martes, 27 de agosto de 2013

SIONISTA...

DEL TÉRMINO "SIONISTA", TAN DISTINTO DE "SEMITA", "HEBREO", "ISRAELITA", "ISRAELÍ" O "JUDÍO"

Un montón de palabras que a la mayoría nos suena a lo mismo y que sin embargo tienen, todas y cada una, su significado muy preciso y diferenciado del de las demás. Así que si hace unos días veíamos todo lo relativo a la primera, “semita” (pinche aquí si desea conocerlo), después todo lo referido a la segunda, “hebreo” (pinche aquí si desea conocerlo), después todo lo relacionado con la tercera, “israelita” (pinche aquí si desea conocerlo), y después todo lo que concierne a la cuarta, “judío” (pinche aquí si desea conocerlo), toca hoy conocer todo lo tocante a la última de la serie, “sionista”.

La palabra “sionista” proviene del Monte Sión, el monte conquistado por David a los jebusitas y en la que establece la ciudad de Jerusalén, Uru Shalom, “ciudad de la paz” paradójicamente. Aunque en puridad el Monte Sión se halla en las afueras de Jerusalén, ha terminado asimilándose al Monte del Templo, el monte Moria, y por extensión, a toda la ciudad de Jerusalén y hasta toda la tierra de Israel.

El sionismo puede encuadrarse en el género de los nacionalismos modernos, en este caso el que propugna el restablecimiento de una patria para el pueblo judío, una patria que aunque terminó estableciéndose en Israel, como todos conocemos porque forma parte de nuestro panorama actual, tampoco excluyó en algunos momentos de su devenir otros escenarios, como, notablemente Uganda y la Argentina.

Aunque el término podría haber sido acuñado el editor austriaco de origen judío Nathan Birnbaum en 1890, el verdadero fundador del movimiento será el periodista austro-húngaro Theodor Herzl (1860-1904), amigo que fue del gran escritor austríaco también judío Stefan Zweig, a quien también dedicamos una entrada en esta columna (pinche aquí si desea leerla), quien se refiere a él profusamente en su gran libro “El mundo de ayer, memorias de un europeo”. Herzl, autor del libro “Der Judenstaat” (“El Estado Judío”) publicado en Berlín y Viena en 1896, murió, sin embargo, en la convicción de haber fracasado, siendo así que el estado de sus sueños no se conseguiría sino 52 años después, en 1948.

El sionismo conoce una serie de hitos importantes: se pueden citar la primera Aliyá -inmigración masiva de judíos hacia Israel- ocurrida en 1882, con la llegada de unos 35.000 judíos a Israel, la mayoría procedentes de Rusia; la creación de la Organización Sionista Mundial en 1897 como resultado del Congreso de Basilea; la Declaración Balfour de 1917, por la que Gran Bretaña apoya la creación de una patria judía en el Mandato Británico de Palestina; la incorporación de dicha declaración en el Tratado de Sevres que impone las condiciones en que se reparte el Imperio Turco terminada la Primera Guerra Mundial y la declaración de 1922 de la Sociedad de Naciones haciéndola suya. Pero como decimos arriba, sólo al término de la Segunda Guerra Mundial y al conocerse la magnitud del Holocausto nazi, el movimiento adquiere preponderancia frente a cuantos pensaban que los judíos constituían una minoría religiosa que debía fundirse en las sociedades en las que vivía.

Luis Antequera

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