martes, 27 de febrero de 2018

¿QUÉ QUEDA DEL CATOLICISMO A DÍA DE HOY?


De siempre se nos ha dicho, porque era cierto, que una de las características del catolicismo era su unidad en la fe, en la doctrina, en la moral, en los sacramentos.
Pues bien, hoy es el día en que se puede observar como una cosa es el catolicismo en Alemania y otra muy distinta en Polonia. Uno el catolicismo en la archidiócesis de Chicago y otro en la de Filadelfia. Y por no salir de España, uno es el catolicismo en la archidiócesis de Granada, donde el arzobispo permite a comunión de quienes viven en adulterio, y otro en la diócesis de Alcalá de Henares, donde el obispo no para de recordar la vigencia del magisterio bimilenario de la Iglesia.
Los obispos alemanes vuelven a demostrar que se creen absolutamente independientes del resto de la Iglesia y han decidido, sin pedir permiso a Roma, que los protestantes que estén casados con católicos pueden comulgar. Dicen que para ello han de creer lo mismo que la Iglesia cree sobre la Eucaristía. Pero, ¿de qué tipo de fe eucarística estamos hablando si uno puede profesarla y seguir siendo protestante? No, desde luego, de la fe católica. Y pretender que es legítimo separar la fe eucarística del resto de la fe de la Iglesia es no profesar la fe de la Iglesia.
Lo que están haciendo los obispos “católicos” alemanes es como si en tiempos de la crisis arriana se hubiera admitido que arrianos, seminarrianos y católicos pudieran comulgar bajo la excusa de que todos creían lo mismo sobre la Eucaristía. Semejante barbaridad habría sido rechazada por todos. Hoy, la tenemos delante de nuestras narices sin que parezca que nadie va a mover un dedo para impedirlo.
Cuando el Beato Newman se convirtió a la fe católica, descartó por completo la legitimidad del anglicanismo como vìa media entre el protestantismo y el catolicismo. Sin embargo, hoy la Iglesia Católica se parece mucho más al anglicanismo que Newman abandonó que al catolicismo de los veinte siglos precedentes. Por supuesto, se trata de mera apariencia humana, porque la Iglesia siempre sigue siendo la misma: una, santa, católica y apostólica. Los miembros muertos y alejados de su fe, sin embargo, hacen tanto ruido que oscurecen a la vista del mundo la esencia indestructible del Cuerpo de Cristo.
¿Queda catolicismo hoy en el mundo? Por supuesto que sí. Pero se le obliga a convivir con un modernismo al que se da carta de naturaleza oficial. Y sin embargo, sigue siendo verdad lo que enseñaba San Pablo:
¿Y qué armonía cabe entre Cristo y Belial? ¿O qué parte tiene el creyente con el infiel?
2Co 6:15
Hoy, como durante la revuelta de Lutero, el objetivo a batir de los enemigos de la Iglesia es la Eucaristía. El heresiarca alemán consideraba que la doctrina católica sobre la Misa era blasfema. Si sus hijos espirituales son hoy admitidos a la comunión, es que esa doctrina ha desaparecido, al menos en Alemania. Y sin Eucaristía no hay Iglesia. 
No dudemos ni por un instante que el avance de la apostasía tiene precisamente como fin la abolición del sacrificio perpetuo. Quieren cargarse la doctrina de la transubstanciación, la doctrina del sacrificio eucarístico. Lo de Alemania es solo un paso más en esa dirección. Lo que ha pasado en Brasil, con “obispas” protestantes consagrando con obispos “católicos”, es otro ejemplo más de la deriva infernal en la que estamos inmersos. Si Dios no lo remedia, vendrán más pasos. Todo en nombre de un ecumenismo que sirve más a Satanás, padre de toda mentira, que a la voluntad del Señor. Cristo pidió por la unidad de los cristianos. Pero no al precio de negar la fe que Él nos regaló.
Quiera Dios darnos la gracia de estar entre los elegidos para ser parte del remanente fiel en un tiempo de tinieblas y confusión.

Luis Fernando Pérez

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