lunes, 8 de julio de 2019

CARDENAL ZEN: «SE FIRMA UN TEXTO CONTRA LA FE Y SE AFIRMA QUE LA INTENCIÓN ES PROMOVER EL BIEN DE LA COMUNIDAD»


Dubia del cardenal sobre las directrices de la Santa Sede
El pasado 20 de junio la Santa Sede publicó un documento que pretendía ser una guía sobre la cuestión del registro civil del clero chino. La enorme desazón que ha causado en ellos ha motivado al Cardenal Zen escriba una carta en forma de dubia
(InfoCatólica) Texto del cardenal Zen.
Dubia del cardenal Zen sobre las directrices pastorales de la Santa Sede con respecto al registro civil del clero en China
Ante todo, encuentro extraño que el documento sea emitido por la Santa Sede, sin especificar qué departamento lo hace y sin firma alguna del director responsable.
En los párrafos 1 y 2 el documento explica el problema y la solución general.
1. El problema es que el gobierno ha incumplido su promesa de respetar la doctrina católica. En el registro civil del clero, casi siempre se requiere que el clero acepte el principio de autonomía, de independencia económica e independencia en la propagación de la Iglesia en China (esto se podría completar con lo que dice la carta del Papa Benedicto XVI en el punto 7.8: "adoptar actitudes, hacer gestos y asumir compromisos que son contrarios a los dictados de su conciencia como católicos".)
2. Ante una situación tan compleja, que no siempre es la misma en todos los lugares, la Santa Sede proporcionó un esquema general sobre cómo comportarse: por un lado, dice que no intenta forzar a la gente; de ahí, que pida (pero omitiendo decir explícitamente "al gobierno") respeto por la conciencia de los católicos. Por otra parte, afirma como principio general que "la condición de clandestinidad no es una característica normal de la vida de la Iglesia", es decir, lo normal es dejar de serlo.
Con respecto a la cita de la carta del Papa Benedicto XVI, en el punto 8.1, me tomo la libertad de mencionar casi todo el párrafo:
a) "Algunos de ellos, no deseando ser objetos de un control indebido ejercido sobre la vida de la Iglesia, y queriendo mantener total fidelidad al Sucesor de Pedro y a la doctrina católica, se han sentido forzados a optar por la consagración clandestina".
b) "La condición de clandestinidad no es una característica normal de la vida de la Iglesia".
c) "Y la historia demuestra que los pastores y los fieles han recurrido a esto sólo con gran sufrimiento, en su deseo de mantener la integridad de su fe".
d) "Y para resistirse a las injerencias de las agencias estatales en cuestiones que pertenecen íntimamente a la vida de la Iglesia".
Al padre Jeroom Heyndrickx y al cardenal Parolin les gusta citar sólo la parte b); el Papa Francisco también ha añadido la parte c); pero me parece que las partes a) y d) también son importantes.
El párrafo muestra claramente que la no-normalidad no es elección del clero clandestino; dicha elección es inevitable. ¡Es la situación la que es anormal! ¿Ha cambiado la situación ahora?
3. El tercer largo párrafo intenta probar aquello que se sugiere en el párrafo 5:
PRIMERA PRUEBA: la constitución garantiza la libertad religiosa.
¿Qué nos dice la larga historia de persecución, a pesar de lo que diga la constitución?
SEGUNDA PRUEBA: Después del Acuerdo, la "independencia" lógicamente no debería ser entendida ya más como independencia absoluta, pero…
Primeramente, si no puedo acceder al texto del documento, me es difícil creer que ellos hayan reconocido el "papel particular del Sucesor de Pedro".
¿Hay algo lógico en los sistemas totalitarios? Lo único lógico, es que, de acuerdo a Deng Xiaoping, un gato blanco es igual a un gato negro, en tanto que sirva a los propósitos del Partido.
En el período inmediatamente posterior al acuerdo, nada se ha cambiado. Todo ha sido oficialmente replanteado y los hechos lo prueban.
TERCERA PRUEBA: El contexto de diálogo "consolidado".
¿No reconoce el documento que el gobierno ha incumplido sus promesas, tal como se afirma tanto en el primer y noveno párrafo de este documento?
CUARTA PRUEBA: TODOS LOS OBISPOS ESTÁN LEGITIMADOS.
