Para los que creemos en
una república ateniense de ciudadanos libres, en una sociedad gobernada por la
razón, nos resulta llamativo el que ahora, de hecho, se esté ejerciendo una
clara represión desde el poder ejecutivo, legislativo y judicial de varios
países de Europa contra a aquellos que disienten pacíficamente frente a los
lobbies LGTB.
Pensar de otra manera no
significa que ir contra alguien. La libertad de pensamiento y, por tanto, la
libertad de expresión son columnas esenciales de una sociedad justa y libre.
Yo no soy musulmán, pero
defenderé con todas mis fuerzas el que los adoradores de Alá se les respete no
solo que no coman cerdo, sino que también tengan libertad para predicar que
comer cerdo es pecado. Si algún musulmán quiere predicar que el que coma cerdo
arderá en el infierno, tiene todo el derecho de la democracia para hacerlo.
Los pastores de cada denominación
pueden decidir quienes consideran que van al averno. No considero que seremos
más libres si los jueces civiles dirimen el asunto antes del Juicio Final.
Mañana a los jueces les puede dar por decidir si los sacramentos son ocho o si
es verdad que san Pedro estuvo en Roma.
Queridos conciudadanos, la
censura y la autocensura ya existen en este tema LGTB.
Pero lo más preocupante para nuestra salud democrática es que resulta evidente
que estamos cada vez más cerca de la represión judicial de ciertas ideas se
haga realidad.
No deberían existir delitos de
pensamiento. Apelo a la buena voluntad de todos (sea cual sea su orientación
sexual) para lograr un campo común en el que se respeten los justos derechos de
las personas (todas) y las creencias religiosas (y su expresión).
Debemos trabajar para evitar la confrontación. Debemos apelar a los buenos sentimientos de ambas partes. Sin duda se puede lograr esa tierra común jurídica. La Razón, sin duda, debe ser la guía en esa búsqueda de ese territorio legal justo en una democracia. Por supuesto que, en el pasado, se cometieron injusticias y cosas detestables contra los homosexuales. Pero ahora un triunfo aplastante de esos lobbies LGTB frente a la libertad de pensamiento de los cristianos sería, a largo plazo, un movimiento pendular del que se avergonzarán los mismos gais de las próximas generaciones.
Sin duda que se podría trabajar en común por parte de juristas de las dos posturas para lograr evitar una situación que, de otra manera, todos lamentaremos. No tengo la menor duda de que hay individuos dispuestos a trabajar por esta buena causa.
Debemos trabajar para evitar la confrontación. Debemos apelar a los buenos sentimientos de ambas partes. Sin duda se puede lograr esa tierra común jurídica. La Razón, sin duda, debe ser la guía en esa búsqueda de ese territorio legal justo en una democracia. Por supuesto que, en el pasado, se cometieron injusticias y cosas detestables contra los homosexuales. Pero ahora un triunfo aplastante de esos lobbies LGTB frente a la libertad de pensamiento de los cristianos sería, a largo plazo, un movimiento pendular del que se avergonzarán los mismos gais de las próximas generaciones.
Sin duda que se podría trabajar en común por parte de juristas de las dos posturas para lograr evitar una situación que, de otra manera, todos lamentaremos. No tengo la menor duda de que hay individuos dispuestos a trabajar por esta buena causa.
P. FORTEA
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