Un sacerdote de la India
explica cómo la teología panteísta y la insistencia en el yo hacen del yoga
algo muy lejano a Cristo y a lo santo.
Como
cristiano católico nacido en el seno de una familia católica tradicional en
Kerala, en la India, pero habiendo vivido entre hindúes; y ahora como
religioso, sacerdote católico y predicador carismático en 60 países de los cinco
continentes, creo que tengo algo que decir sobre los efectos perniciosos que
tiene el yoga en la vida y en la espiritualidad cristiana.
Sé que
hay un interés creciente por el yoga en todo el mundo, incluso entre los
cristianos y que también ese interés se extiende a otras prácticas esotéricas y
de la Nueva Era como el Reiki, la reencarnación, la acupresión, la acupuntura,
la sanación pránica o pranoterapia, la reflexiología, etc. métodos sobre los
que el Vaticano ha prevenido y avisado en su documento “Jesucristo,
portador del agua de la vida”.
Para
algunos el Yoga es un medio de relajación y de alivio de la tensión, para otros
es un ejercicio que promueve la salud y el estar en forma y, para una minoría,
es un medio para la curación de enfermedades. En la mente del católico medio,
ya sea laico o del clero, hay mucha confusión pues el Yoga según se promueve
entre los católicos no es exclusivamente ni una disciplina relacionada con la
salud ni una disciplina espiritual sino que unas veces es una cosa, otras veces
la otra, y frecuentemente una mezcla de las dos.
Pero el
hecho es que el Yoga es principalmente una disciplina espiritual y sé que
incluso hay sacerdotes y hermanas en seminarios y noviciados que aconsejan el
Yoga como una ayuda para la meditación y para la oración. Es triste que hoy en
día, muchos católicos estén perdiendo la confianza en las grandes prácticas
espirituales y místicas para la oración y la disciplina que recibieron de
grandes santos como Ignacio de Loyola, Francisco de Asís, Francisco de Sales,
Santa Teresa de Avila, etc. y ahora sigan a espiritualidades y místicas
orientales que provienen del Hinduismo y del Budismo.
A este
respecto, un cristiano sincero debería informarse sobre la compatibilidad del
Yoga con la espiritualidad cristiana y sobre la conveniencia de incorporar sus
técnicas en la oración y en la meditación cristianas.
YOGA: UNIÓN CON UNA
DIVINIDAD IMPERSONAL
¿Qué es
el Yoga? La palabra Yoga significa “unión”, el
objetivo del Yoga es unir el yo transitorio (temporal), “JIVA” con el (yo eterno) infinito “BRAHMAN”,
el concepto hindú de Dios. Este Dios no es un Dios personal, sino que es
una sustancia impersonal espiritual que es uno con la naturaleza y el comos.
Brahman
es una sustancia impersonal y divina que “impregna,
envuelve y subyacente en todo”. El Yoga tiene sus raíces en los
Upanishads hindúes que son anteriores al año 1000 a.C., y dice sobre el Yoga
que “une la luz dentro de ti con la luz de
Brahman”.
“Lo absoluto está en uno mismo” dicen los
Upanishads Chandogya, “TAT TUAM ASI” o “ESO ERES TÚ”. Lo Divino habita dentro de cada uno
a través de Su representante microcósmico – el yo individual- llamado Jiva.
En el
Bhagavad Gita, el señor Krishna describe el Jiva como “mi
propia parte eterna”, y afirma que “la
alegría del yoga le llega al yogi que es uno con Brahman”.
En
el año 150 a.C, el yogi Patanjali explicó las ocho vías que guían las prácticas
del Yoga desde la ignorancia a la iluminación. Las ocho vías son como una
escalera. Son:
– autocontrol (yama)
– práctica religiosa (niyama)
– posturas (asana)
– ejercicios de respiración (pranayama)
– control de los sentidos (pratyahara)
– concentración (dharana)
– contemplación profunda (dhyana)
– iluminación (samadhi).
– práctica religiosa (niyama)
– posturas (asana)
– ejercicios de respiración (pranayama)
– control de los sentidos (pratyahara)
– concentración (dharana)
– contemplación profunda (dhyana)
– iluminación (samadhi).
Aquí es
interesante observar que las posturas y los ejercicios de respiración, que
frecuentemente son considerados en occidente como todo el Yoga, son los pasos 3
y 4 hacia la unión con Brahman.
El Yoga
no es sólo un sistema elaborado de posturas y de ejercicios físicos, es una
disciplina espiritual que pregona llevar el alma al samadhi, a la unión total
con el ser divino. El samadhi es el estado en el que lo natural y lo divino se
convierten en uno, el hombre y Dios llegan a ser uno sin ninguna diferencia.
(Brad Scott: ¿Ejercicio o práctica religiosa? Yoga: Lo que el profesor nunca le
enseñó en una clase de Hatha Yoga” en el
Watchman Expositor Vol. 18, No. 2, 2001).
