jueves, 16 de marzo de 2023

GARABANDAL

 LA PALABRA SE HIZO CARNE

El camino hacía cuaresma con su austeridad y aspecto penitencial toma un descanso en la Solemnidad de la Anunciación cuando de nuevo nuestros altares se visten de blanco e irradia una gran alegría porque la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros.

La Iglesia festeja la Anunciación del Señor el 25 de marzo. Es una fiesta que hace referencia a la noticia que dio el Ángel a la Santísima Virgen María sobre la Encarnación del Hijo de Dios. Esta conversación entre el Ángel y María tuvo lugar en una pobre casa de Nazaret. La Virgen fue escogida por Dios para ser la Madre de su único hijo y su sí a este anuncio cambió la historia de la humanidad.

Podemos acoger las palabras del Ángel a María “alégrate” como dirigidas también a nosotros. Alegraos porque Dios viene a habitar en medio de vosotros, viene como Salvador, viene como Redentor. Tan grande es el amor de Dios por el mundo que quiso que fuera salvado por medio de su Hijo.

“Al sexto mes fue enviado por Dios el Ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la Virgen era María (…). No temas María, porque has hallado gracia delante de Dios; concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, a quién pondrás por nombre Jesús. Será grande y será llamado Hijo del Altísimo; el Señor le dará el trono de David, su padre, reinará eternamente sobre la casa de Jacob y su Reino no tendrá fin.” (Lc 1, 30-33)

María no pone en duda las palabras del ángel, pero sí desea saber cómo se realizará pues ella ya se había consagrado a Dios en virginidad. Se lo pregunta al ángel y él respondió: "El Espíritu Santo descenderá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso, el que nacerá Santo será llamado Hijo de Dios (…) porque para Dios nada hay imposible." (Lc 1, 35, 37).

El ángel le había dicho que no temiera y Ella, la humilde esclava del Señor, una vez sabido como sería se entrega por completo al cumplimiento de la voluntad Divina“He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”.  (Lc 1, 38).

Ella es modelo para nuestra vida cristiana en esta disposición de cumplir enseguida la voluntad de Dios.

Con la anunciación, que es un hecho real, llega la plenitud de los tiempos. Comenzó en aquel momento la misión de Cristo en la tierra. Nuestra salvación depende totalmente de la venida de Jesús, no hay otro nombre por el que seremos salvados.

Debemos imitar esta fe y confianza de María que no pone pegas al Señor, sino que se da por entero a lo que Dios quiere, cuando quiere y como quiere.

Dios os bendiga

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