Ya estás en
Jerusalén, la que mata y apedrea a los profetas y Te matará a Ti, Señor. Y han
venido todos contigo, los dos hijos, el que dijo que iba y no fue y el que se
negó pero terminó yendo. Vinieron los viñadores malvados y el dinero del César
y los dos criados, el fiel y el infiel y la viuda pobre y las diez vírgenes con
sus lámparas. Y no podía faltar el Mandamiento más importante, el del Amor.
Señor, hay muchos siervos tuyos fieles que hoy también están muriendo en la
Jerusalén que les tocó para morir. Te rogamos por ellos, para que los malvados
no se encarnicen en su martirio y por los verdugos, a quienes Tú también amas y
por los cuales también derramaste Tu Preciosísima Sangre. Y ruega al Padre los
perdone, porque “no saben lo que hacen”. Amén.
martes, 22 de marzo de 2016
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