CUANDO TE CITAN LA
BIBLIA EN CLAVE PANTEÍSTA
Este
enfoque del yoga es radicalmente contrario al Cristianismo, en donde claramente
hay una distinción entre Creador y criatura, entre Dios y hombre. En el
Cristianismo, Dios es el “Otro” y nunca “el mismo”.
Es triste
que algunos promotores del Yoga, Reiki o de otras disciplinas o meditaciones
distorsionen algunas citas de la Biblia al citarlas aisladas para corroborar
sus argumentos tales como: “sois templo de Dios”
“el agua viva fluye en ti”, “estaréis en Mi y Yo estaré en vosotros” “ya no soy
yo quien vive, es Cristo quien vive en mi” etc. sin entender el contexto
ni el significado de estas palabras de la Biblia.
Hay gente
que retrata a Jesús incluso como a un yogui como actualmente podemos ver en
imágenes de Jesús en conventos, capillas y presbiterios – ¡Jesús está representado en posturas de meditación de
yogui!”
Decir que
Jesús es “un yogui” es denegar Su divinidad,
santidad y perfección intrínseca e insinúa que Él tenía una naturaleza
imperfecta sujeta a la ignorancia y a la ilusión (Maya), y que necesitó ser
liberado de su condición humana mediante la práctica y la disciplina del yoga.
El yoga
es incompatible con la espiritualidad cristiana porque es panteísta (al decir “Dios es todo y todo es Dios”), y sostiene que
existe una realidad única y todo lo demás es ilusión o Maya. Si sólo existe una
realidad y todo lo demás es ilusorio, no puede haber ninguna relación ni amor.
El Centro
de la fe Cristiana es la fe en la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu
Santo, tres personas en un solo Dios, el modelo perfecto de relación amorosa.
El
Cristianismo es todo sobre relaciones con Dios y entre los hombres. “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón con toda
tu alma y toda tu mente. Este es el principal y el primer mandamiento. El
segundo es semejante a éste: Amarás al prójimo como a ti mismo” (Mt 22:
37-39).
En el
Hinduísmo, el bien y el mal, lo mismo que el dolor y el placer son ilusorios
(Maya) y por lo tanto irreales. Vivekananda, el icono más respetado del
Hinduismo moderno, decía: “el bien y el mal son uno
y lo mismo” (Vivekananda. “The yogas and other Works”,
publicado por Ramakrishna Vivekananda Centre NY, 1953).
En el
Cristianismo, la cuestión controvertida del pecado como una ofensa contra la
Santidad de Dios es inseparable para nuestra fe, porque el pecado es la razón
por la que necesitamos un Salvador. La Encarnación, la Vida, la Pasión, la Muerte
y la Resurrección de Jesús son para nosotros medios de salvación, es decir,
para liberarnos del pecado y de sus consecuencias. No podemos ignorar esta
diferencia fundamental a la hora de absorber en la Espiritualidad Cristiana al
Yoga y a otras técnicas de meditación orientales.
En el
mejor de los casos el Yoga es una práctica pagana y en el peor es una práctica
oculta.
Esta es
la religión del anticristo (el hombre que se hace Dios) y por primera vez en la
historia está siendo practicada frenéticamente en el mundo occidental y en
América.
Es
ridículo que maestros de Yoga lleven incluso una cruz o algún símbolo
cristiano, engañan a la gente diciendo que el Yoga no tiene nada que ver con el
Hinduismo y dicen que es sólo cuestión de aceptar a otras culturas. Otros han
intentado enmascarar al Yoga con apelativos cristianos denominándole “Yoga Cristiano”.
Esta no
es una cuestión de aceptar la cultura de otro pueblo, es una cuestión de
aceptar otra religión que es irrelevante para nuestra religión y de conceptos
religiosos.
EXTENDIDO EN OCCIDENTE
Es una
pena que el Yoga se haya expandido tan frenéticamente desde los jardines de
infancia hasta todo tipo de instituciones de medicina, psicología etc. llamándose
a si mismo ciencia cuando no lo es en absoluto; y se está vendiendo bajo la
etiqueta de “terapia de relajación”,
“auto-hipnosis”, “visualización creativa”,”centering”, etc.
El Hatha
Yoga, está ampliamente difundido en Europa y en América como método de relajación
y como ejercicio no agotador, es uno de los seis sistemas reconocidos del
Hinduismo ortodoxo, en su es origen religioso y místico, y es la forma más
peligrosa de Yoga (Dave Hunt, “the seduction of
Christianity” página 110).
Recordad
las palabras de San Pablo: “No os maravilléis, pues
también Satanás se disfraza de ángel de luz” (II Cor 11: 14). Es cierto
que mucha gente se ha sanado por medio del Yoga y de otras formas orientales de
meditación y oración. Aquí es donde los cristianos deberían preguntarse a sí
mismos si necesitan una sanación y beneficios materiales o a su Dios,
Jesucristo en el que creen, y Quién es la fuente de todas las sanaciones y de
la buena salud.
