Somos salvos
únicamente por la gracia abundante que tiene su fuente en Cristo, según el
designio sabio y compasivo de Dios Padre.
Por: Fray Nelson Medina | Fuente: fraynelson.com
PREGUNTA:
Buenos días, Padre. Sigo
examinando la doctrina católica y reflexionando sobre lo que predica, ya que
como le he dicho en otros correos, soy evangélico desde hace 30 años, pero
quiero (voy lento) avanzar a una mayor comprensión de la doctrina católica. Es
una pregunta, sobre el purgatorio. "Parece",
que dicha doctrina menoscaba gravemente la suficiencia de la obra de
Cristo para nuestra salvación. Da a entender que los méritos de Cristo no son
suficientes para borrar nuestros pecados, que su obra fue incompleta y ha de
ser perfeccionada mediante sufrimientos del cristiano después de la muerte; en
una palabra, debe olvidarse que "la sangre de
Jesucristo nos limpia de todo pecado" (1 Jn 1:7). Espero su
respuesta. Gracias por su tiempo. -- MJCP
RESPUESTA:
Un saludo en Cristo, hermano.
Somos salvos únicamente por la gracia abundante que tiene su fuente en
Cristo, según el designio sabio y compasivo de Dios Padre. Esa gracia llega a
nosotros de muchas maneras y en distintos tiempos, como lo muestra la Escritura
con diversas imágenes. Por ejemplo, la abundancia de las aguas sugiere una
multiplicidad de caminos por los que Dios sacia la sed de la tierra (Salmo 46);
o la diversidad de resonancias del Cristo Glorioso en Apocalipsis 1.
De modo que no debemos pensar que por el hecho de que toda gracia viene
por Cristo, entonces toda gracia debe llegar del mismo modo o al mismo tiempo.
El amor divino, por otra parte, claramente traspasa la frontera de la
muerte. Dios "es un Dios de vivos, no de
muertos, porque para Él todos están vivos" (Marcos 12,18-27). No
hay por qué suponer que Dios cesa de amar a la persona que muere, ni tampoco
cabe pensar que ese amor deje de ser eficaz.
Por supuesto, si la persona muere cerrada, blindada, a la gracia,
estamos ante el triste caso de la condenación porque no puede Dios suplantar o
suprimir la libertad que Él mismo nos dio. Pero si hay en la persona una
apertura fundamental a la gracia, y la persona sin embargo claramente ha muerto
con imperfecciones graves en su corazón. ¿Qué cabe
suponer? Apocalipsis 21,27 dice que en el Cielo no entra nada impuro ni
manchado, de modo que no cabe suponer que la persona con tales imperfecciones
(de egoísmo, mentira, soberbia, pereza, incoherencia moral...) entre en la
gloria; pero tampoco es lógico negar que su apertura al amor compasivo de Dios
lo hace receptor idóneo de la gracia que transforma.
Lo lógico es afirmar una situación temporal de purificación en virtud
del amor siempre eficaz que viene por los méritos de Cristo. Y eso exactamente
es el purgatorio.
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