El diario barcelonés
La Vanguardia ha dedicado una doble página al auge del paganismo en
Europa, que reproducimos a continuación. El artículo principal está firmado por
Gloria Moreno.
Hubo un tiempo en que el culto
a los dioses paganos imperaba en toda Europa. Sin embargo, la expansión del
cristianismo hizo que, poco a poco, estos fueran reemplazados por la nueva
religión monoteísta llegada de Oriente Medio. Los pueblos vikingos, en el
extremo norte del continente, fueron los últimos en convertirse. De eso hace ya
un milenio. Sin embargo, parece que el
poder de Thor, Odin o Balder vuelve a entusiasmar a más de uno.
Según Michael Strmiska,
profesor de Estudios Globales del Suny-Orange College de EE.UU., estamos ante
un cierto revival. “Encontramos muchas
expresiones de este nuevo interés por las tradiciones religiosas precristianas,
tanto en Europa como en otras partes del mundo”, asegura.
Está de moda. En los últimos
años se han multiplicado las series de
televisión, películas y obras literarias inspiradas en la mitología nórdica, la
brujería o los vampiros. La mayoría no ve en ello más que mero
entretenimiento cargado de cierto exotismo ancestral. Otros, en cambio, lo
interpretan como reflejo de la sincera curiosidad que vuelven a despertar las
religiones del pasado.
CONSTRUCCIÓN DE UN TEMPLO EN
ISLANDIA
Lo cierto es que, en las
últimas décadas, han ido apareciendo
distintos movimientos neopaganos. Sus miembros vuelven a rendir culto a
los dioses antiguos y disfrutan releyendo sus mitos y leyendas. El caso de
Islandia es uno de los más paradigmáticos. Allí, la comunidad Ásatrú, que trata de recuperar los antiguos ritos y
creencias de los vikingos, ha empezado a construir un gran templo dedicado a
los principales dioses nórdicos.
Esta nueva religión, nacida en los años 70, cuenta con el reconocimiento
oficial del estado islandés, lo que hace que sus sacerdotes puedan celebrar bodas, funerales y otros ritos con
validez legal. También reciben una parte del dinero de los contribuyentes que
el Estado destina a las distintas religiones oficiales. En los últimos
tiempos, sus miembros se han multiplicado. De poco más de 300 a finales de los
años noventa, hoy son ya más de 2.400. La cifra puede parecer discreta. Sin
embargo, es significativa en un país que tiene tan solo 320.000 habitantes. Los neopaganos son ya la principal religión
no cristiana de Islandia.
Pero más allá de los números,
cuentan los símbolos. El nuevo templo será el primero en los últimos 1.000 años
que vuelve a dedicarse a los dioses Odin, Thor o Frigg en este país. Situado en
una ladera, cerca de Reikiavik, su estructura será circular y excavada en la
roca, con una apertura en el techo por la que entrará la luz del sol. La idea
es construir un recinto en armonía con la naturaleza.
Aunque el renacer de esta
religión es bastante reciente, los islandeses nunca se han desvinculado del
todo de sus raíces vikingas y son varios los rasgos de su antigua religión que
han coexistido con el cristianismo a lo largo de los siglos. Esto explica que
haya gente que siga creyendo en los
elfos o espíritus de la naturaleza. O que una gran cantidad de nombres y
apellidos empiecen por Thor, dios del trueno, y muchas calles y topónimos hagan
referencia a las deidades nórdicas.
Todo esto hace que este país “sea hoy un lugar de referencia para todos los paganos”, explica a La
Vanguardia Ernesto García,
presidente de la Comunidad Odinista-Ásatrú de España (COE).
NEOPAGANOS EN ESPAÑA
El neopaganismo nórdico-germánico también asoma en España. De los cerca de 700
seguidores de 2007, hoy ya son más de
9.000, entre miembros activos y simpatizantes que colaboran con el
movimiento de algún modo o participan en sus ritos de vez en cuando.
