martes, 17 de abril de 2012

EL ANACORETA Y LAS PASIONES


El Anacoreta y su joven seguidor habían asistido a la presentación de un libro sobre el
Eneagrama escrito por el hermano Marista Luís Serra. Mientras se dirigían a la parada del autobús el joven comentó.
- Las pasiones nos dominan y nos hacen sufrir.

Sonrió el Anacoreta y dijo:
- Sí. Por eso Buda cifró la felicidad en suprimir todos los deseos y las pasiones. Pero dudo, que un hombre sin deseos ni pasiones, siguiese siendo un hombre. Quizá no sufriría; pero, ¿sería feliz? ¿Se puede amar sin pasiones?

El joven seguidor repuso:
- Entonces el hombre está destinado a sufrir...

El Anacoreta puso una mano sobre el hombro del joven a la vez que afirmaba:
- El sufrimiento forma parte del ser humano, de ser un viviente. Pero, el sufrimiento no necesariamente está opuesto a la felicidad. El sufrimiento nos hace infelices cuando no tiene sentido. Cuando nos sentimos solos e impotentes frente a él. Para conseguir algo debemos esforzarnos y ese esfuerzo produce sufrimiento, que después se transforma en alegría, cuando tenemos éxito. Por las personas a las que amamos somos capaces de sacrificarnos, pero eso no nos hace infelices, sino que nos causa las mayores alegrías. Tampoco se trata de ser masoquistas, pero sí reconocer que el sufrimiento está ahí, y es simplemente un escalón más, que debemos subir para llegar a nuestra madurez.

Cuando el autobús se acercaba a la parada el Anacoreta concluyó:
- Las pasiones forman parte del hombre, pero hemos de transformarlas en positivas. La
ira la hemos de transformar en fuerza para luchar por la justicia y para que las cosas sean buenas. El miedo lo hemos de transformar en prudencia. La envidia en ganas de superación y hacer las cosas bien sin compararse. La pereza en sosiego y reflexión antes de hacer las cosas...Todas las pasiones tienen su lado positivo...

Y subieron al autobús.

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