- ¿DE DÓNDE SALIÓ EL QUE EL OPUS DEI FUERA UNA PRELATURA? ¿UN BUEN DÍA JUAN PABLO II LE SORPRENDIÓ A DON ÁLVARO COMUNICÁNDOLE QUE LE HARÍA OBISPO?
—¡Santidad, pero qué sorpresa! Ni se
me había pasado por la cabeza. No sé qué decir…
♣ ♣ ♣
Voy a
responder a estas preguntas formuladas desde el conocimiento
y no desde la imaginación. Voy a responder desde el profundo amor al Opus Dei,
no desde la malquerencia.
El Opus
Dei pasó buena parte de su historia siendo una asociación, concretamente desde
1928 hasta 1982. Aunque el marco jurídico, al final de esa época, fue el de
instituto secular. Una mera cuestión de palabras, ya que su organización y vida
fue exactamente la misma desde que alcanzó su desarrollo supradiocesano.
Podemos
buscar minucias para ver en qué cambió su status desde que comenzó como pía
unión hasta ser instituto secular, pero son minucias. El único cambio al final
de esa época fue que la aprobación de su existencia era de la Santa Sede y, por
tanto, su supervivencia ya no dependía de la voluntad de un obispo o de un
grupo de varios obispos. La capacidad de incardinar clérigos y su dependencia
de Roma eran el
final del camino. Ya no se les podía
dar más por parte de la máxima
autoridad eclesiástica.
Es cierto
que al comienzo de su caminar hubieran tenido que someterse a las directrices
del arzobispo que les había aprobado. Hubiera podido intervenir mucho en la
organización, gobierno y espiritualidad. Pero una vez que se extendieron a
varias diócesis esa posibilidad se alejó. Con la aprobación romana como
instituto secular, tal capacidad de intromisión ya se conjuró del todo. Y eso
era un bien, sin ninguna duda. El Opus Dei debía mantener su espiritualidad
propia. Conseguir su independencia (sometidos a la Santa Sede) fue un bien. De
otra manera se podría haber diluido el espíritu de la Obra según el parecer de
los distintos obispos que podían haber impuesto su propia visión de las cosas.
♣ ♣ ♣
Ahora
bien, hubo un
grupo de sacerdotes del Opus Dei
(que habían estudiado Derecho Canónico) que dieron su entusiasta parecer de que
el Opus Dei no
era un instituto secular más. Eran
de la firme opinión de que había que otorgarle un status superior.
No tengo
la menor duda de que convencieron de ello al fundador del Opus Dei, y esa pasó
a ser la “postura
oficial” en la cúpula. Tampoco dudo de que el fundador (al que
considero un santo) no necesitó de mucho esfuerzo para ser convencido: amaba a su “familia” y quería lo mejor para ella.
En ese
ambiente se creó un influjo recíproco: ellos lo
animaron y él los espoleó a ello. En mi opinión el impulso inicial para
propugnar ese cambio jurídico partió del fundador. Pero partió de san José
María como un
deseo canónicamente informe y
fueron esos sacerdotes del Opus Dei los que optaron por darle forma en el molde
de algo que denominaron “prelatura”.
Cuando se
plantea esta cuestión ya en serio ante el papa, el Opus Dei había crecido
increíblemente, gracias a la bendición de Dios, de eso no tengo la menor duda:
fue y es una institución bendecida de Dios. Y llegó un momento (en esa fase de
crecimiento) en que abogaron por ello directamente ante Juan Pablo II.
La
erección en prelatura no fue algo que partió de la curia romana, sino de la
petición insistente ante Juan Pablo
II durante
cuatro años. No he leído los informes, pero estoy seguro de que
ningún informe canónico fue favorable a crear algo que se iba a asemejar
demasiado a una diócesis. Y es que el mismo término de “prelatura”
recordaba demasiado a los vicariatos apostólicos y a las diócesis
personales. El llamarlo de la misma manera es algo mucho más que un “recuerdo”. Ya si encima se le nombraba obispo al
superior, se
cerraba el círculo, la semejanza era perfecta.
