Una mujer ha contado
con pelos y señales cómo fueron los abusos sexuales que sufrió durante los años
de su vida en los que perteneció a la conocida secta de impronta cristiana
“Niños de Dios” (Children of God). La historia de Dawn Watson es
diferente a otras que se han hecho famosas, ya que ella nació y creció dentro del grupo,
según informa Noticias Cuatro.
La coach
brasileña Dawn Watson ha concedido una entrevista al canal de YouTube Barcroft
TV, donde ha relatado el sufrimiento que vivió durante 13 años. La
charla ha tenido tanta repercusión que distintos portales de noticias como el Daily
Mail se han hecho eco y han querido plasmarla en sus páginas webs.
La
secta fue creada en el año 1968 por David Brandt Berg y tuvo tanto éxito que en tan sólo cuatro años se llegaron a propagar
130 filiales por todo el mundo. Según cuenta la protagonista, en los Niños de
Dios se educaba a los niños desde muy pequeños a tener
relaciones sexuales abiertas con los adultos
que formaban parte de la secta.
ABUSO SEXUAL, EMOCIONAL Y ESPIRITUAL
“Cuando
eres pequeño aprendes a cepillarte los dientes; sin embargo, a mí me enseñaron a tener relaciones sexuales
desde niña”, comenta Watson. También confiesa que tuvo que presenciar, entre otras
cosas, fotos de mujeres desnudas clavadas en una cruz, según leemos en RT. “Fui abusada sexual, emocional y
espiritualmente”.
Uno de los principales problemas de las personas que nacían en la secta
es que no recibían una formación convencional, sino que eran educadas expresamente para satisfacer sexualmente a sus mayores:
“Nos decían y nos enseñaban que, como mujeres que éramos, podíamos expresar
nuestro amor sirviendo a los hombres, que eran los representantes de
Dios. Ellos decían que no había
agresión porque todo sucedía en nombre del Señor, por eso resultaba muy
difícil saber que lo que me hacían estaba mal y no era lo correcto”.
La secta, de la que fueron
miembros al menos dos personalidades de Hollywood –Harvey Weinstein y Rose
McGowan, recientemente involucrados en un escándalo de acoso sexual–, tenía una
peculiar manera de atraer nuevos adeptos y obtener financiación. Las niñas eran
las encargadas de llevar a cabo la misión “flirty
fishing” (pesca con coqueteo),
en la que se les pedía que se acostasen con hombres para
conseguir su cometido.
“NOS LAVARON EL CEREBRO”
La mujer afirma que todos los miembros de la secta pensaban igual, y es que daba
igual que se hubiesen criado dentro de la ideología impuesta, todos creían
firmemente en la palabra que imponía el padre superior. “Nos lavaron el cerebro a todos, tanto a niños como a
mayores. Todos creíamos que el sexo
libre era parte de la expresión de amor hacia Dios. Incluso cuando se trataba
de niños muy pequeños, que ni siquiera entendían lo que estaban
haciendo”, afirma Dawn Watson.
Las doctrinas que se imponían
dentro del grupo tenían que ser fielmente cumplidas por todos los miembros. En
el caso de incumplir alguno de los mandatos exigidos se impondrían castigos
físicos. Según cuenta Dawn Watson, algunos de ellos consistían en
pegar bofetones hasta dejar moratones en las extremidades de su cuerpo. “Cuando salí de la habitación donde me dejaron la pierna
amoratada fui corriendo a mi madre y le pregunté si eso era amor”, asegura la entrevistada.
EL LÍDER Y LOS DEMÁS HOMBRES, UN PELIGRO
La secta de los Niños de Dios
fue fundada en 1968 por el estadounidense David Brandt Berg, hijo de un pastor
que fue expulsado de su comunidad eclesial por ser sospechoso de pedofilia con
sus propios hijos. Cuatro años después ya había 130 sucursales diferentes del
grupo, hasta en Brasil, donde residió Watson.
“Berg
tenía mucha oscuridad interior. Incluso antes
de convertirse en un líder de la secta ya había abusado de sus propios hijos.
También quería tener muchas mujeres, por lo que no era bienvenido en la iglesia”, dice Watson.
Según cuenta la mujer, el
fundador, conocido como el “padre David” o “Moisés David”, alentaba a las mujeres y los niños
a pasar tiempo con sus “tíos”. Watson confiesa que nunca conoció una figura
paterna entre los hombres de la comunidad con los que mantenía sexo: “Siempre miré a
los hombres y ‘tíos’ de la comunidad como un peligro y quería estar lo
más lejos posible de ellos”.
HUIDA EN LA ADOLESCENCIA
Su vida cambió con tan sólo 13
años, cuando decidió escapar de la secta al no poder soportar más la forma de vivir que le
imponían, y lo hizo saltando por una ventana de la casa en la que habitaban los miembros de la
secta: “si el mundo exterior era un lugar tan
horrible y malo como ellos decían y si Dios quería matarme, me iría al infierno. Ya no me importaba nada”.
Por suerte, la brasileña vivió
durante tres años en diferentes hogares en los que residían otras personas que
habían tenido el mismo valor que ella y habían escapado de los Niños de Dios.
Cuando tuvo 15 años, y tras una violación, Dawn Watson consiguió llamar
por teléfono a su madre y convencerla para que también abandonase la secta.
Ha sido ahora cuando la
protagonista ha fundado su propia asociación en la que intenta ayudar a
personas que hayan sufrido cualquier tipo de abuso sexual. “Aquellos que hayan sufrido fuertes dolores emocionales
pueden venir a mí”, explica.
La
secta de los Niños de Dios pervive hoy en día bajo el nombre de “La Familia
Internacional”. En este momento está dirigida
por Karen Zerby, la segunda mujer con quien se casó el “padre
David”.
Secretaría RIES
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