Cada vez salen más
casos a la luz de entidades dedicadas al desarrollo personal, coaching,
incremento del potencial humano, capacitación profesional… que resultan
ser verdaderas sectas que esclavizan a sus víctimas, sometiéndolas
a la dinámica del grupo y a sus líderes. El caso que recogemos ahora,
procedente de México, lo han contado Samara Martínez y Adriana Saucedo,
periodistas de El Heraldo de Chihuahua.
Bajo el esquema
de ser una organización “comprometida con el desarrollo del potencial
humano”, Desarrollo Humano y Capacitación Empresarial S.C. (DHE), dirigida
por Luz I.F., es una secta que desde hace más de dos décadas se ha dedicado a
jugar con la vulnerabilidad de las personas, pues, además de humillarlas
públicamente, las controla en todos los aspectos de su
vida, tanto en lo religioso como en lo sexual, según lo explican más
de treinta testigos que han logrado escapar de ella.
EXIGENCIA DE COMPROMISO EXTREMO
A través de programas y seminarios para la superación personal, liderazgo,
comunicación y control de las emociones,
la organización logra captar a los asistentes, siendo su objetivo
aquellas personas que atraviesan momentos difíciles en su vida personal, como
la pérdida de un ser querido, problemas en su matrimonio o quienes padecen
depresión, prometiéndoles una vida próspera en un futuro a cambio de un pago
aproximado de 3.500 pesos por seminario.
“Yo llegué en una situación difícil, me sentí
acogida, integrada, me sentí diferente y una de las reglas al estar ahí era que
no podíamos ocultar ningún aspecto de nuestra vida, que todo tenía que ser
comunicado, teníamos que hacer discernimientos con Luz I.F., entonces todas las decisiones que tomamos de nuestra
vida ella tenía que estar involucrada y poco a poco se va haciendo
el lavado de la cabeza”, explica Rocío, quien por más de quince años formó parte de la empresa
sectaria.
Los “entrenamientos”, como
se le llama a la preparación para seminarios, incluyen humillaciones, mucha presión, exigencias religiosas y un compromiso
extremo con la organización, pues como explican algunos ex
integrantes, Luz I. asegura que Dios habla a través de ella diciéndole si
alguien cae en pecado para castigarlo.
Por ello se ven obligados a
responder al llamado en cualquier hora del día, sin importar lo que se
encuentren haciendo en ese momento, seguir todas las instrucciones
sin cuestionar, y “entregar tu vida” a
la líder sectaria, con la supuesta finalidad de llegar al máximo potencial de
la persona.
HUMILLACIONES, CASTIGOS, CHANTAJE
“Se
hace un compromiso con Dios y con ella, pues usaba mucho todo el rollo bíblico para mantenernos dentro. Era muy
común que gente que entraba al entrenamiento de líderes fuera de fe católica.
Yo estuve ahí desde los 16 años y dentro de las reglas también estaba el
comunicarlo todo, ella estaba
enterada de todo en tu vida porque se tenían que asegurar de que
tuvieras una vida íntegra, apegada a Dios, entonces entro y me habla de
castidad, por lo que seguí virgen hasta que me casé. Hubo entrenamientos donde
humilló públicamente a chavos porque se acostaban con la novia el fin de
semana”,
comenta
Alejandra.
La líder sectaria manipula a los integrantes con información personal, pues
tiene conocimiento de todos los aspectos íntimos de ellos, ya que, a través de
la aplicación de un test, Luz I.F. conoce hasta las fantasías sexuales de los
integrantes, siendo así una herramienta de chantaje y
manipulación. “Ella es tu autoridad y no hay otra autoridad
en ti, llámese tu esposo, tu madre, tu doctor… Tenía que tener ella todo
el control de tu vida y de tus decisiones”, explica la ex
integrante.
Los
castigos también forman parte de los “entrenamientos”, pues si no
respetas o te quedas callado, hay consecuencias negativas. “Hubo una
compañera que no se quedaba callada y la desafió en un desacuerdo. Su castigo
fue limpiar el piso de donde se servía el café, de rodillas con la mano y una
pañoleta puesta en la boca para que no se le olvidara que no debía contestarle.
Y luego la degradó de ser supervisora a ser la encargada del café y la gente de
su grupo tenía que verla poniendo galletas”, menciona Alejandra.
CONTROL TOTAL DE LA PERSONA
Dentro de la organización se
trabaja con fraternidades, las cuales se convierten en tu familia, y a
través de la persuasión coercitiva se hace un control total
de las emociones, la conducta, la información y los pensamientos. En este tipo de empresas, en el primer nivel se
establece la autoridad del líder sobre la gente, en el segundo se genera un
vínculo muy intenso, al punto de que la persona hace lo que se le pide, asegurando
que la verdadera explotación se da en el tercer nivel del liderazgo.
“Yo
la conocí, la admiré, me gustó cómo trabajaba y los maltratos se generaron ya mucho tiempo después. Usa esas
herramientas que te dio en un principio para violentarte. Es muy sofisticada su
forma de operar, todas las herramientas que te dan en el primer nivel te
vulneran las defensas y eliminan
el pensamiento crítico”, asegura la joven.
“Ella
nos decía: ‘Si estás aquí es
porque Dios quiere que estés aquí y él, al igual que yo, no se equivoca’.
Teníamos que comunicárselo todo porque, si no, Dios se lo decía, ‘es que el
Espíritu Santo me sopla’, al punto que tenía mucho miedo de hacer las cosas
porque en verdad creía que Dios le iba a contar”, asegura Alejandra.
APROVECHAMIENTO DE LA FE CATÓLICA
Asumir una postura de
divinidad por parte del líder es algo que suele pasar en este tipo de
organizaciones, pues al decir que es lo que quiere Dios, los integrantes caen
en una situación muy delicada al creer que el Señor les pide
hacer cosas fuera de lo racional.
Ernesto, un testigo que duró
sólo algunas semanas dentro de la organización, decidió denunciar y luchar,
pues asegura que desde el primer momento se dio cuenta del tipo de secta que
era. “Para mí, la gravedad no radicaba en
lo que veo de la secta destructiva, porque ahora entiendo que es una secta que
atenta contra la Iglesia Católica. Para mí, Luz I.F. estaba tratando de crear una iglesia nueva,
agarrándose de la católica”, asegura.
Para la mayoría de los
integrantes, salir de la secta es algo muy difícil,
pues el tomar conciencia de que fueron víctimas, de que cedieron el control de
su vida a alguien que jugó con sus emociones, sentimientos, familia, economía y
confianza, es algo bastante complicado de asimilar.
“En
el momento que yo estaba adentro yo no le podía atribuir maldad a Luz I., es tanto el vínculo que se crea que no
concibes decir algo malo de ella, pero ahora, tiempo después, me doy
cuenta de que esa mujer está trastornada y nos hizo mucho daño, fue muy difícil”, comenta una mujer que por más
de quince años vivió situaciones de abuso emocional, espiritual y económico.
Secretaría RIES
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