La semana pasada, la
Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES) ha comenzado a distribuir en
España el libro Místicos, videntes y médiums.
Análisis comparativo entre las diversas experiencias del más allá,
escrito por el sacerdote dominico y
exorcista François-Marie Dermine, y traducido al español por el también
dominico Rafael María Rossi, miembro de la RIES.
La obra está despertando el
interés de mucha gente, especialmente exorcistas,
además de otros sacerdotes,
laicos responsables de grupos de
oración carismáticos, médicos
y otros colaboradores en el ministerio del exorcismo o en la oración
de liberación.
Recordamos que puede
adquirirse contactando directamente con su Secretaría para España (ries.secr@gmail.com).
Las personas que tengan interés en esta obra en América Latina, pueden
dirigirse a la librería que lo distribuye desde Argentina: Lectio (librerialectio@arnet.com.ar).
Para conocer un poco más a
fondo el carácter del libro, recogemos a continuación la traducción al español
del reportaje que escribió en su día Maurizio Blondet para el diario Avvenire, cuando fue publicada la obra
original en italiano, a cargo de la Libreria Editrice Vaticana (año 2002).
LO SOBRENATURAL PUEDE PROVENIR DE “OTRO”
“Lo
admito: escribí un libro bastante pesado”, comienza François-Marie Dermine. Para un libro titulado Mistici,
veggenti e medium. Esperienze dell’aldilà a confronto, no es sólo una
alabanza: una obra de
raro rigor crítico en un campo abierto a lo sensacional y a todo tipo de
autoilusiones facilonas. No es
casualidad que François-Marie (nacido en Canadá, pero que enseña Teología en
Bolonia) sea dominico.
Una orden formada –y en otro tiempo experta– en el “discernimiento de los espíritus”. De hecho, fray
Dermine fue llamado a estudiar el caso
de Vassula Ryden, la vidente ortodoxa
que recibe “comunicaciones” con un trasfondo
cristiano y que ha sido condenada por la Iglesia. “Me
di cuenta de que la mujer es una médium.
Y, quizás de buena fe, se equivoca
sobre la naturaleza de los fenómenos”.
¿Se equivoca? “Como
muchos, incluso bien intencionados, tal vez cristianos”, advierte el dominico. “Hoy la gente no sabe, o ya no sabe, que lo ‘sobrenatural’ [fenómenos que parecen
superar las posibilidades de la fisiología] no es en sí mismo y por sí mismo
sobrenatural. La comunicación o el ‘don’ puede provenir de ‘otro’ alarmante,
que no es Dios. Esto debe tenerse en cuenta, por ejemplo, en el caso de
las estatuas de la Virgen que lloran”.
UN PRESUNTO “DON” QUE SE PUEDE RECHAZAR
¿Y cómo se
distingue el “espíritu” que actúa? La respuesta es compleja. Pero el padre François-Marie evoca
la actitud de las personas entre las que se produce el fenómeno, y que podrían ser los médiums que inconscientemente
lo producen. A veces, dice, si
la persona “renuncia” al fenómeno, vemos que
el fenómeno desaparece.
“Conocí
a un cierto Michel Beret, que tenía una capacidad real de precognición. Estaba
convencido de que era un regalo natural y personal; pero en un momento
determinado comenzó a ser acosado por fenómenos de Poltergeist, a obsesionarse
con ideas suicidas, y ‘renunció’ a su don. Y lo ha perdido desde entonces”.
Entonces, ¿no era de él, sino
que venía de Alguien con quien es mejor no tener trato? Porque si lo sobrenatural (y lo preter-natural) no
es necesariamente sobrenatural, “también debemos
advertir contra el error opuesto”,
dice el dominico: “pensar que
ciertas posibilidades paranormales son parte de la naturaleza humana”.
Y aquí se abre un vasto y ambiguo campo.
LOS RIESGOS DE LA MAGIA Y EL ORIENTALISMO (GNÓSTICO)
Por un lado, sí existe “una fisiología sutil del hombre, no muy investigable”, que puede producir fenómenos paranormales. Y
esto puede conducir a la magia, como
una “técnica efectiva” para explotar posibilidades increíbles.
Por otro lado, las doctrinas orientales, profundas y
prestigiosas (“o gnósticas”, afirma el padre François-Marie), suponen que el hombre es “naturalmente divino”,
una “chispa” que puede, o debe, volver a fundirse en el Fuego
divino original, del cual se ha separado o ha emanado. “Estas doctrinas a menudo suponen una teología
emanacionista: Dios no ha creado libremente las cosas y el hombre, sino que una divinidad (impersonal) ha emanado
el mundo desde su misma sustancia”.
Por esta razón, el budismo y el hinduismo divergen de la
manera más radical del cristianismo. Y los métodos ascéticos de esas doctrinas
no pueden ser usados sin riesgo por el cristiano. “Sobre todo, el asceta y el místico cristiano saben”, dice el dominico, “que las realidades sobrenaturales
no se deben a él; que no puede merecerlos. Además, el santo místico cristiano nunca busca los ‘fenómenos’ del misticismo, ni
siquiera el éxtasis. El asceta cristiano practica el ascetismo para preparar el
corazón para recibir a Dios, la persona amada, no para obtener ‘poderes’.
El místico hindú busca activamente el éxtasis, como una ‘experiencia’ de fusión
en lo divino”.
LO PECULIAR DE LA MÍSTICA CRISTIANA: RELACIÓN
Es precisamente esto lo que
seduce en las doctrinas orientales, observo. El padre asiente: “porque el hombre
de hoy no se fía más que de sí mismo. Y de la técnica. Y estas doctrinas
ofrecen precisamente las técnicas para alcanzar lo divino, considerado
como accesible. En el fondo está la seducción de la técnica”.
Sin embargo, ¿no es desalentador que la fe cristiana no tenga técnicas
ascéticas? ¿No es una carencia? “El punto”, es la respuesta, “es que no existe ninguna técnica que permita entrar
en una relación con otra persona. Y el Dios que se nos ha revelado es una
Persona, un Otro libre y autónomo. No existen manuales –aunque se
escriban, especialmente en Estados Unidos– para encontrar a la mujer amada o
para hacer amigos. Para encontrarse con
el otro (o el Otro) no sirve una técnica, sino una disposición: darse a sí mismo”.
Ésta es la diferencia. En la fe de Cristo, hay una discontinuidad
radical entre lo natural y lo sobrenatural, entre el hombre y Dios. “Pero esta discontinuidad no es oposición. Igual que un
trozo de madera no es una estatua y no puede convertirse en ella por sí solo,
sino que puede convertirse en una estatua en manos del escultor (ya que nada en
la madera lo impide), de la misma manera el hombre no es ‘naturalmente divino’, pero puede obtener la unión con el
Otro, el Otro libre que nos ama”.
SUPERAR LA BÚSQUEDA ESPIRITUAL SOLITARIA
Es una buena diferencia. ¿Pero bastará para convencer a los buscadores –y no son
pocos– de la espiritualidad oriental? ¿Cómo los convencería el padre
François-Marie? “Lo intentaría así: el
camino que te proponen esas doctrinas es solitario. Quien parte del presupuesto
‘Yo soy Dios’ no encuentra a nadie más que a sí mismo”.
De hecho, en el yoga, el
estado de liberación se llama honestamente “soledad”.
“Pero yo, tú… ¿realmente queremos estar
tan solos? Estamos hechos para ir en compañía: de un tú o de un Tú”.
Secretaría RIES
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