«QUE ESTÁS EN EL CIELO... ¡QUÉ PALABRAS TAN ESPECIALES!», DIJO EL PRIMER ASTRONAUTA
Yuri Gagarin, primer hombre en el espacio, no era
un ateo soviético, sino un cristiano
El 12 de abril de 1961 la agencia
oficial soviética Tass anunciaba al mundo -una hora después del despegue de la
cápsula Vostok 1 desde el cosmódromo de Baikonur (en el actual Kazajistán)-
que la URSS era el primer país que lograba colocar
un ser humano en el espacio: Yuri
Gagarin.
Era fotogénico,
simpático, campechano y la mejor imagen que la URSS podía dar al mundo. Y es que él era realmente así.
En ese momento empezó a circular un
bulo, que aún hoy uno encuentra replicado y citado en webs ateas o
anticlericales en general, impertérritas a la evidencia. Se supone que Yuri
Gagarin habría dicho, con tono irónico, “Estoy en el cielo y
no he visto a Dios por ningún
sitio”, o algo similar.
"No veo a Dios", con templos a sus
pies... cartel de propaganda atea soviética... pero él nunca lo dijo
Lo cierto es Gagarin nunca dijo tal cosa.
Él había sido bautizado ortodoxo, su madre era muy religiosa, él era muy respetuoso con la fe en una época en que eso no se valoraba y de hecho parece que bautizó a su hija
Yelena poco antes de subirse a su nave.
La fe de un hombre se comprueba en sus últimos momentos, su cercanía a la
muerte. En el caso de Gagarin es difícil comprobarlo: murió el 27 de
marzo de 1968, cuando el ´Mig15´ a reacción que pilotaba, se estrelló al noroeste de la capital, hundiéndose seis
metros en la tierra. Quizá tuvo un último momento para encomendarse al Señor de
los Cielos que él apenas había empezado a vislumbrar.
LA FE CRISTIANA DE YURI
GAGARIN
Wikipedia en inglés da más datos
sobre la fe de Gagarin. “Algunas fuentes han dicho
que Gagarin comentó durante el vuelo: No
veo a ningún Dios aquí arriba". Sin embargo, esas palabras no aparecen en el registro verbatim de sus conversaciones con la base en tierra. En una entrevista en 2006 un amigo de Gagarin, el coronel
Valentín Petrov aseguró que el cosmonauta nunca dijo esas palabras y que la cita se originó en un discurso del Secretario General del Partido
Comunista, Nikita Jruschev, que
fue él quien en un discurso antirreligioso en un pleno del Comité Central de la
Unión Soviética dijo: "Gagarin voló al espacio, pero no vio ningún Dios allí".
Wikipedia cita a Petrov quien asegura que Gagarin fue bautizado de niño.
Cita también un artículo de la
revista ortodoxa rusa Foma que
en 2011 asegura que según el rector de la parroquia
ortodoxa de Zvyozdny Gorodok “Gagarin bautizó a su hija mayor, Yelena, poco antes de su vuelo espacial, y su familia celebraba
Navidad, Pascua y tenía iconos en casa".
Así, el super-hombre soviético, el icono de la ciencia todopoderosa, era un
hijo de la Iglesia, miembro de una familia
cristiana, y nada cínico con Dios.
ReligiónEnLibertad ha traducido de Pravoslavie58region.ru más
detalles sobre las declaraciones del coronel
Valentín Petrov, amigo íntimo de Gagarin, doctor en filosofía y hoy profesor en la Academia
Militar del Aire que lleva el nombre del cosmonauta.
Petrov habló de la fe de Gagarin
en una entrevista en el portal Interfax-Religion y también en otros encuentros, como en la
Academia Espiritual de Moscú [ortodoxa] en octubre de 2012, de donde tomamos
las fotos.
“Yuri Gagarin fue bautizado ortodoxo y, por lo
que yo sé, era creyente. Para
mí, quedará inolvidable nuestro viaje común al monasterio de San Sergio en
1964, justo cuando Gagarin cumplió 30 años. Él, muy abierto, me preguntó
directamente si había estado en aquel monasterio. Al recibir la respuesta
afirmativa, me propuso ir otra vez, y así lo hicimos aquella misma tarde,
cambiándonos de uniforme a ropa civil. Desde luego, era una tontería, porque
a Gagarin, vistiera lo que vistiera, le reconocían todos. Cuando
llegamos al monasterio, una muchedumbre nos rodeó pidiéndole autógrafos. Ni
siquiera había terminado la liturgia, pero todos, al saber que Gagarin estaba
allí, se apresuraron a rodearlo. Es que su popularidad era enorme, y Yuri no
sabía decirle no a nadie”, recuerda el coronel Petrov.
“En el monasterio nos propusieron visitar el TsAK.
Con asombro, contestamos: “Ya hemos estado muchas veces en el TsAGI” (nos
referíamos a nuestro Instituto Central de Aerohidrodinámica”. Pero
resultó que se referían al Gabinete
eclesiástico-arqueológico de la Academia espiritual de Moscú ubicado en el monasterio de San Sergio”.
[Aquí, web y fotos de esta institución que Petrov volvió a visitar en
2012: http://www.mpda.ru/cak/news/text/1196067.html ]
“Desde luego que quisimos visitarlo, y allí pasó
una cosa extraordinaria. Cuando nos acercamos a una maqueta del templo de San
Salvador [volado
por los bolcheviques en 1931], Yuri miró por dentro de la maqueta y me
dijo: “Valentín, mira qué belleza ha sido destruida…” Y estuvo
largo rato mirándolo. Cuando volvíamos en coche del monasterio a Moscú, la impresión
de lo visto era muy fuerte, y estábamos como hipnotizados e ensimismados”.
“Y de repente Yuri dijo: ‘Valentín, piensa bien,
qué palabras tan especiales: “…que
estás en el Cielo” (dicho en eslavo eclesiástico, como
se reza). Yo puse ojos como platos: “Yuri, ¿es que conoces las oraciones?”
Y él contestaba: “¿Te creías que sólo tú las conoces? Bueno, sí que sabes callar…”
“Es que era el año 1964, y Jruchev se jactaba de que pronto 'nos
mostraría por la tele al último pope'", detalla el hoy coronel Petrov.
"Aquella excursión no me salió gratis: me
culparon de “arrastrar hacia la religión“ a Gagarin. Pero me salvó
el mismo Gagarin, al comentar: “¿Como va un capitán a arrastrar a la religión a
un coronel? No me arrastró él sino que fuimos juntos en mi coche”. Como
resultado, recibí una amonestación por parte del Partido Comunista por “introducir a
Gagarin en la religión ortodoxa”… de lo que
ahora estoy muy orgulloso.
“Y pasadas dos semanas de nuestro viaje al
monasterio, [en ese mismo año de 1964] Yuri Gagarin pronunciaba una ponencia en
una reunión del pleno del Comité Central sobre la educación de la juventud.
Allí Gagarin propuso restaurar el templo de San Salvador como un monumento de
la gloria militar, como un gran monumento de la ortodoxia. Al mismo tiempo
propuso restaurar el arco de triunfo dedicado a la victoria contra Napoleón. El
motivo de Gagarin era claro: era imposible aumentar el patriotismo sin
conocer sus raíces. Como el templo de San Salvador era un monumento
a la gloria militar, las personas que iban a defender su patria deberían
saberlo.”
“Nadie en el pleno esperaba tales palabras del
primer astronauta. La reacción fue tremenda, una ovación fuerte. El
presidium, desde luego, quedó asustado, pero no podían hacer nada contra
Gagarin”.
(Publicado
originariamente en ReL en mayo de 2014)
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