«TÚ TIENES TU VERDAD, YO LA MÍA» ES LA FRASE MENOS VERDADERA DEL MUNDO Y TE DIGO POR QUÉ
Pareciera que
hoy hay tantas distinciones, tanta confusión entre el bien y el mal, tanta mala
interpretación e hipersensibilidad con el lenguaje… ¡en fin! De pronto vivimos en un
mundo confuso y nos cuestionamos qué es verdad.
¿QUÉ ES LA VERDAD?
Dios es la verdad más elevada
y uno solo es nuestro Dios (CCE no. 214-215 y 200). Partiendo de esta premisa
me gustaría hacer énfasis en unas cualidades de la verdad:
— Hay una para cada cosa
— Existe una verdad elevadísima que contiene a
todas las demás (Dios)
— Nadie la puede poseer
— Se le puede conocer conforme a nuestra
inteligencia
Decir que existen dos verdades
del mismo tipo es ilógico. De la misma forma que decir frente a un hecho concreto:
«Esa es tu verdad, yo tengo la mía».
Lo correcto en ese caso sería
decir que existen dos perspectivas de la verdad, la tuya y la mía. Porque la verdad es una y no se puede poseer, más bien se conoce por diferentes medios de acuerdo con nuestras
capacidades.
Por ejemplo, si dos personas
diferentes probaran unos nuggets hechos
de plantas y que saben a pollo, podrían decir cosas distintas. Una persona que
ignora de dónde vienen podría decir que realmente es pollo (perspectiva de lo
real, no verdad). Otra, que ha estudiado su consistencia, afirmará que no es
pollo (verdad sobre los nuggets).
Otro error es pensar que
podemos concebir la verdad más elevada. A pesar de nuestra gran agilidad
mental, no es posible verter toda el agua del mar en un pequeño hoyo en la
arena. Por eso mismo: no tenemos las respuestas a
todas las preguntas.
HERIDA DE CONFUSIÓN
Creo que es importante
reflexionar acerca de la gran herida de confusión que muchas personas tenemos.
Esta herida nos imposibilita distinguir lo verdadero de lo falso si no la
curamos.
Se presenta cuando nuestros
padres, maestros o tutores en general empiezan a educarnos con mentiras. Cuando
nos enseñan con base en falsedades y argumentos ilógicos.
Otra forma de herir de
confusión es dar un ejemplo de incoherencia y apariencias, ya que se daña el juicio objetivo
y concreto. Esto pasa, sobre todo, en nuestra infancia y adolescencia. Aunque
también se da el caso en que nos engañamos a nosotros mismos, entrando en una
especie de demencia e irrealidad, hiriéndonos de confusión.
No
es posible describir la realidad cuando se vive en ella, pero lejos al mismo
tiempo. Las
incoherencias nos hacen mucho daño, nos dividen y finalmente terminan
destruyéndonos.
Cuando no prestamos atención
al momento presente o distorsionamos la perspectiva de lo real, con falta de
claridad, nos va a ser imposible encontrar la verdad. Y, por lo tanto, vivir en
plena paz.
¿EN QUÉ CREER?
La confusión proviene del
caótico «no importa nada». Los sentimientos que nacen de esto son parecidos a
lo que pasa en las películas apocalípticas; ya no hay tiempo para el amor, la
virtud y la trascendencia. Más bien importa sobrevivir a cualquier costo; es
más fácil robar, matar y destruir.
Cuando
todo a nuestro alrededor es un desastre, pareciera que el placer es nuestro
escape más rápido.
En contraste con el
desbarajuste, Jesús viene a instaurar orden. Nos vino a entregar la esperanza
misma. Como dijo el Padre Bicho: «Nosotros los
cristianos no creemos en una idea de Dios, nuestra fe no se basa en una
ideología, sino en una realidad, en una persona concreta de quien viene toda nuestra
esperanza, Jesús».
La virtud, el amor, la
libertad y el reino de los cielos tienen mucho que ver con el orden.
COMIDA CHATARRA
En «9 pasos para amar más», el Padre Adolfo Güemez habla de una
analogía entre el amor y la comida chatarra. La verdad satisface y la mentira
solo es un sedante.
En su libro explica cómo en
lugar de amor a veces nos conformamos con comida chatarra. «Amor barato» que, en lugar de satisfacer nuestro
deseo de amor, solamente lo calma. De igual forma, en nuestro interior hay
impulsos a lo verdadero. La mentira no quitará nuestra sed por conocer profundamente lo real.
La comida chatarra no tiene
los nutrientes necesarios para nuestro organismo y, aunque sabe rica, no
podemos vivir de nieve y papitas. De igual forma, no podemos vivir
de mentiras y apariencias sin salir lastimados y sin querer más.
CÓMO CONOCER A LA VERDAD
Para sanar esta herida que nos
imposibilita entrar en relación con la vehemencia, resalto dos actitudes en
nuestro día a día: la de escucha y claridad.
Para esto cito a Fr. Michael
Himes. No sin antes dejarte aquí
un artículo muy bueno que habla de cómo llevar una vida contemplativa, cosa que
inevitablemente nos hará entrar en contacto con lo real.
En su última enseñanza, entre otras cosas, Fr.
Michael Himes dijo: «Las cosas dicen lo que son, no tienes que
destrozarlas para conocerlas. Todo lo que existe está abierto y listo para
decirte lo que es. Está ansioso por revelar lo más íntimo de su ser».
La verdad es perenne, concreta
y consistente, la puedes ocultar por un tiempo, pero sus raíces se esparcen sin
que se puedan detener por mucho tiempo. Ante la verdad que florece, solamente
hay que prestar atención y escuchar con cuidado. De esta forma podremos distinguir lo
cierto de lo falso.
«La realidad está
esperando por contarnos su historia. La realidad se quiere entregar a nosotros
y por eso para conocerla tenemos que entregarnos a ella».
Para seguir conociendo a la
verdad, además de escuchar, hay que vivir como los sabios: saboreando cada
momento sin pretender poseerlo. Cuando, en lugar de vivir encerrados en nuestro
mundo, guardamos silencio y disfrutamos cada
instante con vitalidad,
vamos a dar, tarde o temprano, con la verdad de las cosas. Así, apegados a lo
verdadero, podremos generar argumentos claros.
Ella se quiere dar a
conocer, vayamos a su encuentro y abracémosla.
ORACIÓN
Para terminar con este momento
de reflexión, te invito a hacer esta oración:
Señor,
gracias porque te nos revelas.
Te
pido por las personas que viven en mentiras y apariencias para que abracen la
verdad.
También
te pido por las y los reporteros y comunicadores al servicio de la verdad, para
les concedas tu gracia y continúen con esa gran labor.
Y por último te
pido por que sepamos instaurar el orden de tu amor que contrarresta el caos y
la confusión.
Amen
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