La asociación española de laicos católicos Enraizados ha lanzado una campaña de denuncia de la situación de vulneración de la libertad religiosa en Nicaragua y advierte que “todo lo que está pasando no sale en los telediarios, pero es extremadamente grave”.
Enraizados se dirige al ministro de Asuntos Exteriores del Gobierno de
España, José Manuel Albares, a la Organización de Estados Americanos (OEA) y a
la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos
para que “tomen medidas para poner fin a estas
persecuciones, agresiones y movilizaciones de odio” en Nicaragua.
La campaña también reclama a estas instituciones que condenen la
persecución religiosa en el país, recrudecida en los últimos meses, aunque
lleva años produciéndose.
Enraizados denuncia que “los cristianos
están sufriendo en Nicaragua una terrible persecución llena de agresiones y
odio, no solamente a ellos como personas por profesar la fe católica sino
también a las Iglesias y nuestros símbolos”.
A este respecto, se destaca que “la
imaginería y los templos católicos están siendo profanados y destruidos por
fanáticos anticatólicos”. Estos actos vandálicos, subrayan,
están “promovidos por el totalitarismo dictatorial
del Gobierno nicaragüense y protegidos por las Fuerzas de Seguridad”.
“No podemos quedarnos impasibles ante esta
persecución porque todos sabemos que el mal triunfa cuando los buenos no hacen
nada”, por lo que, se incide en la campaña, “no podemos quedarnos indiferentes ante tal
barbarie e injusticia”.
La campaña puede ser suscrita a través de la siguiente página web: https://enraizados.org/alertas/los-catolicos-de-nicaragua-te-necesitan/.
SITUACIÓN DE LA IGLESIA EN NICARAGUA
La persecución a la Iglesia católica en Nicaragua se ha ido
incrementando desde hace años. No en vano, los obispos alertaron de la deriva
dictatorial del Gobierno de Ortega ya en el año 2014 y a partir de 2018 el uso
de la fuerza indiscriminada ha sido moneda de cambio habitual por parte del
Gobierno.
Debido al apoyo de la Iglesia católica a los movimientos ciudadanos de
oposición al régimen durante las movilizaciones de 2018, la presión sobre
obispos, sacerdotes y fieles laicos se fue incrementando.
El ejemplo más claro es que quien fuera Obispo Auxiliar de Managua,
Mons. Silvio Báez, vive exiliado en los Estados Unidos después de que se
supiera que el sandinista Daniel Ortega había ordenado su
asesinato.
También el Nuncio Apostólico en Nicaragua, Mons. Waldemar Stanislaw
Sommertag, fue expulsado del país en marzo de 2022, circunstancia que fue
recibida desde el Vaticano con “sorpresa y dolor”.
“Resulta incomprensible ya que, durante su misión,
S.E. Mons. Sommertag ha trabajado incansablemente por el bien de la Iglesia y
del pueblo nicaragüense, especialmente por los más vulnerables, buscando
siempre favorecer las buenas relaciones entre la Sede Apostólica y las
autoridades de Nicaragua”, expresó la Santa Sede en un
comunicado.
En el mes de julio, fue expulsada también una comunidad de las
Misioneras de la Caridad, fundadas por Santa Teresa de Calcuta.
Mons. Álvarez lleva encerrado en el obispado de Matagalpa en arresto
domiciliario de facto, sin juicio, junto a cinco sacerdotes, tres seminaristas
y tres laicos desde primeros del mes de agosto. Unos días antes el régimen
sandinista clausuró las radios católicas del país por la fuerza.
POR NICOLÁS DE
CÁRDENAS | ACI Prensa
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