viernes, 21 de junio de 2013

RECLAMO DIVINO.....


...."Si el Señor no construye la casa... en vano se cansan los que trabajan"

Cuiden los Obispos, y los Párrocos los procesos de formación de los Agentes laicos de pastoral desde sus propios ambientes.

Las organizaciones laicales, en función de la Nueva Evangelización,

Los Laicos, podrán continuar su labor evangelizadora en la medida en que se preocupen por la formación de sus miembros, revisen sus propios métodos y se inserten adecuadamente en la pastoral de conjunto, respetando los carismas de cada organización y poniéndolos al servicio de la prioridad global.

Varias organizaciones, en otro tiempo muy fuertes, han ido perdiendo su vitalidad; algunas casi han desaparecido.

Se vuelven intocables los métodos, las costumbres, el lenguaje y otros elementos que son simplemente medios para alcanzar los fines propuestos por la organización.

Las orientaciones y estatutos de las organizaciones laicales no siempre encuentran cabida en el estilo de trabajo de algunas Parroquias; esto genera conflictos que podrían evitarse si se tuviera en cuenta la índole de cada organización.

Las organizaciones tienen, con frecuencia, un marcado acento hacia sí mismas y no hacia las acciones evangelizadoras propias de la vocación laical.

Hay Pastores que no conocen el carisma ni el espíritu de algunos movimientos laicales, por lo que demuestran desinterés e indiferencia ante los mismos; esto provoca que no puedan brindarles una adecuada asesoría.

Muchos grupos laicales realizan apostolados muy generosamente pero sin conexión con los planes de la organización arquidiocesana.

Con frecuencia las asociaciones laicales aparecen atomizadas y sin comunicación con la vida de la Parroquia, del Decanato, de la Vicaría y de la Arquidiócesis.

"Hay diversidad de carismas, pero el Espíritu es el mismo; diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo; diversidad de operaciones, pero es el mismo Dios que obra todo en todos. A cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para provecho común" (1 Cor 12, 4-7).

"No extingan el Espíritu; no desprecien las profecías; examínenlo todo y quédense con lo bueno. Absténganse de todo género de mal" (1 Ts 5, 19-22).

"Yo soy la vid; ustedes los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no pueden hacer nada" (Jn 15, 5).

El apostolado organizado corresponde a las exigencias humanas y cristianas de los fieles y es, al mismo tiempo, signo de la comunión y de la unidad de la Iglesia en Cristo (AA 18; Cfr. CIC 215).

Se debe evitar la dispersión de fuerzas producida cuando se crean nuevas asociaciones sin razón suficiente, o cuando se mantienen -más allá del límite de vida útil- asociaciones o métodos anticuados (AA 19).

Una renovada pastoral del laicado organizado exige:

* vitalidad misionera para descubrir, con iniciativa y audacia, nuevos campos para la acción evangelizadora;

* apertura para la coordinación con organizaciones y movimientos, teniendo en cuenta que ninguno de ellos posee la exclusividad de la acción de la Iglesia;

* canales permanentes y sistemáticos de formación doctrinal y espiritual, con adecuada pedagogía y contenidos actualizados.

Inculcar en los miembros de las organizaciones un espíritu de sana autocrítica que les permita evaluar y actualizar sus propios fines.

Ofrecer oportunidades reales de formación a los Laicos organizados, particularmente a sus dirigentes, tomando en cuenta los contenidos y metodologías de la Nueva Evangelización.

Presentar cauces concretos para que las organizaciones, sin menoscabo de su finalidad específica, puedan incorporarse a los planes de la pastoral orgánica arquidiocesana.

Ofrecer instrumentos y subsidios que, con lenguaje accesible y en forma ágil, apoyen la formación del laicado organizado.

Revisar y actualizar los manuales, programas y estatutos de las organizaciones laicales, en función de la Nueva Evangelización, de modo que puedan ser difundidos y estudiados por los asesores y dirigentes.

Formar a los Agentes en una forma integral y orientada a los ambientes prioritarios, respetando los carismas de cada organización.

Desde el catecismo, fomentar la mentalidad eclesial y el trabajo con espíritu misionero.

