miércoles, 7 de abril de 2010

LA CONFESIÓN - RECONCILIACIÓN CON DIOS


Confesarme, ¡yo que pensaba que no tenía pecados! Sí tenía.

Recuerdo que en una reunión de grupo pregunté si había algún pecador. Sólo una hermana levantó la mano. Le dije: Hermana, ¿acaso un futbolista deja de ser futbolista cuando no está en la cancha?

En Semana Santa me confesé y comulgué. El sacerdote me preguntó:
-“¿Hace cuánto tiempo no se confiesa? ¿Hace más de un año?”
-No, padre- fue mi respuesta.

La verdad es que ya me había acostumbrado a mis pecados… En cierta forma los había domado, les había ordenado que no me molesten, que me dejen tranquilo, que para mí eso que estaba haciendo no era pecado.

Eso me hace recordar cuando me confesé ante un teólogo moral. Le dije que después de escuchar su charla, ya no sabía que era pecado y que no lo era. Muchas personas confiesan culpas que no son culpas. Pecado es lo que te molesta, te preocupa, no te deja tranquilo porque sabes que no actuaste bien. La Conciencia es la Voz de Dios.

La Iglesia nos pide confesarnos por lo menos una vez al año. La confesión no importa si se hace ante un sacerdote santo, pedófilo u homosexual – porque lo importante no es él sino su envestidura, o sea la orden que le da Dios para administrar los sacramentos. El sacerdote puede ser pecador – como tú o yo – pero su sacerdocio es santo. Yo no sé por qué criticamos tanto a los sacerdotes pecadores, si nosotros mismos ni siquiera nos atrevemos a confesar nuestros culpas.

Quiero que recuerdes que con el Bautismo, tú eres Sacerdote, Profeta y Rey, y a falta de un sacerdote tú puedes hacer las funciones de él… menos confesar y consagrar.

Sabias que tú puedes bendecir y bautizar – en caso de emergencia o peligro de muerte así seas ateo, del Islam, o Budista, usando agua común y corriente -, siempre en cuando respetes la formula: Yo te bautizo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. La persona queda bautizada. Si la persona sobrevive, es deber de la familia decirle al cura que la persona bautizada en esa circunstancia, recibió el agua, para que él complete el Bautismo.

Dios nos pide bendecir. Bendícete a ti mismo, tu cuerpo, tu mente. Bendice todo lo que te rodea. Bendice el agua que vas a beber, la comida que vas a injerir, a tu familia, tu casa, a tus vecinos y amigos y sobre todo a tus enemigos. Bendice al taxista… todo. Bendecir significa colocar a la persona bajo la protección de Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. Significa también invocar sobre ellos las gracias y bendiciones de Dios.

La Palabra de Dios nos dice:

Bendigan a los que los persiguen, no maldigan (Romanos 12, 14)

Habló Yahvé a Moisés y le dijo: Habla a Aarón y a sus seis hijos y diles: Así han de bendecir a los hijos de Israel. Les dirán: Yahvé te bendiga y te guarde; ilumine Yahvé su rostro sobre ti y te sea propicio; Yahvé te muestre su rostro y te conceda la paz. Que invoquen así mi Nombre sobre los hijos de Israel, y Yo los bendeciré (Números 6, 22 – 27)

EL PSIQUIATRA MAS BARATO ES EL CONFESOR.

EL SACERDOTE QUE ESTÁ MÁS CERCA DEL QUE LO NECESITA PUEDES SER TÚ O YO. ¡PON TU FE EN ACCIÓN!

¡CONFIÉSATE HERMANO! ¡ES GRATIS! ¡TU ALMA VA A PESAR MENOS
!
Semana Santa – Abril 2010
José Miguel Pajares Clausen

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