España, de hecho, es el único país fuera de la órbita nórdica en el que
la comunidad Ásatrú ha sido reconocida por las autoridades como una religión
oficial. Los demás
son Dinamarca, Noruega y Suecia. Además, los seguidores ibéricos de esta nueva
religión también tienen un templo, en Navas de Jorquera (Albacete). Fue el
primero que se construyó en todo el mundo, asegura García. Eso sí, es más
discreto y pequeño que el que proyectan los islandeses puesto que aquí “no contamos con ningún tipo de financiación pública”,
remarca.
La suya, sin embargo, no es la
única religión neopagana presente en España. Ante el Ministerio de Justicia hay
registradas otras nueve. Algunas
de ellas también son de tipo germánico-nórdico, mientras que otras se inspiran
en el mundo celta, como los druidas y los movimientos de tipo wicca. Entre
estos últimos destaca la Wicca
Celtíbera, un culto pagano de transmisión hermética, mistérica e iniciática
constituido a partir de la brujería tradicional que se practicaba
antiguamente en la península.
UN FENÓMENO COMPLEJO
En opinión del profesor
Strmiska, que lleva años estudiando estos movimientos y ha publicado varios
libros sobre el tema, resulta difícil poner cifras a este fenómeno a escala
global. “La situación se parece a un
caleidoscopio”, explica. Los
nuevos grupos neopaganos son tan numerosos como variados. Además, mucha gente
no se une a ellos de un modo oficial sino “de
manera informal, participando online, yendo ocasionalmente a algunos ritos o
incluso in-ventándose los suyos propios para practicarlos a solas o acompañados
de su familia y amigos más cercanos”.
Las que sí están más claras
son las causas. “El cristianismo ya no domina
totalmente la sociedad y la cultura, por lo que la gente simplemente se siente más libre para explorar estas tradiciones
antiguas, así como otras como el budismo, el hinduismo, la santería, el
taoísmo o cualquier otra práctica que no estuviera disponible hace 50 o 100
años”.
El rechazo al materialismo y al consumismo propios de la sociedad
moderna hace que muchos se sientan llamados a un estilo de vida más profundo y
espiritual. En esta línea, el amor y la
concepción sagrada de la naturaleza es otro de los reclamos que
comparten muchos neopaganos. “El sentirse
conectado con la naturaleza y encontrar a los dioses y diosas en ella, de
hecho, es otro de los elementos centrales en todos estos movimientos”, destaca Strmiska.
Este es el caso del escritor y
realizador audiovisual alicantino Artur Balder, que practica la religión Ásatrú
desde hace años y una de cuyas obras, la Saga
del Teutoburgo, ha sido declarada “sagrada” por la Comunidad Odinista-Ásatrú de España.
Balder explica que, en el Ásatrú, todo
está relacionado con el ciclo natural de la tierra. “No puede haber futuro para nosotros si no respetamos un
futuro para la naturaleza. El Ásatrú no requiere iglesias, edificios o espacios
habilitados”.
Otros, sin embargo, ponen más
énfasis en la búsqueda de las propias raíces. “En
un mundo que cambia con rapidez, hay quien halla sentido y seguridad al tocar
cosas del pasado, las tradiciones de sus ancestros o de su grupo étnico”, explica Strmiska. Aunque, en su opinión, este es
un terreno “resbaladizo”, puesto que ¿quiénes serían los ancestros de los españoles? ¿Los católicos,
los moros, los judíos, los romanos, los paganos germanos o los celtas?”.
A VUELTAS CON LA TRADICIÓN
Muchos de los movimientos
neopaganos presentes en España han logrado el reconocimiento legal como
entidades religiosas. Sin embargo, sus líderes se quejan del trato de favor que
la legislación actual sigue dando a las religiones mayoritarias. Ninguna de las confesiones neopaganas ha
logrado el reconocimiento de “notorio arraigo”
que establece la ley sobre libertad religiosa. Esto hace que los matrimonios
que ofician sus sacerdotes, por ejemplo, no tengan efectos civiles, de modo que
los contrayentes tienen que volver a casarse por la vía civil. Asimismo, los
ministros de culto de estas confesiones tampoco pueden asistir oficialmente a
sus fieles en hospitales, prisiones o entierros.
