miércoles, 29 de julio de 2015

LA VIDA CLERICAL


¿Cuál es mi lugar en la Iglesia? ¿Cuál es mi vocación? ¿Cuál es mi trabajo? La obediencia. La respuesta a esas tres preguntas obtiene una única respuesta, obtiene la única respuesta posible: la obediencia.

Hay que dejar que Dios guie la propia vida. Hay que dejarse arrastrar. La corriente de las decisiones divinas te va llevando. La alternativa es buscar uno mismo lo que a uno le gusta, lo que a uno le atrae. Escoger destinos, elegir trabajos. Sentirse no diácono, sino sentirse como el que decide: esto sí, esto no, hasta aquí, con estas condiciones.

La vida clerical es una vida de una simplicidad sorprendente. Dar la opinión con plena sinceridad a los superiores y después aceptarlo todo como venido de la Mano de Dios. Cuando el sacerdote se entrega totalmente a la obediencia, la paz desciende sobre él plenamente. Una paz perfecta, inquebrantable, dulce. El sacerdote está en paz y da a paz a los que van a él.

P. FORTEA

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