Esto sólo demuestra la ilimitada generosidad del Papa o quizás la todopoderosa presión del gobierno, pero no vemos ningún cambio en la parte de los perdonados y "recompensados"; no hay signos de arrepentimiento; sólo claros actos de osado triunfo, riéndose de otros que han apostado al caballo perdedor.
4. El párrafo cuarto afirma que las razones antes mencionadas, justifican una nueva actitud. Aquí al menos son honestos cuando dicen que lo que se propone es algo nuevo, y que es así no en relación al pasado sino como una negación del mismo, como algo que ya se fue, algo que ya no sirve.
También se dice que la Santa Sede está tratando de ponerse de acuerdo con el gobierno sobre una fórmula (y que satisfaga a los dos).
Pero nuestra pregunta es: ¿una fórmula? Lo que se está pidiendo y lo que se está aceptando no es una mera declaración: es un sistema completo, un régimen en el cual ya no habrá libertad pastoral, en el que todo el mundo tendrá que seguir las órdenes del Partido, incluyendo el que los menores de 18 años no puedan tomar parte en ninguna actividad religiosa. 
5. En el párrafo 5 encontramos las directrices pastorales propiamente dichas. En resumen: está bien firmar todo lo que el gobierno requiere, posiblemente con una aclaración por escrito que niegue lo que se firme. Si dicha aclaración escrita no es posible, que se haga verbalmente, con o sin testigo. Basta que no haya la intención de no aceptar escrupulosamente lo que realmente se firmó.
Se firma un texto contra la fe y se afirma que la intención es promover el bien de la comunidad, una evangelización más apropiada y una gestión responsable de los bienes de la Iglesia. Esta norma general va obviamente contra todo fundamento de la teología moral. Si es válida, justificaría incluso la apostasía.
6. En el párrafo 6 se dice que la Santa Sede comprende y respeta a aquellos que, en buena conciencia, no aceptan la norma antes mencionada. Obviamente, esto demuestra compasión hacia esa minoría "obstinada" que todavía no entiende la nueva norma.
7. El párrafo 7 habla de ciertos deberes que recaen sobre los obispos, citando un documento que no tiene nada que ver con este asunto.
8. En el párrafo 8 se dice que los fieles deberían aceptar la decisión de sus pastores. ¿Qué significa esto?, ¿que ellos no tienen la libertad individual de elegir? ¿No se debe respetar su conciencia?
Cuando los hermanos de China me preguntan qué hacer, siempre les doy la misma respuesta: respeten las elecciones de otros y permanezcan firmes en las convicciones de su propia conciencia. Esto es así porque yo no tengo autoridad para imponer a otros lo que a mi juicio es correcto o equivocado. Pero, ¿no tiene la Santa Sede la autoridad y por lo tanto el deber de clarificar precisamente esto a los miembros de la Iglesia? ¿Están haciendo esto las directrices pastorales?
9. En el párrafo 9 se dice que mientras tanto, la Santa Sede pide (y omite de nuevo al "gobierno") que las comunidades católicas no oficiales no se vean indebidamente sometidas a presión como en el pasado.
La decisión de no usar la palabra "gobierno" es como la tradicional reverencia de no mencionar el nombre del emperador.
Finalmente se recomienda que todo el mundo discierna la voluntad de Dios con paciencia y humildad. Me pregunto, sin embargo: ¿dónde ha quedado la perseverancia en la fe?
Luego se dice que "el viaje de la Iglesia en China está marcado, … por mucha esperanza a pesar de las dificultades que soporta". Me parece a mí, que en vez de esto, los hechos han destruido todo fundamento de esperanza humana. En lo que respecta a la esperanza en Dios, nunca puede ser separada del sincero deseo de sufrir de acuerdo a Su voluntad.
Este documento le ha dado radicalmente la vuelta a lo que es normal y lo que es anormal, a lo que es justo y a lo que es lamentable. Los que lo redactaron esperan quizás que la penosa minoría muera de muerte natural. Cuando hablo de esa minoría, me refiero no sólo a los sacerdotes clandestinos, sino también a los muchos hermanos en la comunidad oficial que han trabajado con gran tenacidad para lograr el cambio, esperando el apoyo de la Santa Sede.
Que el Señor no permita que se cumplan los deseos de aquéllos que quieren la muerte de la verdadera fe en mi querida patria.

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