viernes, 3 de agosto de 2012

CUIDADO CON QUIÉN NOS PONEMOS DE ACUERDO




El poder que genera un acuerdo, funciona para el bien, pero también para el mal.

"La gente que dice que no se puede hacer, no debería interrumpir a quienes lo están haciendo". Thomas Alva Edison.


Mateo 18:19 "Además les digo que si dos de ustedes en la tierra se ponen de acuerdo sobre cualquier cosa que pidan, les será concedida por mi Padre que está en el cielo".


El Señor hace una sorprendente declaración acerca de un principio espiritual muy potente, y este principio es el poder de un acuerdo. El poder que genera un acuerdo, funciona para el bien, pero también para el mal, este es el caso de los constructores de la Torre de Babel.


Génesis 11: 1-9 En ese entonces se hablaba un solo idioma en toda la tierra.


Al emigrar al oriente, la gente encontró una llanura en la región de Sinar, y allí se asentaron.


Un día se dijeron unos a otros: "Vamos a hacer ladrillos, y a cocerlos al fuego." Fue así como usaron ladrillos en vez de piedras, y asfalto en vez de mezcla.


Luego dijeron: "Construyamos una ciudad con una torre que llegue hasta el cielo. De ese modo nos haremos famosos y evitaremos ser dispersados por toda la tierra."


Pero el Señor bajó para observar la ciudad y la torre que los hombres estaban construyendo, Y se dijo: "Todos forman un solo pueblo y hablan un solo idioma; esto es sólo el comienzo de sus obras, y todo lo que se propongan lo podrán lograr.


Será mejor que bajemos a confundir su idioma, para que ya no se entiendan entre ellos mismos." De esta manera el Señor los dispersó desde allí por toda la tierra, y por lo tanto dejaron de construir la ciudad. Por eso a la ciudad se le llamó Babel, porque fue allí donde el Señor confundió el idioma de toda la gente de la tierra, y de donde los dispersó por todo el mundo.


El versículo 5 declara que Dios descendió para ver la construcción. Nos puede resultar extraño que Dios haya descendido para ver una torre que era el símbolo de una rebelión abierta en contra de él. El punto es este: Dios siempre desciende donde hay acuerdo, ya sea para bendecir o para castigar.


Dios dijo: "Todos están de acuerdo en un solo propósito, y nada les hará desistir", de modo que él descendió y confundió sus lenguas; y esta confusión sirvió como un elemento disuasivo para romper el acuerdo y de esta manera detener la construcción.


TENGAMOS SUMO CUIDADO CON NUESTRAS CONVERSACIONES.


A la inmensa mayoría de los seres humanos nos agrada mucho conversar. Apenas nos levantamos en la mañana, habrá alguien con quien conversar, y durante todo el día hasta la noche, estamos conversando con alguien, y más de alguna vez conversamos dormidos.


LAS CONVERSACIONES CREAN REALIDADES ESPIRITUALES, Y TAMBIÉN DECRETAN, Y ESTABLECEN COSAS.


2ª Corintios 13:1 Ésta será la tercera vez que los visito. "Que todo asunto se haga constar por el testimonio de dos o tres testigos."


Deuteronomio 17:6 Por el testimonio de dos o tres testigos se podrá condenar a muerte a una persona, pero nunca por el testimonio de uno solo.


LAS CONVERSACIONES PRODUCEN UN IMPACTO TREMENDO EN NUESTRO ESPÍRITU, PUES TIENEN EL PODER DE APRISIONARNOS O LIBERARNOS.


Proverbios 6:2 "Si verbalmente te has comprometido, enredándote con tus propias palabras.


A veces, pensamos equivocadamente que esas conversaciones que hacemos en secreto no afectarán nuestro entorno y nos apoyamos en una falsa seguridad de que después de haber hecho algún comentario en secreto con alguien, todo ha terminado allí, y que no habrá ninguna consecuencia posterior; pero no es así.


Lucas 12:3


Así que todo lo que ustedes han dicho en la oscuridad se dará a conocer a plena luz, y lo que han susurrado a puerta cerrada se proclamará desde las azoteas.


Eclesiastés 10:20


No maldigas al rey ni con el pensamiento, ni en privado maldigas al rico, pues las aves del cielo pueden correr la voz. Tienen alas y pueden divulgarlo.


LAS CONVERSACIONES CREAN LAZOS.


Salmos 91:3


Sólo él puede librarte de las trampas del cazador y de mortíferas plagas.


Proverbios 18:7


La boca del necio es su perdición; sus labios son para él una trampa mortal.


RESPETEMOS A LOS MÉDICOS, PERO PONGÁMONOS DE ACUERDO CON DIOS


Quiero usar un ejemplo cotidiano para corroborar el poder de un acuerdo: Si tú declaras el síntoma de la gripe diciendo: ¡Parece que me voy a resfriar! Y tu amigo te lo confirma diciendo: Te veo pálido y demacrado, ¿Cuál crees que será el resultado? ¡Gripe!.


Respetemos a los médicos, pero pongámonos de acuerdo con Dios; nunca olvidemos que Dios no es médico, Él es creador. Muchas veces el diagnóstico de un médico más parece una sentencia de muerte que otra cosa. Ahora bien, no neguemos la enfermedad, pero confesemos salud, pues ella es nuestro derecho legal. Debemos estar conscientes de la enfermedad, pero impresionados por nuestro gran Dios, y nunca estar conscientes de Dios e impresionados por la gran enfermedad.


NUNCA NOS CONVIRTAMOS EN BUSCADORES DE SIMPATÍA.


Cuando le hablamos a otros de nuestros problemas, generalmente es para obtener su simpatía. Es curioso, pero la mayoría de la gente se alimenta de la lástima y la simpatía de los demás, hay que vencer esa necedad y esa actitud mezquina. Entendamos bien, la lástima y la simpatía nunca podrán ayudarnos a que nos sanemos y que los dolores desaparezcan, ya que simpatía, es sólo otra persona sufriendo con uno, pero Cristo no es alguien que sufre contigo, sino alguien que sufrió por nosotros.


Seré bastante franco, lo que nosotros necesitamos no es un simpatizador sufriendo con nosotros, sino un sustituto que ya ha sufrido por nosotros. Quiero advertirte de un error importante: Muchas oraciones que se hacen por enfermos, consisten solamente en simpatía y lástima, eso nutrirá al peor enemigo que todos tenemos, que es nuestro yo herido.


LO QUE NOSOTROS NECESITAMOS NO ES UN SIMPATIZADOR SUFRIENDO CON NOSOTROS, SINO UN SUSTITUTO QUE YA HA SUFRIDO POR NOSOTROS.


Lucas 10:19


Sí, les he dado autoridad a ustedes para pisotear serpientes y escorpiones y vencer todo el poder del enemigo; nada les podrá hacer daño.


Finalmente, cuando alguien se acerque a nosotros para hablarnos mal de nuestro país, de nuestra ciudad, o de nuestra iglesia; al instante cancelemos esas palabras en nuestro espíritu, y determinemos bendecir y nada más que bendecir, cuando conversemos con otros. Proverbios 11:11 "La bendición de los justos enaltece a la ciudad, pero la boca de los malvados la destruye".


Por Lucas Marquez

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