lunes, 17 de junio de 2013

LA FE EN JESUCRISTO


¿Quién es este Jesús que nos ama? ¿Le conocemos, sabemos quién es, y lo aceptamos?

¡Hoy se nos dice muchas veces que nuestra religión cristiana no es una religión de verdades ni de mandamientos ni de culto, sino que es una religión que se centra en la Persona de Jesucristo. ¿Cómo podemos entender esto? Y, sin explicaciones que nos serían un enredo para todos, empezando por mí, me parece que una comparación de fe humana nos va a hacer entender lo que es la fe en Jesucristo.

Pensemos en dos jóvenes con dos nombres muy familiares: él se llama Luis y ella se llama Rosita. Rosita nos va a enseñar lo que es la fe humana y, por ella, vamos a aprender lo que es la fe cristiana.

Luis le dice un día a Rosita: ¡Te quiero! Y Rosita se hace unas ilusiones inmensas, como es natural. Comienza el noviazgo, que desemboca en una boda feliz. Antes de la boda, le preguntamos a Rosita:

- Pero, ¿ya sabes lo que haces, y te casas bien segura?

Y Rosita nos responde con profunda convicción.

- Sí, me caso con plena seguridad. Conozco bien a Luis, sé que es sincero cuando me asegura que me quiere, y confío plenamente en que me va a hacer feliz. Por eso quiero yo también a Luis, a él uno mi destino y me doy del todo a él y para siempre.

Rosita habla enamorada y con una convicción que nos asombra. Nos ponemos a examinar su fe en Luis, y vemos que tiene estos elementos.

* Primero, y ante todo, conocimiento claro de quién es Luis, pues dice convencida: Lo conozco bien. Sé que no me engaña cuando me dice que me ama, porque me ama de verdad.

* Segundo, una gran confianza, ya que sin la confianza no se le podrá dar nunca, y por eso dice también: Me fío plenamente de Luis. Sé que no me va a fallar y que con él voy a ser feliz del todo.

* Tercero, amor, mucho amor, y esto es lo principal que Rosita asegura: Yo también le quiero a Luis. Estoy enamorada perdida.

* Cuarto, donación total, que es la consecuencia final que ella saca: Me entrego a Luis del todo y no voy a vivir más que para él.

¿Hay un acto de fe humana, de fe en un hombre, más grande que el de Rosita en Luis y, ya se entiende, también de Luis en Rosita? Porque Luis ha pensado y ha dicho de Rosita lo mismo que ella de él.

Si queremos saber lo que es la fe cristiana, no tenemos más que trasladar el amor encantador de Rosita y de Luis a Jesucristo y a cada una de las personas, a usted, a mí...

Jesucristo es el que nos amó primero. Es Jesús quien nos dijo como Luis a Rosita: ¡Te quiero! Fue Jesús quien optó primero por nosotros. Se fió de nosotros. Y nos eligió. La iniciativa partió de Jesús.

Ahora viene nuestra respuesta. ¿Quién es este Jesús que así nos ama? Le conocemos, sabemos quién es, y lo aceptamos. Aceptamos su Persona, como Rosita a Luis.

* Como Rosita cree en la palabra de Luis, así nosotros, al saber quién es Jesucristo y aceptar su Persona, aceptamos ante todo su palabra, y le creemos aunque nos diga lo más imposible para nuestra cabeza.

¿Me dice que Él es Dios, el chiquillo que llora en Belén y el Crucificado del Calvario? Es Dios, aunque me parezca imposible. Tengo bastante con que me lo diga Él...

¿Me dice que su Madre fue virgen siempre, a pesar de su maternidad? Yo no lo veo, pero lo creo, porque me lo dice Él...

¿Me dice que eso que parece pan y vino es su Cuerpo y su Sangre? No lo entenderé jamás, pero lo creo a pie juntillas, sólo porque me lo dice Él...

¿Me dice que hay un infierno de penas inacabables, por pecados de esta vida que pasó tan pronto? Yo no lo entiendo ni a la de tres, pero lo creo sólo porque lo dice Él...

Porque creo en la Persona de Jesucristo creo en toda su Palabra, aunque me diga al parecer lo más absurdo. Él es incapaz de engañarse y de mentirme. Las verdades que me propone la Iglesia las acepto a ciegas porque son las verdades que enseñó Jesucristo, y Jesucristo no me puede engañar, lo conozco bien.

* Como Rosita en Luis, nosotros nos fiamos de Jesucristo porque sabemos que es fiel, y que cumplirá todo lo que nos promete. Y si me promete una vida eterna con Él en el Cielo, yo creo en ese Cielo, espero en ese Cielo, y sé que ese Cielo será mío porque me lo promete Jesucristo. La fe en Jesús lleva a una confianza sin límites en Él.

* Como Rosita a Luis, al creer en Jesucristo y fiarnos de Él, le amamos con locura, y le decimos hasta con lágrimas en los ojos, como Pedro a la orilla del lago:

- ¡Señor, Tú sabes que yo te quiero!

* Y también como Rosita con Luis, no nos quedamos en palabras, sino que le damos la vida entera. Viviremos para Jesús. Y ya puede mandarnos lo que quiera, que cumpliremos todo lo que nos diga, porque nuestra vida ya no es para nosotros, sino para Jesucristo.

Así vemos cómo la fe en Dios y en Jesucristo no es una fe de verdades ni nuestra religión una religión de mandamientos ni de prácticas de culto, sino una entrega a una Persona, a Jesucristo. Por eso creemos todas las verdades que Él nos enseña, practicamos todos los mandamientos que Él nos da, celebramos sus misterios y rezamos y cantamos porque le amamos y esperamos estar con Él en su mismo Cielo.

Y acabamos todos dando gracias a Rosita y a Luis por habernos prestado sus nombres y su historia amorosa para hacernos entender la fe en nuestro Señor Jesucristo...

Autor: Pedro García, Misionero Claretiano

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