Desgraciadamente, la bella Palestina (la de la foto), aquella tierra de los palestinos originales, ya no existe. Sea dicho de paso, aquella Huesca idílica, rural, de mis abuelos, tampoco.
Llevo
años dándole vueltas al tema de Palestina, y siempre pensando que se trataba de
un problema insoluble. Pero ayer, por primera vez, se me ocurrió un enfoque
totalmente distinto. Sé que es
irrealizable, hoy por hoy, pero se trata de una opción que debería estar en la
mente de los estadistas de las grandes naciones.
El giro
radical consiste en olvidarse de la tierra, de los límites, de
las fronteras, de los planes previos, de los derechos, y comenzar a pensar ya solo
en los palestinos. El Estado Palestino (es decir, la Cisjordania)
seguiría como hasta ahora, siendo la patria de ese pueblo.
Pero la
población que malvive en la Franja de Gaza debe entender (y nosotros debemos
entender) que vivirá mejor en cualquier lugar del mundo. El
cualquier sitio tendrán futuro. En la Franja no hay futuro, no hay futuro desde
el 2007 en que tomó por la fuerza del poder desplazando a Al Fatah. Hamas, con
medias palabras, ha dejado claro desde 1988 que pretende la recuperación
universal por la fuerza de todas las tierras que un día pertenecieron al Islam.
Así que
ha llegado el momento de que se vaya haciendo a la idea la comunidad
internacional de que esa población de Gaza (que ocupa un yermo de 40 kms de
largo) tiene
que comenzar a vivir humanamente ya. Que
no se puede seguir sacrificando la existencia de tres millones de seres
humanos en pos de unos propósitos inalcanzables. No entro aquí en los
derechos o en la ausencia de derechos, si vamos por ese camino, seguiremos
perpetuando el mal. El ser humano es lo central. Si seguimos
poniendo, en el centro de todo, la cuestión de quién posee un trozo de tierra
desértica estaremos prolongando el sufrimiento. Nos guste o no, sea justa o no,
desde hace tres generaciones, se ha establecido una situación de hecho.
Cualquier solución debe dejar de lado las ilusiones para partir de la
realidad.
Sé que la
opción de la reubicación, ahora mismo, es irrealizable por inadmisible; pero
hay que empezar a hablar del tema. Evidentemente, los países árabes no quieren
en sus territorios una población en la que el adoctrinamiento terrorista ha
calado muy hondo. Desde hace tres generaciones, los palestinos cuando han
emigrado NO han ido a los países islámicos.
Ningún
país quiere tres millones de palestinos en sus fronteras. La única solución posible
es repartir esa población entre África, Latinoamérica y Asia. Todos juntos
constituyen un desafío para cualquier Estado, pero repartidos pueden ser
comunidades prósperas y bien aceptadas.
...............................
Y acabo
con una añadidura. En el censo de 1922, de los 757 000 palestinos, 73 000 eran
cristianos, la mitad católicos. Es decir, eran el 10%.
Ahora en
Gaza, los cristianos son el 0,8%. ¿Qué significa esto? Pues
que los cristianos, hace ya decenios, llegaron a la misma conclusión a la que
yo ahora he llegado.
La
comunidad internacional, el grupo terrorista y parte de la población gazatí se
pueden seguir empeñando en la inmolación total por una tierra completamente
desértica, podemos estar otras dos generaciones luchando desde esas ruinas de
ciudad. Pero un padre querría lo mejor para sus hijos. Y toda lucha lícita
(que, en este caso, debería ser pacífica) tiene un límite, más allá del cual se
cae en lo irrazonable. El Estado Palestino es la Cisjordania y les deseo todos
los bienes para su futuro.
P. FORTEA
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