PAULA AGUILÓ RETORNÓ A LA FE HACE UN TIEMPO Y SE SIENTE IMPULSADA A AYUDAR EN UCRANIA
Paula Aguiló Serrano, con su chaleco y su rosario,
se acerca al frente ucraniano a llevar ayuda y recoger cadáveres
En este mundo hay gente valiente
y hay gente que está un poco loca. Una mezcla de ambas cosas es lo que
caracteriza a la personalidad de Paula Aguiló
Serrano, una joven graduada en Derecho y Relaciones
Internacionales que, ni corta ni perezosa, lleva más de un año acudiendo a Ucrania para ayudar a los católicos y ciudadanos del país. Afirma
con humor que considera estos viajes como las prácticas de su carrera.
Desde entonces esta
madrileña ha emprendido cuatro viajes a Ucrania, de mes y
medio de duración aproximada cada uno. Charlamos
con ella para conocer sus aventuras y saber qué es lo que mueve su corazón para
hacer algo así.
- HE
CONOCIDO PERSONAS QUE HAN REALIZADO VIAJES A LA FRONTERA CON POLONIA PARA
ACOGER A LOS REFUGIADOS Y LLEVAR AYUDA HUMANITARIA. LO QUE NO HABÍA VISTO ES
QUE ALGUIEN CRUZARA LA FRONTERA POR SU CUENTA Y RIESGO, SIN LA AYUDA DE NINGUNA
ONG NI NADA PARECIDO. ¿CÓMO SE TE OCURRE UNA IDEA ASÍ?
- Cuando comenzó la guerra
de Ucrania empecé a hacer unas veladas de oración con
un grupo de amigos, durante
las noches del jueves al viernes. Poco tiempo después nos planteamos hacer un
viaje para llevar ayuda directamente a unos sacerdotes
que lo necesitaban y estaban en Kiev, y así fue como
tres de nosotros emprendimos la primera aventura.
- SÍ, ¿PERO EN QUÉ MOMENTO DECIDES DAR EL PASO DE CRUZAR LA
FRONTERA PARA AYUDAR DIRECTAMENTE?
- Soy católica y el hecho
de pensar que había miles de hermanos míos que estaban
sufriendo me interpeló muy directamente para acudir en su
ayuda. Aquella experiencia me enganchó tanto que, desde entonces, he realizado cuatro viajes y estoy organizando una nueva expedición para
noviembre. En los viajes he podido ver directamente lo importante que es la
ayuda, no solo la material sino, sobre todo, el acompañamiento a los sacerdotes
y monjas que atienden orfanatos y residencias de ancianos.
-
¿CÓMO LES AYUDAS EXACTAMENTE?
- Lo primero que me pidieron fueron formas y vino para misa, lo
que me reafirmó en la necesidad de hacer el viaje. Ahora bien, el grueso del
equipaje lo componen medicinas y
generadores eléctricos (algo
indispensable en una zona de guerra) y ambulancias (si tengo la suerte de
alguna institución que done). Con los donativos que recojo de familiares y
amigos también compro alimentos y ropa de abrigo en la
propia Ucrania. Evidentemente, allí son más baratos y sería
imposible llevarlos desde aquí.
»En mi segundo viaje entré en contacto con cuatro ucranianos
que se dedicaban a buscar los cadáveres de familiares desaparecidos en el frente. Son los únicos que están
realizando esta labor. Es una tarea dura, pero es un gran consuelo para los
familiares poder enterrar a sus seres queridos. También recogemos
los cadáveres rusos que han
quedado en la línea ucraniana del frente y los entregamos al ejército ruso.
Paula Aguiló y sus camaradas
llevan una Virgen en su furgoneta por la Ucrania en guerra.
-¿NUNCA
HAS TENIDO SITUACIONES DE PELIGRO?
-En la zona en la que nos
movemos no hay un sólo día que estemos fuera de peligro.
Siempre existe el riesgo de los bombardeos, minas, drones, y, más cerca del
frente, la propia artillería.
»En una ocasión nos vimos en medio de un
enfrentamiento con tiroteos y artillería pesada.