El deseo
de llegar a ser Dios es el primer y el segundo pecado en la historia de la
creación según está registrado cronológicamente en las Biblia: “Te decías en tu corazón: El cielo escalaré, encima de
las estrellas de Dios levantaré mi trono; en el monte de la asamblea me
sentaré, en lo último del norte. Subiré a las alturas de las nubes, seré igual
que el altísimo” (Is 14: 13-14). La serpiente le dijo a la mujer: “¡No, no moriréis! Antes bien, Dios sabe que en el
momento en que comáis se abrirán vuestros ojos y seréis como dioses conocedores
del bien y del mal” (Gen 3: 4-5).
La filosofía
y la práctica del Yoga están basados en la creencia de que el hombre y Dios son
uno. Se enseña a poner el énfasis en uno mismo en lugar de en el Único y
Verdadero Dios. Se anima a los que participan a buscar las respuestas a los
problemas y cuestiones de la vida en su mente y en su conciencia en vez de
buscar soluciones en la Palabra de Dios a través del Espíritu Santo, como
sucede en el cristianismo. Se deja a uno, sin lugar a duda, expuesto al engaño
del enemigo de Dios que busca víctimas a las que pueda arrancar de Dios y de la
Iglesia (IPed 5: 8).
DE LA MÍSTICA ORIENTAL
A LA EUROPA AVERGONZADA DE SÍ MISMA
En los
últimos ocho años, he predicado la palabra de Dios principalmente en los países
europeos que en tiempos fueron la cuna del cristianismo, y de donde salieron
evangelizadores y misioneros, mártires y santos.
¿Podemos
llamar a Europa cristiana ahora? ¿No es cierto que Europa ha borrado de su vida
todos sus valores y conceptos cristianos? ¿Por qué se avergüenza Europa de
reconocer sus raíces cristianas? ¿Dónde están los valores morales y la ética
que desde hace siglos se practicaban en Europa y que fueron llevados a otras
civilizaciones y culturas a través de la proclamación valiente del Evangelio de
Cristo? ¡Por sus frutos conoceréis el árbol!
Yo creo
que estas dudas y confusiones, la apostasía e infidelidad, la frialdad
religiosa y la indiferencia han llegado a Europa a partir de que fueron
introducidos en Occidente la mística y las meditaciones orientales, las
prácticas esotéricas y las de la Nueva Era.
DEL YOGA A LO DEMONÍACO
En mis
retiros carismáticos, la mayoría de los participantes vienen con diferentes
problemas morales, espirituales, físicos o psíquicos para ser liberados y
sanados y para recibir una nueva vida mediante la fuerza del Espíritu Santo.
Con toda
la sinceridad de mi corazón, puedo decir que entre el 80% y el 90% de los
participantes han estado en el Yoga, el Reiki, la reencarnación, etc. que son
prácticas religiosas orientales. Allí han perdido la fe en Jesucristo y en la
Iglesia. En Croacia, Bosnia, Alemania, Austria e Italia he tenido casos claros
en los que individuos poseídos por el poder de la oscuridad gritaban “Yo soy Reiki”, “Yo soy el Sr. Yoga”. Ellos mismos
se identificaban a estos conceptos como si fueran personas mientras yo dirigía
una oración de sanación por ellos. Posteriormente tuve que hacer una oración de
liberación sobre ellos para liberarles de la posesión del maligno.
Hay
personas que dicen: “no hay nada de malo en la
práctica de estos ejercicios, basta con no creer en la filosofía que hay
detrás”. Sin embargo los promotores del Yoga, Reiki, etc, afirman
claramente que la filosofía y la práctica son inseparables.
Por eso
un cristiano no puede en ningún caso aceptar la filosofía y la práctica del
yoga, ya que el Cristianismo y el Yoga son dos puntos de vista que se excluyen
mutuamente. El Cristianismo ve al pecado como el principal problema del hombre,
lo considera como un fracaso a la hora de ajustarse tanto a los estándares como
al carácter de un Dios moralmente perfecto. El hombre está distanciado de Dios
y necesita la reconciliación.
La
solución es Jesucristo “el Cordero de Dios que
quita el pecado del mundo”. Por la muerte de Jesús en la cruz, Dios ha
reconciliado consigo al mundo. Ahora llama a los hombres a recibir en libertad
todos los frutos de su salvación sólo a través de la fe en Cristo.
A
diferencia del Yoga, el Cristianismo ve la redención como un regalo gratuito
que sólo puede ser recibido y nunca ganado o alcanzado a través del propio
esfuerzo o con obras.
Lo que se
necesita hoy en Europa y en muchos sitios es la proclamación enérgica del
mensaje de Cristo que viene de la Biblia y que es interpretado por la Iglesia
para evitar dudas y confusiones que se difunden en Occidente entre muchos
cristianos, y llevarles al Camino, la Verdad y la Vida: Jesucristo. Sólo la
verdad puede hacernos libres.
Por James Manjackal, MSFS
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