Para Ernesto García, de la
Comunidad Odinista-Ásatrú de España, “es un
sistema discriminatorio, pues establece diferencias entre las religiones,
haciendo que, en la práctica, unas religiones sean consideradas de primera y
las otras de segunda”. Javier
Tomás, practicante de esta religión y colaborador de La Voz de Odín, una
web especializada en temas sobre el mundo Ásatrú, opina que debería reconocerse
ese notorio arraigo “pues la tradición goda o la
druida en el norte de España son ancestrales”.
DE LOS SEÑORES DE KOBOL A LA
FE DE LOS SIETE
Diversas series televisivas de
éxito recrean la mitología nórdica y la brujería. Algo que recoge en La Vanguardia Francesc
Puig, en un artículo que complementa al anterior y que reproducimos a
continuación.
Hay series que marcan
tendencias y otras series que las recogen. Y a veces sucede como el dilema del
huevo y la gallina, ¿qué fue antes? Dos de las ficciones que gozan de gran
prestigio y seguimiento en la actualidad como son Juego de tronos y Vikingos reflejan un paganismo que, si bien en el medievo recreado por el
escritor George R. R. Martin en Juego de tronos es una fabulación, en la recreación histórica de
la sociedad vikinga se ajusta a una realidad.
La palabra pagano proviene del
latín paganus,
que significa habitante de una pagus (aldea o comarca rural). Los paganos tenían sus propios rituales
acordes con su estilo de vida basado en el equilibrio entre las fuerzas de la
naturaleza y su armonización con los seres vivos. Al vivir en la
naturaleza, era lógico que la venerasen y así se trasluce en ambas ficciones.
Vikingos, la prestigiosa serie
producida por The History Channel,
destaca por una fidelidad histórica que recoge la gran religiosidad que profesaba el pueblo vikingo, tanto cristiana
como pagana, e incluye numerosas referencias a mitos y leyendas de la cultura
nórdica. Su protagonista, Ragnar, al igual que muchos vikingos, coquetea con el
cristianismo.
En los Siete Reinos de Juego de tronos la
religión dominante es la Fe de los
Siete (aunque existen muchas otras como la de los Antiguos Dioses). La
Fe venera a los Siete, una única deidad con siete aspectos o rostros (la Madre,
el Padre, el Herrero, la Doncella, el Guerrero, la Vieja y el Desconocido) que
representan una virtud diferente. Estas siete caras del mismo dios son la
particular santísima trinidad de George R. R. Martin, quien confesó haberse
basado en el catolicismo para crear la Fe.
Pero el paganismo también se
halla en ficciones ubicadas en la actualidad. Estuvo presente en la primera
temporada de True detective (2014), cuando apareció el Rey amarillo, una
figura que los detectives encarnados por Woody Harrelson y Matthew McConaughey
escucharon por primera vez cuando visitaron al ex marido de la chica aparecida
muerta en el primer capítulo. Éste les hablaba de un Rey amarillo que
frecuentaba un lugar en los pantanos rodeado de ruinas en el que se realizaban
sacrificios humanos y se rendía culto a
deidades paganas.
Y del pasado y presente al
futuro. En una de las más recientes y aclamadas producciones de la ciencia
ficción televisiva, Battlestar Galactica (2003-2010), los humanos de las doce colonias de
Kobol profesaban una religión
politeísta en la que se creía en muchas deidades a las que se conocía como
Señores de Kobol. Esas deidades eran las mismas del panteón de la
mitología griega que a su vez fueron inspiración de los dioses de la mitología
romana. Los huma-nos de esas doce colonias adoraban a Atenea, Apolo, Artemisa,
Afrodita, Hera, Ares y Zeus, aunque también existían referencias a otras
culturas de manera más anecdótica, como son los nombres nórdicos de la
Battlestar Valkyrie (las valquirias eran deidades femeninas) y la Estación
militar Ragnar (nombre derivado de Ragnarok, la batalla del fin del mundo).
El paganismo se asocia a veces al diablo o a criaturas fantasiosas y se
entra de esa manera en el mundo de la magia y la brujería. En ese terreno, destaca la
popular serie Embrujadas (1998-2006) o American
Horror Story: Coven (2013).
Secretaría RIES
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