viernes, 8 de mayo de 2009

LA MANO DEL MAESTRO


Estaba golpeado y marcado y el rematador en una subasta y pensó que por su escaso valor, no tenía sentido perder demasiado tiempo con el viejo violín, pero lo levantó con una sonrisa.

-“¿Cuánto dan señores? - gritó - ¿quién empezará a apostar por mí?
-Un dólar, un dólar - alguien replicó - después dos dólares
-“¿Sólo dos? Dos dólares y ¿quién da tres?"
-"Tres dólares"
-"Tres a la una; tres dólares a las dos; y van tres…”

Pero NO. Desde el fondo de la sala un hombre canoso se adelantó y recogió el arco; luego, después de quitar el polvo del violín y estirado las cuerdas flojas, las afinó y tocó una melodía pura y dulce como un coro de ángeles.

Cesó la música y el rematador, con una voz silenciosa y baja dijo:
-“¿Cuánto me dan por el viejo violín?” - y lo levantó en alto con el arco.
-“Mil dólares"
-"Y… ¿quién da dos? ¡Dos mil! ¿Y quién da tres?"
-"Tres mil"
-"Tres mil a la una, tres mil a las dos; y se va y se fue - dijo.

La gente aplaudía, pero algunos decían:
-No entendemos bien, ¿qué cambió su valor?”
La respuesta no se hizo esperar:
-“¡La Mano del Maestro!”

¡Que una melodía celestial brote hoy de tu vida, si te dejas usar en las manos del Maestro por excelencia!

Efesios 2:10. Somos hechura Suya creados en Cristo Jesús para buenas obras las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.

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