miércoles, 24 de marzo de 2010

EL MENSAJE DE MEDJUGORJE


EL MENSAJE I: LA REINA DE LA PAZ
Me han quitado la escayola, y de verdad… ¡Qué bien se está! La rehabilitación es molesta, pero poco a poco, iré recuperando movilidad, aunque por ahora, siento una bonita paz…

Eso, paz, es lo que cuentan haber conocido a menudo los fieles y peregrinos que regresan de Medjugorje. Para conocer más de esa ansiada paz, resulta interesante introducirse en el mensaje de Medjugorje. Allá vamos:

En principio, hay que saber que el mensaje de Medjugorje es importante porque en él se encuentran las directrices para alcanzar esa paz de la que hablan los videntes. Una paz interior, origen de toda paz, que no se produce ni se alcanza por medios humanos porque viene solo de Dios, al cual se llega a través de una forma de vida basada en una serie de principios, revelados a la Humanidad hace ya dos mil años, y que cobran actualidad en la vida y el testimonio de estos muchachos.

El principio del mensaje de Medjugorje, transmitido por la Virgen María, es este: la conversión al Amor. A ese Amor-Dios del que habló en una carta un tal san Juan, evangelista que conoció en persona a Cristo, que es la personificación humana del Amor, hecho hombre a través precisamente de la Virgen María, y así se cierra el círculo de Medjugorje.

Dice la citada carta: Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es Amor. Y continua: En esto se manifestó entre nosotros el amor de Dios; en que Dios envió al mundo a su Hijo único [Jesucristo] para que vivamos por medio de él. Cuando uno se adentra en el mensaje de Medjugorje se da cuenta de que los videntes no paran de hablar de esto, por eso resulta interesante señalarlo y tomar la referencia.

Así pues, lo que hacen los supuestos videntes de Medjugorje es transmitir una serie de mensajes en el que el primero y más importante es la llamada a la conversión a Dios, es decir, al Amor, para lograr que todos los hombres, por medio de Dios-Amor, nos amemos sin remisión, siendo iniciadores y portadores de una paz interior que se transmita, desde nosotros, a todo el mundo, o al menos, hasta donde lleguemos. Al fin y al cabo, el mandato más importante de Cristo a sus discípulos tenía mucho que ver con esto: Amaos unos a otros como yo os he amado, es decir, acoger el Amor total, convertíos al Amor total.

La virgen María habla, según multitud de los mensajes transmitidos por los videntes, de esta necesidad de conversión, entendida como vuelta del hombre hacia Dios, que es Amor.

Un ejemplo de ellos es el siguiente:
Gracias por vuestra respuesta a mi llamada. Queridos hijos, empezad a convertiros en esta parroquia. De esa manera, todos los que vengan aquí serán capaces de convertirse. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!”. (Mensaje dado a la parroquia a través de Marija el 8 de marzo de 1984).

Esta, la conversión, es la principal llamada que haría la Virgen María en sus apariciones de Medjugorje, y es ese, la conversión, el más llamativo y asombroso de los hechos que se desprenden de los viajes que tanta gente hace a Medjugorje: las conversiones. La decisión de cambiar de vida para mejor, a pesar de que signifique renunciar a cosas que hasta ese viaje, habían resultado interesantes, pero que no habían logrado satisfacer ni la inmensa capacidad ni la inmensa necesidad de amor que tienen los hombres.

Eso es Medjugorje: una fortísima llamada a la conversión, no tanto de los no católicos a la Iglesia, sino de los propios católicos, los cristianos bautizados que en alguna esquina de nuestra vida nos hemos dejadas olvidadas una serie de cosas muy importantes para vivir en cristiano en medio del mundo que nos ha tocado, o mejor dicho, en el tiempo que nos ha dado Dios.

