Mark R. Miller tuvo una madre muy singular: Mary Joseph of the Trinity, una religiosa carmelita que falleció a los 92 años. Ella enviudó en la década de 1980 y se hizo monja de clausura, por lo que pasó los últimos 30 años de su vida en el convento.
She entered
the monastery in Des Plaines, Illinois: Home of the first McDonalds. She
preferred Dairy Queen. So that’s where she has been hanging out for the last 33
years. Making rosary beads out of flower petals and sleeping in her own cell. pic.twitter.com/ZcDMBnFmcJ
— Mark R. Miller
(@4T9NER) June 6, 2021
“A los 92 años murió hoy una monja en un monasterio
carmelita en Illinois. Ella era una religiosa muy inusual. No cantaba muy bien.
Solía llegar tarde a sus obligaciones en el convento (…). Ella era mi madre”, escribió Miller en su cuenta de twitter el 6
de junio.
“Solo la vi dos veces en los últimos 33 años desde
que ingresó al convento, en parte porque las carmelitas son una orden
contemplativa. No enseñan en la escuela ni trabajan en hospitales, ni siquiera
salen del lugar donde viven”, continuó Mark.
“Ella rezan y viven en
silencio 23 horas y media al día”.
Mark relató que “cuando se va a visitarlas,
no se les puede abrazar ni tocar. Estás separado por varias rejas de metal”.
“No soy el único hijo de la monja. Ni de cerca. Soy
el noveno de sus diez hijos. Ella tiene 28 nietos, algunos de los cuales nunca
ha visto. Tiene más de una docena de bisnietos también, y a ninguno ha
sostenido”, prosiguió Mark.
“Pueden haber adivinado en que ella no siempre fue
monja. Creció en San Francisco y en Oregon y fue a la escuela en California y
Nueva York. Tenía un novio y se casó cuando tenía 20 años”.
Ann Russell Miller, el nombre de la madre de Mark antes de ingresar a la
vida contemplativa, ya tenía cinco hijos cuando tenía 27 años. “Y luego tuvo cinco más. Un equipo de basquetbol de cada
sexo”.
Mark recuerda que su madre nació en 1928 y “tenía
un millón de amigos. Fumaba, tomaba, jugaba cartas. Estuvo embarazada más de
400 semanas de su vida”.
Ann también fue buceadora en aguas abiertas y “manejaba
tan rápido y tan arriesgadamente que la gente salía de su auto con el pie rojo
de tanto pisar en el freno imaginario. Dejó de fumar y tomar alcohol el mismo
día que, de algún modo, evitó cometer un homicidio como resultado”.
El esposo de Ann,
Richard Miller, falleció en 1984.
En 1987, en dos almuerzos separados, uno para sus cinco hijas y otro
para sus cinco hijos, Ann Russell Miller anunció que ingresaría a un convento
carmelita en dos años. Cuando se corrió la voz, algunos amigos se preguntaron
por qué no eligió una orden “más moderna”, o
por qué no simplemente se jubiló y llevó una vida tranquila.
En 1989 “dejó todo lo que tenía en el mundo.
En su cumpleaños 61 hizo una fiesta de despedida con 800 invitados en un hotel
en San Francisco y voló a Chicago al día siguiente”, prosigue Mark.
En 2005, el diario San Francisco Gate publicó un
artículo sobre la religiosa en el que indicaba que “Ann Russell Miller era una adinerada socialité de
San Francisco: su padre era el presidente de Southern Pacific Railroad; el
padre de su esposo fundó lo que se convirtió en Pacific Gas and Electric”.
“Vivió una vida atestada y sociable: presidía
varias beneficencias, navegó en un yate en el Mediterráneo, tenía anteojos
separados para combinar con muchos de sus atuendos y compraba en (la tienda)
Elizabeth Arden cuatro días a la semana”, agrega el
texto.
A veces, explicaba uno de los hijos al San Francisco Gate, Richard y Ann
bromeaban con la posibilidad de ingresar a la vida contemplativa si el otro
fallecía. Él a un monasterio trapense y ella a un monasterio carmelita.
Ann Russell Miller ingresó finalmente al monasterio carmelita de Des
Plaines en el estado de Illinois.
“Allí es donde ha estado los últimos 33 años.
Haciendo cuentas del Rosario con pétalos de rosas y durmiendo en su propia
celda”, explica Mark.
Para concluir, Mark afirma que “no estoy de
duelo” porque “nuestra relación era…
complicada”.
“Dile hola a papá por mí”, concluye.
POR WALTER SÁNCHEZ
SILVA | ACI Prensa
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