Dar una formación integral adecuada, sólida y resistente a los embates nocivos de la modernidad, que contribuya a la construcción de un mundo nuevo donde resalten los valores del Reino de Dios.

Los Obispos doten a las organizaciones laicales de asesores, laicos o eclesiásticos, que realmente puedan atender la tarea encomendada.

Los Obispos brinden decidido apoyo a la Vicaría para los Laicos y a otros organismos realmente operantes, dotándolos de suficientes recursos humanos y económicos, para que sean capaces de responder a los retos que presenta la Nueva Evangelización.

Capacite la Vicaría para los Laicos a suficientes asesores con los recursos y otras oportunidades de formación. Conviene que, con los Sacerdotes, haya asesores laicos que cumplan tareas complementarias.

Los dirigentes, con el debido apoyo de los asesores, tengan en cuenta los llamados "criterios de eclesialidad" que el Papa propone a las organizaciones laicales:

* primado de la vocación a la santidad;

* responsabilidad de confesar la fe católica;

* testimonio de comunión;

* participación en el fin apostólico de la Iglesia;

* presencia comprometida en la sociedad humana .

La Vicaría para los Laicos tenga en cuenta no sólo la formación apostólica y la organización pastoral de los Laicos, sino también su formación e inserción orgánica en orden a la evangelización de la cultura y de las subculturas vigentes en la Arquidiócesis.

Las organizaciones laicales revisen y actualicen su estructura, medios y fines de tal manera que puedan responder eficientemente a las prioridades que plantea la Nueva Evangelización en la Ciudad: las Familias, los Alejados, los Pobres y los Jóvenes.

Los asesores de los movimientos apostólicos ofrezcan oportunidades reales y accesibles para la formación de sus dirigentes, tomando en cuenta los contenidos y la metodología de la Nueva Evangelización, como requisito previo a su compromiso apostólico.

La vitalidad de una feligresía es el resultado y condición del surgimiento, multiforme variedad y labor misionera de los ministerios laicales; de otra forma sólo se da una pastoral de "conservación".

Muchas de las actividades parroquiales, útiles sin duda, no son necesariamente promotoras de la comunidad, ni en su vivencia de fe ni en su proyección apostólica.

Hay experiencias de renovación parroquial comunitaria muy válidas: unas no son suficientemente conocidas, otras tienden a absolutizarse.

Existe cierta confusión acerca de la expresión misma de "ministerios laicales"; se abusa del término o se malinterpreta al hacer referencia a algunos servicios esporádicos o que no tienen mucha importancia.

Un ejemplo claro de ministerio laical son los "Ministros Extraordinarios de la Comunión Eucarística"; han abierto brecha en la estima de la participación laical.

Los ministerios propios de los Laicos cuya misión es la restauración de todo el orden temporal, aunque existen, no son todavía suficientemente reconocidos ni, menos aún, instituidos en la Iglesia arquidiocesana.

Algunos Pastores sostienen determinadas prácticas más de "conservación" que de crecimiento de la comunidad.

"Abrazados a la verdad, en todo crezcamos en caridad, acercándonos a aquel que es nuestra cabeza, Cristo, por quien todo el cuerpo, trabado y unido por todos los ligamentos que lo unen y lo nutren según la operación de cada miembro, va obrando mesuradamente en su crecimiento en orden a su conformación en la caridad" (Ef 4, 15-16).

"Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador; Él corta todo sarmiento que en mí no da fruto, y poda al que da fruto para que dé más fruto" (Jn 15, 1-2).

"Les anunciamos a ustedes lo que hemos visto y oído, a fin de que vivan también en comunión con nosotros; y esta comunión nuestra es con el Padre y con su Hijo Jesucristo" (1 Jn 1, 3).

Todos los estados de vida, ya sea en su totalidad como cada uno de ellos en relación con los otros, están al servicio del crecimiento de la Iglesia; son modalidades distintas que se unifican profundamente en el "misterio de comunión" de la Iglesia y que se coordinan dinámicamente en su única misión (...).

Los ministerios laicales tienen su fundamento sacramental en el bautismo y en la confirmación, y también en el matrimonio (....).

