Sucedió hace un tiempo.
Ya les había contado en este
mismo blog, sobre cómo el Señor nos hizo invisibles en varias ocasiones a mí y
a miembros de nuestro grupo de oración salvándonos la vida.
La semana pasada le sucedió a una
hermana del grupo. Ella tiene un pequeño restaurante y luego del trajín diario
se fue a descansar por un momento a su pequeño departamento contiguo a su
restaurante, en eso escuchó gritos de pelea, se incorporó y fue a ver qué
pasaba: dos sujetos con armas estaban asaltando su
restaurante.
Ella entró – cabe decir que ella
es una mujer robusta, imposible de ignorar – y vio el asalto y a los
asaltantes, más ellos no la vieron a ella, siguieron el asalto como si ella no
se encontrara. Los ladrones le quitaron todas sus prendas a los comensales
entre gritos de amenazas y se retiraron pasando junto a ella – que estaba
paralizada - como si no estuviera... no la veían... Dios la hizo invisible.
Ella nos dio este testimonio y nosotros,
que ya estamos acostumbrados a estos hechos, sólo nos quedó dar Glorias a Dios
una vez más por proteger a uno de nuestros miembros. Ella – nueva en nuestro
grupo - se llama Mary y creo que Dios incrementó su fe.
José Miguel Pajares Clausen
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