-"La contemplación es la respuesta a una llamada: una llamada de Aquel que no tiene voz y, sin embargo, habla en todo lo que existe y, por encima de todo, habla en las profundidades de nuestro propio ser, ya que nosotros somos Sus palabras.
Pero somos palabras destinadas a responderle a Él, a contestarle a Él, a ser Su eco e incluso, de alguna manera, a contenerlo y significarlo. La contemplación es este eco. Es una profunda resonancia en el centro más íntimo de nuestro espíritu, donde nuestra vida pierde su voz autónoma y resuena con la majestad y la misericordia del Dios vivo y escondido. Él se responde a Sí mismo en nosotros, y esta respuesta es la vida divina, la creatividad divina que renueva
todas las cosas. Nosotros nos convertimos en ele eco y la respuesta de Dios. Es como si Dios, al crearnos, nos hubiera hecho una pregunta y, al despertarnos a la contemplación, respondiera a esa pregunta y, al despertarnos a la contemplación, respondiera a esa pregunta, de modo que el contemplativo es al mismo tiempo pregunta y respuesta. Y todo se resume en unja conciencia; no una proposición, sino una experiencia, a saber: "Yo Soy". (Nuevas semillas de contemplación, Thomas Merton)"
Y le regaló el libro...
Para ser contemplativos debemos dejar un espacio al silencio y debemos mirar las cosas con otros ojos. Nuestra sociedad no lo favorece, pero, aunque parezca contradictorio, la vida a veces
nos ayuda. Una amiga que se confiesa no creyente, me contaba que el otro día, al pasar por unos momentos muy difíciles, se dirigió a Dios. Y afirmaba haber sentido después una gran paz.... Pues eso es contemplación. Esos momentos, en que quizá sin buscarlo, Dios y nosotros, somos una misma cosa...
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