Veníamos de evaluar las necesidades de una población que se encontraba en la
línea del frente en ese momento, y para volver sólo había una ruta en
condiciones, el problema fue que todavía no se había actualizado el mapa que
nos informaba de cómo había avanzado el frente ese día. Nos pasaron dos cazas rusos por encima, pero
gracias a Dios salimos ilesos.
- ¿CÓMO
LLEVA TU FAMILIA TUS VIAJES? ¿TE ENTIENDEN Y TE APOYAN?
- Aquí habría que explicar
varias cosas. Soy la mayor de diez hermanos y
mis padres nos han transmitido con gran cariño la fe católica. Yo,
sin embargo, a partir de los 11 o 12 años empecé a tener una crisis de fe y
sentido que arrastré hasta los 23. Mis padres y mis hermanos sufrían por mi
alejamiento de Dios, pero me respetaban. Un día organizaron entre varios
amigos una charla en mi casa e invitaron a un sacerdote. Mi madre
me sugirió la idea de confesarme, algo que yo no hacía desde los 15 años,
y que ella nunca me había pedido directamente. Me sorprendió la propuesta, pero
accedí, y ahí empezó todo.
»Teniendo presente este contexto entenderás que en mi familia están
contentos con mi vuelta a la fe y están orgullosos de la labor que realizo,
aunque evidentemente preferirían que estuviera en casa tranquilita y sin
moverme. Gracias a Dios lo viven con fe y sabiendo que es lo que tengo que
hacer.
-¿QUÉ
SUPUSO TU VUELTA A DIOS?
- Una alegría enorme y un cambio radical en
todo. Desde hace tres años vivo mi fe con gran intensidad e intento que Cristo
y la Virgen sean el centro de mi día. Después de cada viaje a Ucrania suelo
estar varias semanas de retiro en monasterios. Me ayuda a centrarme en lo
importante, y el silencio y la soledad me intensifican mi relación con Dios.
»En Ucrania he podido ver muy de cerca la acción de la gracia y el cariño
materno de la Virgen María. Por
ejemplo, en una ocasión hice más de 300 kilómetros
en la reserva del coche. No es nada fácil encontrar gasolineras en Ucrania, sobre todo cerca del frente,
pero decidimos lanzarnos a un desplazamiento imprevisto para ir por medicinas y
víveres para un orfanato. Puedo asegurarte que mi vehículo no tenía fallos en
el sensor, pero la Virgen quiso que pudiéramos llegar a nuestro destino sin que
se consumiera en combustible.
-
VEMOS EN LAS FOTOS DE TU INSTAGRAM (@MISIONUCRANIAESP) QUE LA VIRGEN ESTÁ MUY PRESENTE
EN TUS VIAJES.
- [Risas]. Sí,
cuando acudo al frente voy con mi
chaleco antibalas y el rosario colgando por fuera. También llevamos una pequeña escultura de Nuestra Madre en
el asiento del copiloto o sobre el pecho (abrochada con el cinturón de
seguridad).
»Hay gente que no tiene fe, pero a raíz de ver estas cosas acaba
preguntando, se acuerda de su infancia, etc. Además, para ellos también es una
muestra de por qué hago esto, y sé que después
algunos han vuelto a rezar.
-
MUCHAS GRACIAS POR LA ENTREVISTA, PAULA, SÉ QUE NO TE GUSTA MUCHO SALIR A LA
LUZ PÚBLICA. ¿HAY ALGUNA FORMA EN QUE PUEDAN AYUDARTE NUESTROS LECTORES?
- ¡Por
supuesto! En primer lugar, pueden rezar por
los frutos de la misión y que todo sea para mayor Gloria de Dios. Si quieren,
también pueden colaborar materialmente con donativos a mi cuenta bancaria ES53 0182 6138 1402 0162 2751 (Paula
Aguiló) o por bizum 683 545 821.
Paula Aguiló Serrano es feligresa de la
Parroquia Beata María Ana Mogas, de Madrid (Calle Bella Altisidora, 6).
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