lunes, 29 de marzo de 2010

SOÑÓ CON SER RICO Y AYUDAR A LOS`POBRES... Y LO CONSIGUIÓ


Es uno de esos casos hermosos que por un lado hablan de cómo Dios puede hacer que nuestros sueños se lleguen a cumplir si ponemos nuestra confianza en Él y por otro nos hablan de agradecimiento cristiano, que no se puede quedar solamente en un sentimiento, por muy hermoso que sea, sino que se debe manifestar en buenas obras.

Se trata del que fue un joven modesto, que en su Gales natal vendía dulces en tiempos de la postguerra europea (1939-1945). Soñó con llegar a ser rico y, de familia católica, le prometió a Dios que si llegaba a serlo le daría la mitad de su fortuna a través de los pobres. El modo de plantearlo habla ya de un corazón generoso, que no se quedó en un posible diezmo, lo que sin duda ya sería mucho, sino que ofreció prescindir de la mitad de su fortuna. La tradición representa a San Martín de Tours dando la mitad de su capa a un pobre, como acto simbólico de su entrega a Dios, y es un ejemplo encomiable. Pues algo parecido a lo de la media capa le pasó a este joven, aunque en un principio solamente en su deseo y en su sueño. Seguro que muchos han pensado algo parecido y se han quedado al final en una limosna más o menos sustanciosa, pero este muchacho se propuso que no quedase en eso.

"Soñad y os quedaréis cortos" dijo un santo del siglo XX, y es lo que le pasó a este joven. Desconocido para todos, su nombre es hoy muy conocido en el mundo anglosajón: Albert Gubay, magnate multimillonario, el que fue un joven emprendedor que se convirtió en 1965 en fundador de una cadena de tiendas llamadas "Kwik Saver", de gran popularidad en el Reino Unido, de la cual se deshizo hace poco, vendiéndola a otra cadena todavía mayor. Pero entre esa venta y otros negocios, el hombre había ya amasado una fortuna de más de 490 millones de libras esterlinas (más de 500 millones de euros), fortuna nada despreciable.

Pues bien, la noticia interesante que leo en Telegraph.co.uk, es que a la edad de 82 años el millonario, que ahora vive en la Isla de Man, ha cumplido su promesa de modo sobreabundante regalando 480 de sus millones de libras esterlinas a instituciones caritativas, y se ha quedado con 10 millones para vivir su ancianidad, aunque piensa seguir dirigiendo las empresas que todavía tiene. Con esos millones que ha donado se ha creado una fundación que se calcula que producirá unos 20 millones de libras al año para dichos fines de caridad. Entre las cosas que ha estipulado el magnate, católico practicante, es que la mitad de ese dinero debe ir a instituciones caritativas de la Iglesia y el resto a diferentes instituciones de los mismos fines.

La primera vez que habló de dicha promesa fue en 1997, en un programa de la televisión irlandesa. En aquella ocasión contó su pacto con Dios: "Hazme millonario y quédate con la mitad del dinero". Si bien parece que lo que ha dado es más mucho más de la mitad de lo que tiene, él ha hecho sus cálculos pensando en que si Dios le da salud, su fortuna todavía puede crecer mucho más en unos años. Cálculos aparte, lo importante de esta historia, creo yo, es ver la generosidad de un joven al que el Señor le dio la oportunidad de cumplir sus deseos y hacer mucho bien.
Alberto Royo Mejía

1 comentario:

Wilson f. dijo...

Excelente nota, desde hace algún tiempo largo he decidido hacer lo mismo, pero no con mi riqueza que Dios me de, si no con el dinero adicional que el me proporcione la oportunidad de ganármelo.

Solo gano para alimentar a mi familia, veo necesidades en todas partes y realizo oración frecuente con el animo de que Dios me de la gracia de poder emprender obras de caridad para poder demostrarle al mundo que tenemos un deber de restablecer la paz y la justicia a base de amor en la tierra y eso solo se logra solo demostrándolo con gestos de buena voluntad y de caridad para con el hermano necesitado que a vez es el mismo Cristo.

Si alguien tiene la oportunidad de leer este anuncio unámonos en oración para que la gente de toda la faz de la tierra que Dios le concedió la oportunidad de gozar de abundantes bienes temporales como en la parábola de los talentos los multiplique en bien de toda la humanidad en la medida de sus posibilidades, y así será juzgado con benevolencia en el día de su juicio personal.

Reflexión : mientras pasemos por este mundo no devolviendo a Dios en la humanidad del prójimo con servicio amor y paz y comprensión y bienes materiales necesarios para que tengan una vida digna será inútil esperar la Parusía pronto.

Dios, Jesucristo, volverá, pero cuando la paz el amor y la justicia este restablecida en casi su 100% en la faz de la tierra, y nos toca a través de todas nuestras obras materiales y de pensamiento y de adoración y oración trabajar en conjunto para que se logre.

Muchas oraciones por mí y el mundo que tanto lo necesita

Dios se los agradecerá y como ultimo comentario espero poder contar la experiencia de este articulo pero en mayor medida no como gloria personal sino como alabanza y cumplimiento a lo manda el segundo mandamiento de la Ley de Dios .....

Amaras al Prójimo como a mi mismo ( o al mismo dios )