sábado, 23 de octubre de 2010

LA GRATITUD Y LA HUMILDAD


La humildad es esa virtud que te permite llegar muy alto en la vida sin vértigo y sin miedo. Es esa cualidad que, sabiéndote pequeño, muy pequeño, permite que te lances a empresas que nunca imaginaste.

Ejemplos me vienen a cientos, David con su honda, la Madre Teresa y su gran proyecto y vocación, Ben Carson y el saberse instrumento... Los humildes de verdad no son gente apocadita y tímida. Son los que se han vencido a sí mismos para dar a los demás lo mejor sabiendo que los protagonistas de su propia historia no son ellos, sino el Señor al que sirven entregados por completo.

Sin embargo, muchas veces no somos humildes, y yo no creo que sea tanto por la inclinación de nuestro carácter, por nuestra debilidad, por tal o cual cosa. Yo creo sinceramente que entran en juego muchos factores en nuestra vida que nos impiden gustar y amar la humildad. El más importante, sin embargo, es, a mi modo de ver, siempre el mismo. La falta de unión y de amor a lo trascendente, a Dios, que tiene el poder sobre todo, y que es el que está esperando propiciarte lo mejor en la vida. Esto es lo esencial, mantener el hilo directo, para no perder de vista tu naturaleza y cómo ese hilo te eleva y te potencia.

Luego en lo cotidiano, en nuestro quehacer, hay distintas maneras de recuperar esa conexión, si la pierdes. Una de ellas es la gratitud.

Si de entrada no te sale sinceramente ser agradecido, a lo que sea, pide la gracia. El deseo siempre viene antes que la gracia. Puedes primero pensar en personas que conozcas que viven la vida con la gratitud en los labios, siempre viendo qué hay de bueno en lo que les pasa, piensa luego en cómo sería tu vida si hicieras lo mismo, desea hacerlo, pídelo al que te lo puede dar, para que el deseo pase de la mente al corazón. Y tu vida sea, de corazón, agradecida.

Un corazón que agradece con autenticidad es necesariamente humilde, porque sabe que todo es gracia, que todo le es dado. Incluso cuando ponemos en juego todos nuestros talentos y potencial humano, la fuerza viene de arriba. Y además, este corazón, agradece ser humilde porque sabe que es la mejor protección contra todo lo malo que hay en el mundo.
Giorgina Trias

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