miércoles, 24 de marzo de 2010

¿QUÉ HAY TRAS LOS ESCÁNDALOS?


¿Es verdad lo que cuentan los medios de comunicación?

Con precisión de relojero, algunos medios de comunicación nos han ido "informando" - es decir bombardeando - los casos de conducta escandalosa protagonizados por miembros del estamento eclesiástico en Irlanda, Alemania, Austria, Holanda. Tras las denuncias del Informe Ryan sobre los abusos en Irlanda, la prensa ha ido destapando sistemáticamente, día tras día - como lanzando bombas que persiguen su objetivo - historias antiguas, muchas de ellas juzgadas y archivadas, hace veinte o treinta años.

Un material inflamable publicado ahora con el objetivo de poner bajo sospecha todo el clero católico. ¿Qué hay tras los escándalos? ¿Por qué precisamente ahora? La intención es clara: se trata de instalar en el imaginario colectivo la figura de una Iglesia que ya no es sólo un cuerpo "extraño" en la sociedad posmoderna, sino una especie de monstruo la propuesta moral y la disciplina interna de la cual vierten a sus miembros a la anormalidad y al abuso.

Según el sociólogo italiano Massimo Introvigne, el debate introducido actualmente sobre los sacerdotes que han cometido abusos es un ejemplo típico de "pánico moral", término que se acuñó hacia 1970 para explicar que algunos problemas son objeto de una "hiperconstrucción social". Los "pánicos morales" han sido definidos por los sociólogos como problemas socialmente construidos, y caracterizados por medio de una amplificación sistemática de los casos reales, tanto en la representación mediática como en la discusión política. Problemas sociales que existen desde hace decenios son reconstruidos como "nuevos" en las narrativas mediáticas y políticas, y son presentados como si nos encontráramos ante una presunta y dramática escalada. Los "pánicos morales" no hacen bien a nadie. Más aún, distorsionan la percepción de los problemas y comprometen la eficacia de las medidas que deben resolver. Ciertamente, no se inventan los problemas, pero se exageran las dimensiones estadísticas. Buscando analogías, y en otro orden de cosas, ¿qué podríamos decir sobre el periodo que nos han estado vendiendo la "Gripe-A"? ¿Alguien se acuerda? ¡Ha caído en el olvido! Los datos de los que se partía eran reales, pero la "hipercostrucción", al servicio de grandes intereses, era aún más real.

¿Es verdad lo que cuentan los medios de comunicación? Que los datos sobre la pedofilia son reales, no lo dudamos. El punto de partida es cierto: hay - y ha habido - clérigos pedófilos. Algunos casos han concluido con condenas definitivas y los mismos acusados nunca se proclamaron inocentes. Estos casos - en los Estados Unidos, Irlanda, Australia - explican las severas palabras del Papa y su petición de perdón a las víctimas. ¡Sólo que los casos hubieran sido dos, ya sería demasiado! Ellos solos ya serían una llaga purulenta en el cuerpo de la Iglesia. Pedir perdón, pero, aunque es algo noble y oportuno, sabemos que no es suficiente. Lo importante es que los casos no se repitan, y en este sentido, es indiferente saber si los casos han sido dos, doscientos o mil. Ahora bien, no es en absoluto irrelevante informar sobre si el número de casos es más o menos numeroso entre los sacerdotes y religiosos católicos de lo que sucede en otras categorías de personas. Y aquí los "media" callan. En Alemania, por ejemplo, de los 210.000 casos de abusos en el conjunto de la sociedad denunciados desde 1995, sólo 94 corresponden a eclesiásticos. Los medios de comunicación omiten poner estos números de la vergüenza eclesial en relación a la totalidad brutal de un problema que afecta a toda la sociedad. Omite explicar, por ejemplo, que en los Estados Unidos eran cinco veces más los casos imputados a pastores de comunidades protestantes, o que en el mismo período en que en este país fueron condenados cien sacerdotes católicos, fueron cinco mil los profesores de gimnasia y entrenadores deportivos que sufrieron idéntica condena. ¡Y aquí nadie ha exigido cuentas a dicha federación deportiva! Y, si queremos todavía un dato aún más aterrador, podemos tomar nota: el ámbito más habitual de los abusos sexuales a menores es precisamente el interior de la familia, en la que se pueden contabilizar dos tercios del total de los casos denunciados.

El caso de la iglesia americana es, con todo, muy impresionante: del 1950 al 2002, más de 4.000 sacerdotes americanos (sobre 109.000) fueron acusados de relaciones sexuales con menores. Atención, sin embargo, porque de éstos, sólo poco más de un centenar fueron condenados por tribunales civiles. El bajo número de condenas por parte del Estado deriva de varios factores. En algunos casos las verdaderas o presuntas víctimas denunciaron sacerdotes ya difuntos, o los delitos habían prescrito. Los casos de sacerdotes acusados que eran inocentes es también importante. Estos casos se multiplicaron los años noventa, cuando algunos bufetes de abogados vieron que podían arrancar transacciones millonarias hasta sobre la base de simples sospechas. En Irlanda, el Informe Ryan, sobre todo el estudio de lo que sucedió en el "John Jay College" ha puesto de manifiesto abusos graves en escuelas y orfanatos dirigidos por religiosos, hechos que raramente condujeron a condenas y que raramente pueden ser juzgados de pedofilia, y sí por el contrario de relaciones con adolescentes.

Si en la Iglesia católica ha habido efectivamente un problema, éste no está relacionado con el celibato - al que se quiere poner indebidamente en el punto de mira -, sino con una cierta tolerancia de la homosexualidad en algunos seminarios, durante los años setenta, problema que Benedicto XVI está corrigiendo con mano firme. La lectura de ciertos artículos en la prensa y lo que se dice en ciertos debates nos muestra que lobbies muy poderosos buscan descalificar preventivamente la voz de la Iglesia con la acusación más difamatoria y hoy, la más fácil de "construir" y lanzar opinión pública: la de favorecer o tolerar la pedofilia. Estamos ante una operación el objetivo de la cual no resiste un análisis cuidadoso de todos los datos sobre lo que pasa en nuestras sociedades. ¡Alguien ha decidido embarrar toda la Iglesia!
Autor: Mn. Manuel Valls i Serra
Fuente:
www.parroquiasarria.net/

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