¿Un
buen día se levantó Juan Pablo II y sorprendió a todos comunicando que se le
había ocurrido nombrar obispo al superior de un instituto secular? Evidentemente, no. La idea no solo fue mencionada en sus oídos, sino
que se le repitió.
Vamos a
decirlo claramente, la sugerencia, la conveniencia, la importancia de nombrar
obispo al superior partió de la cúpula del Opus Dei. Se hizo con la mejor
voluntad, se hizo con la idea de reforzar más la autonomía de la Obra, de
defender mejor su carisma al elevar el status de la institución. Pero no nos engañemos,
partió de la Obra la idea.
Pero
entonces y ahora, la opinión de todos los canonistas que no eran del Opus Dei
era unánime: un parecer no favorable.
Solo el merecido
prestigio del Opus Dei y el buen hacer de
sus prelados han logrado mantener durante 26 años esa situación de
episcopalidad. Hasta que, al final, el ser natural de las realidades eclesiales se
ha impuesto.
Esto no
debe ser visto como una derrota por los miembros del Opus Dei, o que se los
hace de menos, o que no se los quiere tanto. Simplemente es volver a los
orígenes.
¿Peligra el mismo status de prelatura? Vamos a ver, nada añade el ser prelatura frente a ser instituto secular. Así que no hay ningún problema en mantener la
palabra, y nada pasaría si se perdiera esa palabra para regirse por las reglas
comunes a los demás institutos. Es una
mera palabra, pero su contenido es el mismo. Su independencia está
asegurada en ambos casos. Su capacidad para resistir interferencias abusivas
está asegurada por el Derecho Canónico. ¿Qué puede
hacer el Opus Dei como prelatura que no pueda hacer como instituto secular? Lo
repito, también los institutos seculares incardinan clérigos. También esos
clérigos dependen del superior del instituto a efectos de obediencia y
jurisdicción.
Podemos
buscar moldes jurídicos únicos, irrepetibles, para Comunión y Liberación, para
el Camino Neocatecumenal, para los focolares, para la Fraternidad de San Pedro,
para la Renovación Carismática, pero, en realidad, no hay nada intermedio entre
el estatuto jurídico de un fenómeno asociativo (aunque tenga sacerdotes) y el
estatuto jurídico de una diócesis. No hay nada intermedio, solo palabras y
minucias.
Y peor
todavía si se creara algo en todo semejante a una diócesis personal, para
añadir después que no es una diócesis.
—Ya, pero es que parece una diócesis
personal.
—No, no, lo parece porque es una
prelatura.
—Ah,
bueno, entonces todo está claro (ironía).
Tengo la MEJOR opinión sobre los prelados que ha tenido la
Obra, la mejor. Pero el "molde" no
ha hecho más que ser una fuente de problemas. Considero que en los años 70 se
tomó una decisión en la cúpula que, con el paso de los años, claramente se ha
visto que fue un error.
Una
postura que podría resumirse en "parece un
obispo, porta báculo como un obispo, lleva mitra como un obispo, pero no es un
obispo". Y otro tanto se puede decir respecto al molde general. ¿No es un poco sospechoso que no haya habido más prelaturas
de este tipo? ¿Qué pasa, que la espiritualidad del Opus Dei es única e
irrepetible?
No, lo
que pasa es que la reflexión canónica posterior ha reconocido que este tipo de
molde no suponía ninguna aportación práctica verdadera y sí que creaba
problemas de tipo teórico.
No tengo
la menor duda de que el Opus Dei encajará la nueva situación con el espíritu
que le caracteriza de obediencia y humildad. Este post es una reflexión libre,
sincera, que dará información a los miembros del Opus Dei, pero estoy seguro de
cómo va a reaccionar la Obra. Y digo que "da
información" porque las siempre son más sosas e insulsas. Por eso
he escrito explicaciones oficiales sabiendo que mis lectores serán los del Opus Dei.
Y para
ellos concluyo: Todo sigue igual. Lo otro son cosas
accidentales.
P. FORTEA
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