Los Laicos, según la gracia y los carismas que el Espíritu quiera concederles, son llamados a colaborar con sus Pastores en el servicio de la comunidad eclesial para el crecimiento y la vida de ésta (...).

La Pastoral de la Salud es de suma importancia para la Iglesia, ya que la comunidad debe participar del sufrimiento que conduce al Señor y asociar los enfermos a su pasión redentora (...).

Revitalizar, según circunstancias y ambientes específicos, la vivencia comunitaria de las Parroquias, de suerte que sean auténtico campo de la promoción ministerial de los Laicos.

Planificar las Parroquias conforme a la amplia gama de ministerios laicales sugeridos -para hombres y mujeres- por el Magisterio.

Descubrir, a través de la acción pastoral comunitaria de las Parroquias, los campos más urgentes que deben ser atendidos por los Ministros laicos.

Realizar una formación adecuada -en tiempos, modos y lugares- para los Ministros laicos: comprenderá tanto lo vivencial como lo doctrinal y apostólico, con énfasis especial en el ministerio profético y social.

Seguir favoreciendo la acción y formación de los Ministros Extraordinarios de la Comunión Eucarística, así como de los demás Agentes laicos de la Pastoral de la Salud.

Reconocer y promover las comunidades eclesiales de base, como una de las fuentes de ministerios laicales y medios de participación madura del Laico.

Formar y elaborar los planes pastorales de los diversos niveles, teniendo en cuenta los principios de solidaridad, subsidiariedad y corresponsabilidad.

Cada Párroco debe planificar la acción pastoral de la Parroquia, con la animación de los Ministros laicos, de modo que ésta aparezca como "comunidad de comunidades".

Los Decanos procuren que las zonas marginadas, o las que se encuentran en circunstancias especiales, puedan recibir mejor atención pastoral con la ayuda de Ministros laicos debidamente capacitados.

Compete a la Vicaría para los Laicos, en colaboración con las Vicarías funcionales y los organismos especializados, diseñar planes de formación para los Ministros laicos, según las necesidades de las zonas.

Elabore la Vicaría de la Salud un directorio de pastoral que recoja la experiencia arquidiocesana de este trabajo, de modo que sirva de inspiración para otro tipo de ministerios.

La Vicaría para los Laicos, particularmente auxiliada por el Consejo Arquidiocesano de Pastoral y a la luz de los documentos del Magisterio , haga un estudio que permita conocer cuáles son los ministerios laicales convenientes y oportunos de acuerdo a las necesidades más urgentes de la Ciudad; difunda los perfiles propios de estos ministerios.

Los Párrocos, en la atención pastoral de su comunidad, dedíquense a la atención de aquellas acciones que animen el trabajo de los Agentes evangelizadores.

Fomenten las Parroquias el surgimiento de comunidades eclesiales de base y apóyense las ya existentes, de manera que puedan consolidarse y ser semillero de ministerios.

Fórmese a los Laicos en un espíritu pascual que les permita tener fe activa, esperanza viva y una caridad generosa y audaz.

La grave escasez de Sacerdotes y la excesiva carga de trabajo de los Obispos, Decanos y Párrocos, hacen más urgente la promoción de Agentes laicos -de tiempo completo o de medio tiempo- que acompañen los procesos pastorales en las comunidades, para atender mejor a la opción prioritaria .

Promover en la Arquidiócesis, Vicarías, Decanatos y Parroquias la formación de Agentes laicos de tiempo completo, dándoles los recursos y apoyos necesarios en lo económico, en lo moral, en lo doctrinal etc., para que puedan desarrollar amplia y conscientemente su apostolado.

 
Cuidar los procesos de formación de todos los Agentes laicos desde sus ambientes específicos.

Promuevan las Vicarías, y las Parroquias la formación de Agentes laicos de tiempo completo y facilítenles los recursos necesarios para el desarrollo amplio y consciente de su apostolado.

RECLAMO DIVINO.....

Cuiden los Obispos, y los Párrocos los procesos de formación de los Agentes laicos de pastoral desde sus propios ambientes.

"Si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los que trabajan" (Sal 127, 1).

Al copiar este artículo favor conservar o citar este link. Fuente: EL CAMINO HACIA DIOS

www.iterindeo.blogspot.com

Publicado por Wilson f.

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