Murió a la edad de 84 años en Beocia, lleno de Espíritu Santo.
Por: Pbro. Francisco Suárez González | Fuente:
Semanario Alégrate
Breves notas en las Cartas de San Pablo son las únicas noticias que la Sagrada
Escritura nos presenta sobre San Lucas, el solícito investigador de la buena
noticia y autor del tercer Evangelio y de los Hechos de los Apóstoles. El
primero nos relata la historia de Jesús, el segundo la historia de los orígenes
de la Iglesia. Su intención es iluminar la experiencia que los primeros
cristianos de origen pagano encontraban en la primera comunidad cristiana,
explicándola a la luz de su origen histórico. Mostrando la continuidad de la
acción del mismo Espíritu Santo que había obrado en la Iglesia de los
Apóstoles, en la Vida y Obra de Jesús y en su preparación previa en la historia
pasada de Israel.
Por sus apuntes de viaje, es
decir, por las páginas de los Hechos en los que San Lucas habla en primera
persona, podemos reconstruir parte de su actividad misionera. Fue compañero y
discípulo de los apóstoles. El historiador Eusebio subraya: “... tuvo relaciones con todos los apóstoles, y fue muy
solícito”. De esta sensibilidad y disponibilidad suyas hacia el prójimo
nos da testimonio el mismo San Pablo, unido a él por grande amistad. En la
carta a los Colosenses leemos: “Os saluda Lucas,
médico amado...”.
La profesión médica nos hace
suponer que él se dedicó mucho tiempo al estudio. Su formación cultural se nota
también por el estilo de sus libros: su Evangelio está escrito en un griego
sencillo, limpio y bello, rico en términos que los otros tres evangelistas no
tienen. Hay que hacer otra consideración sobre su Evangelio, además del hecho
estilístico e historiográfico: Lucas es el
evangelista que mejor que los otros nos pintó la humana fisonomía del Redentor,
su mansedumbre, sus atenciones para con los pobres y los marginados, las
mujeres y lo pecadores arrepentidos. Es el biógrafo de la Virgen y de la
infancia de Jesús. Es el evangelista de la Navidad. También los Hechos de los
Apóstoles y el tercer Evangelio nos hacen ver el temperamento de San Lucas,
hombre conciliador, discreto, dueño de sí mismo; suaviza o calla expresiones
que hubieran podido herir a alguien, con tal que esto no vaya en contra de la
verdad histórica.
Al revelarnos los íntimos
secretos de la Anunciación, de la Visitación, de la Navidad, él nos hace
entender que conoció personalmente a la Virgen María. En efecto, Lucas nos
advierte que hizo muchas investigaciones y buscó informaciones respecto de la
vida de Jesús con los que fueron testigos oculares. Un escrito del siglo II, el
Prólogo antimarcionista del Evangelio de Lucas, sintetiza el perfil biográfico
del modo siguiente: “Lucas, un sirio de Antioquía,
de profesión médico, discípulo de los apóstoles, más tarde siguió a San Pablo
hasta su martirio. Sirvió incondicionalmente al Señor, no se casó ni tuvo
hijos. Murió a la edad de 84 años en Beocia, lleno de Espíritu Santo”.
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