sábado, 4 de julio de 2015

5 CONSEJOS PRÁCTICOS PARA DOMINAR LAS PREOCUPACIONES QUE NOS ATENAZAN... Y UNA ORACIÓN


Buscar solución y actuar, no agitarse por naderías, alegrarse de lo que se tiene, hacer el bien a pesar de las críticas y confiar en Dios.

Si nuestra preocupación es por algo presente, es útil el analizar cuidadosamente el problema, luego buscar lo que se puede hacer para solucionarlo, y finalmente decidirse por alguno de los medios que aparecen.

2.- No hacer grande lo pequeño. No agitarse por naderías. Válgase de aquel dicho popular: “Más se perdió en el diluvio”

3.- Alegrarnos de lo que tenemos y no prestar atención fija en lo que no tenemos y que quizá ni falta nos hace. Muchas de nuestras exigencias no nos hacen felices, solo crean servidumbres y preocupaciones.

4.- No hagamos caso de críticas, calumnias o burlas. Hagamos el bien y dejemos que critiquen. Es frecuentemente que se critique a personas que valen y precisamente porque algo se están destacando. También a Cristo lo criticaron y aun lo traiciono un amigo. Que las críticas nos ayuden a perfeccionarnos.

5.- El encomendarse a Dios y confiar en su poder y en su amor a nosotros, disipa muchas preocupaciones. La oración confiada es de lo mejores medio para tranquilizar en los problemas y para resolverlos mejor. Cristo sufría en el huerto de los olivos y le dio fortaleza.

Te invitamos a que en tus momentos de preocupación te dirijas a Dios orando con el salmo 33:

“Bendeciré en todo tiempo a Dios, sin cesar en mi boca su alabanza; Ensalzad conmigo a Dios, exaltemos juntos su nombre.
Consulté a Dios y me respondió: me libró de todos mis temores.
Si grita el pobre, Dios lo escucha, y lo salva de todas sus angustias.
El ángel de Dios pone su tienda en torno a sus adeptos y los libra.
Gustad y ved lo bueno que es Dios, dichoso el hombre que se acoge a él.
Respetad a Dios, santos suyos, que a quienes le temen nada les falta.
Los ricos empobrecen y pasan hambre, los que buscan a Dios de ningún bien carecen.
Huye del mal y obra el bien, busca la paz y anda tras ella.
Los ojos de Dios sobre los justos, sus oídos escuchan sus gritos.
Cuando gritan, Dios los oye y los libra de sus angustias; Dios está cerca de los desanimados, él salva a los espíritus hundidos.
Muchas son las desgracias del justo, pero de todas le libra Dios”.
(Salmo 33)".

Artículo del obispo Rogelio Sánchez, entresacado de su libro: "Relaciones humanas".

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