y en los momentos en que todo estaba
bien; pero sobre todo, aprende a acudir a Jesús en las grandes o pequeñas
decisiones que tienes que tomar en tu vida.
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