Por ahora, son muchos los testimonios que hablan de conversión, y ninguno - hasta donde yo sé - que hablen de desconversión. A la Iglesia, a nuestra Santa Madre y Sabia Iglesia, entran muchos fieles por esa puerta llamada Medjugorje. Entran además pasando por el confesionario y con un impulso y un testimonio que destroza los prejuicios del mundo por donde van, que sorprende a sus amigos y conocidos y que descoloca al más pintao. Gloria a Dios.
www.virgendemedjugorje.org
Jesús García

EL MENSAJE DE MEDJUGORJE II: “LA PAZ, A TRAVÉS DE LA ORACIÓN
La segunda parte del mensaje que los videntes transmiten desde Medjugorje es la paz, que en realidad es un fruto de la conversión. Sin embargo, cuántos somos los seres humanos que buscamos la paz sin saber que tenemos necesidad de conversión-vuelta a Dios para obtenerla, y la buscamos en los lugares no solo más equivocados, sino también en los más alejados precisamente de Dios.

Por eso, cuando uno se asoma a los mensajes de la Virgen María en Medjugorje, se da cuenta de que lo que ella hace es una especie de catequesis para la obtención de la paz. Pero no paz como esa especie de ente o pensamiento intangible que se obtiene a través de buenas obras, de manifestaciones multitudinarias, de conciertos de rock o de lemas y discursos. No. Todo eso, siendo bueno, no proporciona la paz de la que habla la Gospa y que cambia a tantos peregrinos. La Virgen María habla en Medjugorje de la paz interior, que es inicio de toda paz, que se obtiene de Dios por medio de la oración y que necesita del perdón para asentarse en nuestro interior.

Los mensajes de la Virgen María sobre la paz serían, tal vez, los más numerosos, empezando por la advocación elegida por ella misma en Medjugorje, Reina de la Paz:
Son muchos los que han preguntado mi nombre: Yo soy la Reina de la Paz. (6 de agosto de 1981).

Así pues, tenemos conversión, paz y oración. Otro mensaje importante sería la fe, ya que sin ésta, sería casi imposible afrontar los anteriores.

Cuando el peregrino se asoma al fenómeno Medjugorje y se interesa por él, y ve este mensaje tan bonito de amor y de paz y de perdón, es frecuente que le entren ganas de hacerlo vida en él, pero no es que no parezca sencillo. Es que no lo es, y no importa en esto el ir a misa a menudo o no haber pisado una iglesia desde antes de que llegara la televisión en color y que el último cura al que saludaron fue al de la Primera Comunión. La paz interior no se aprende, no se compra, no se hereda y no se enseña: solo se recibe, a través de la oración.

Por eso, según explican los protagonistas de esta historia, se da el hecho de la presencia estable y continua de María: para enseñarnos a orar. Esto mismo lo explicaría un mensaje:
Queridos hijos, hoy os ruego que recéis el rosario con fe viva. Sólo de esta manera puedo ayudaros. ¡Orad! ¡Yo no puedo ayudaros porque ¡no queréis moveros! Queridos hijos, yo os llamo a rezar el rosario. El rosario debería ser vuestro compromiso, rezado con alegría. Así vais a comprender por qué os visito durante tanto tiempo. ¡Quiero enseñaros a orar! ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!” (12 de junio de 1986, a través de Mirjana).

Dicho de otra manera, para llegar a ese conocimiento de Dios, y por tanto, amar, no basta con querer hacerlo, sino que es necesaria una practicidad, una serie de herramientas que la Virgen María ha puesto en manos de los hombres a través de los videntes de Medjugorje. No son nada nuevo, todo estaba ya inventado. Sin embargo, es cierto que son elementos, ejercicios espirituales y Sacramentos, que muchos de nosotros, tal vez demasiados, nos hemos ido dejando olvidados o perdidos en alguna esquina de la vida.

Se trata de cinco elementos que resumen la práctica totalidad de sus mensajes, y que quien fuera párroco de Medjugorje en 1981, fray Jozo Zovko, definió en una de sus meditaciones como las Cinco Piedras de Medjugorje: Oración, Eucaristía, Biblia, Ayuno y Confesión. Estas, en los siguientes posts.
Jesús García

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